El parlamentario Carlos Paparoni se pronunció ante el reciente Informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el que se señala que Venezuela es uno de los países con más hambre y desnutrición en América Latina y el Caribe.
El nuevo embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos, acaba de cometer una gran injusticia alegando que se necesita un nuevo liderazgo en la oposición venezolana.
Muy buenas conferencias de grandes expositores nacionales e internacionales, artículos de prensas, programaciones, opiniones interesantes hablan de la situación de Venezuela pero nada que den en el clavo que alumbre una solución, es tan horrible el panorama que cuando se le pregunta a un Doctor sobre la situación económica del país antes de responder la pregunta dice que cada vez que le formulan esa interrogante no sabe si hacer pucheros o llorar, lo dice un señor experto en la materia de toda credibilidad, nadie de los que manejan la política se pronuncian ,aun sabiendo que van por un camino equivocado y sin ánimo de rectificar o es que el interés es seguir con un plan de destrucción si este fuese un logro, destruir al país y a sus hacedores como lo son el sector primario que es el agrícola y pecuario, agricultura y ganadería, el comercio y la industria cada día son menos, la estampida de la creatividad con ganas de vivir y convivir en su país que se le ofrece, donde está la oferta que anime.
Bajo el título de universidades pretendemos englobar a toda la educación superior del país. Todo el sistema educacional venezolano es un desastre. A todos los niveles, pero analizarlo completo es imposible en estas limitadas cuartillas semanales. En esta oportunidad nos referiremos básicamente a la universidad. Por historia y tradición le corresponde el protagonismo de la vida nacional.
Es una pregunta reiterada entre todos nosotros. Nos acicatea y exige respuestas claras. Lo hace de manera constante y más recientemente, de modo imperativo. En ello se nos puede ir la vida. Se trata de una angustiante exigencia que nos demanda precisar cuanto antes, la manera en que podemos los ciudadanos de hoy, contribuir en forma concluyente a resolver los graves problemas que enferman a nuestra desangelada democracia.