¡Dios mío, soy anciano!

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La dificultad no es la diferencia entre las personas. Es la indiferencia (anónimo)
La disminución natural y progresiva de las facultades físicas y mentales es propia de la vejez.

Un anciano es esa persona que tiene muchos años, un andar muy torpe y con evidente cansancio, sus manos algo temblorosas tratan afanosamente y con dificultad de asirse a una vara cuya función única es de apoyo en su andar; esto nos produce en muy pocas personas respeto y admiración. Su aspecto macilento es muy frágil y aunque tienen un corazón muy débil poseen una fuerza interior excepcional, lo que les permite gran fortaleza para soportar hambre, miseria, dolor, abandono y no darse jamás por vencidos. Tienen la virtud de sonreír aún en la adversidad. Su mirada delata sabiduría y el privilegio de tantos acontecimientos vividos.

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Solo una lágrima brota en su soledad, es el triste recuerdo a sus incontenibles penas y alegrías, es expresión sublime ante el dolor y el sufrimiento.

Aunque ser viejo no es sinónimo de estar enfermo, las enfermedades típicas de la edad avanzada se hacen más acusadas con el paso de los años. La patología senil requiere de esta consideración especial en cuanto a medicinas, su principal necesidad.

Uno de los comentarios sombríos que con mayor certeza puede hacérsele a este gobierno es el trato inhumano al que son sometidos durante horas en esas terribles colas aun cuando disfrazan la consideración con taquillas especiales y maltratos verbales y físicos tristemente de parte de quienes deben protegerlos las Fuerzas Armadas.

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Es muy importante recordarles que un anciano no es un mendigo, y pienso que no les agradaría los trataran como tal, pero sí le recomiendo oportuno considerar su condición si es que alguna vez tuvieron padres.

Estos señores que con todas esas manías y achaques propios de su edad soñaron alguna vez con disfrutar de unos felices “años dorados”. Es una verdadera apatía y falta de interés, puesta en evidencia a tan indefensos seres. Espero no olviden que cada día el esplendor de la vida va declinando hacia la vejez, y el paso de los años es una realidad en el que todos debemos pensar con mucha seriedad.

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