Tal vez

Siempre existe la posibilidad que el régimen logre reprimir y aplacar a la juventud que día a día sale a la calle a reclamar. Es posible que la gente se canse de tragar humo y de ser presentada en tribunales con cargos de los más alocados y siempre injustos o que no quiera correr el riesgo de ser asesinados por patriotas excedidos de celos revolucionarios. Lo cierto es que el gobierno aún no ha utilizado todas sus armas, las legales y las ilegales, entre ellas declarar la suspensión de las garantías constitucionales, terminar de secuestrar la libertad de prensa –la poca que queda-, congelar la internet, apelar a mas violencia y terror, etc. Y hasta es posible que alguien esté pensando en los métodos delos hermanitosGadafi,Saddam, o Assad, tantas veces presentados como ejemplos de firmeza en la lucha revolucionaria. Tal vez, pero es solo un tal vez.
Lo cierto que su gran problema es la nefasta herencia que les dejó Chávez y la imposibilidad de superarla sin traicionar su condición de chavistas y deudos del difunto. Podrán, pero eso tiene un precio: dejar de ser chavistas en la práctica mientras en el discurso siguen adorándolo de manera furibunda: “Paris bien vale una misa” dijo Enrique IV, el rey de Navarra cuando, aspirando al trono de Francia, no podía tenerlo por no ser católico, señalando que hay discursos y acciones de conveniencia, si de mantener y aumentar el poder se trata.
El gobierno no tiene soluciones viables y sensatas para impedir la devaluación, la inflación, la carestía, la inseguridad y el deterioro general del país, cada vez más chatarrizado. Y aunque por un tiempo logren aplacar las protestas, estas volverán y todo empezará de nuevo, solo que esta segunda o tercera vez, será con un gobierno cada vez más desprestigiado y sin mascaras tras las que esconder su cara de dictadores, mentirosos, corruptos e ineficientes.
No hay chavismo que dure cien años ni pueblo que lo resista.