La actual crisis económica que afronta el país no es producida por la caída de los precios del barril de petróleo. Ello es solo una causa más. Todos los países petroleros del planeta, incluyendo los de la OPEP, se encuentran en relativa calma, pues en la última década supieron invertir estratégicamente las bondades del boom petrolero más alto y prolongado de la historia. Muchos de ellos duplicaron o triplicaron su producción de crudo en comparación con inicios del 2000; de esta manera un barril a 20$ aún les proporciona significativas ganancias.
Venezuela en todo este tiempo, no sólo redujo su producción sino que acumuló deudas y compromisos energéticos internacionales, ocasionando que hoy día seamos el único país petrolero del mundo donde la caída del precio del crudo es un verdadero drama.
A todas estas la gran pregunta: ¿Es un problema coyuntural o una consecuencia? Sin lugar a dudas, es una consecuencia generada por una errática conducción de los destinos del Estado los últimos tiempos, cuando se han enfatizado nuestras debilidades de dependencia petrolera e importaciones. La otra gran interrogante: ¿Podemos esperar que quiénes nos hundieron aún más en nuestros problemas endémicos sean quienes nos saquen a flote? Con mayor énfasis la respuesta en un lapidario ¡No! toda vez que a pesar de la creciente gravedad de nuestros padecimientos aún no tienen definidas ni claras las acciones a tomar, más aún, insisten en profundizar el modelo de país que ha exponenciado nuestras debilidades históricas.
Ante todo esto surgen dos opciones correctivas: el referéndum revocatorio y la enmienda constitucional, ambas apuntaladas a la sustitución de la figura presidencial. El revocatorio se presenta difuso, en cuanto no hay una ley que lo norme, sino procedimientos establecidos por el CNE, que alargaron aquella celebración del revocatorio al expresidente Chávez en el 2004, lapso en que la crisis política y sus secuelas se agravaron. Recolección de firmas, revisión de las mismas, convocatoria, entre otros recovecos más no están transparentemente definidos.
La enmienda surge más expedita: la puede solicitar directamente la Asamblea Nacional y debe ser convocada por el CNE de manera expedita. Se preguntaría al soberano si estaría de acuerdo con la reducción del período presidencial a cuatro años, con solo una reelección inmediata. De ser aprobada, a finales de año podríamos, junto con las elecciones a gobernadores y autoridades legislativas regionales, tener nuevas elecciones presidenciales ya que en abril de 2017 Maduro cumpliría los 4 años en la primera magistratura del país.
Es importante resaltar que estas dos opciones son constitucionales, se revestirían de legitimidad si el pueblo las votara. Sería un buen indicio para el país el que las herramientas políticas e institucionales se emplearían racionalmente para anhelar calidad de vida, no como burdo entretenimiento que tan trágicas consecuencias ha traído a la nación ¡Que el pueblo decida!
@leandrotango
