Juan David Carvajal: Con diagnóstico humanista

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Ser médico implica tener una conexión con las personas, un profundo interés hacia el bienestar de estos sin importar su religión, raza o ideología política. Pero tener en su haber dos títulos universitarios relacionados con carreras ligadas a la salud implica un amor profundo hacia el prójimo.

Esto podría definir a Juan David Carvajal, galeno especialista en otorrinolaringología y odontólogo quien fue el invitado al Desayuno Foro de este domingo, en donde comentó un poco acerca de sus inicios en el mundo médico y no dudó en ahondar en comentarios relacionados a la realidad que hoy en día representa esta temática en nuestro país.

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Desde Los Andes

Santa Ana del Táchira fue el lugar donde sus padres -José Natividad Carvajal y María Plata de Carvajal-  lo trajeron al mundo, pero con apenas seis meses fue traído a la ciudad de Barquisimeto, que se convirtió en su hogar.

Su papá, quien estudió odontología, fue el fundador de la Clínica Adventista, religión por la cual se rigió su educación y gran parte de su vida y la de sus hermanos – siete hijos en total del matrimonio Carvajal Plata-.

Sus estudios de primaria los realizó en la escuela Miguel Ángel Granado, la cual se adaptaba a las creencias religiosas de la familia. Sin mayores incidencias transcurrió este periodo para el galeno.

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Para la época correspondiente a bachillerato, Barquisimeto no contaba con un liceo que siguiera los lineamientos adventistas, por lo que fue enviado a la ciudad de Maracay, donde fue internado en un colegio mixto para que continuara con sus estudios, según lo estipulado por su padre.

Juan David recuerda que tuvo la suerte de quedarse en el país, debido a que en el caso de sus hermanos mayores estos fueron enviados a Colombia para que estudiaran la secundaria.

Durante su permanencia en el internado tuvo que realizar ciertas labores, como en el área de lavandería, puesto que así lo tenían contemplado. Además de esto practicó varios deportes como baloncesto, béisbol y voleibol.

“Para cuarto año me vine a Barquisimeto porque el colegio solo tenía hasta tercer año. Me inscribieron en el Instituto Educacional Venezuela donde estudié hasta salir de bachillerato”, dice el médico.

Si bien para muchos jóvenes los últimos años del ciclo diversificado implican  tomar decisiones que en muchas oportunidades no están claras, en el caso de Carvajal era lo contrario: él sabía lo que iba a estudiar en la universidad.

“Mi papá siempre decía que yo sería el médico de la familia y así fue”, sin pesar alguno el entonces joven tomó la decisión de mudarse a la ciudad de Mérida para estudiar medicina en la Universidad de Los Andes (ULA).

Su familia que de tradición contaba con profesionales de la odontología – como su padre y hermanos – generó en él esa chispa por continuar con la costumbre. “Mi papá me dijo que le gustaría que estudiara cirugía maxilofacial” por lo que estando a punto de culminar su primera carrera universitaria decidió inscribirse en la facultad de odontología, logrando graduarse en poco más de dos años gracias a las equivalencias realizadas y así obtener sus primeros dos títulos en estudios superiores.

Pero el ser médico y odontólogo no le resultaba suficiente, debía contar con una especialidad, de manera que optó por especializarse como otorrinolaringólogo considerando que tenía que ver con sus dos profesiones. Logró entonces trabajar en el servicio correspondiente a su posgrado, mientras que en las tardas ejercía como odontólogo.

Los estudios fueron una constante en la vida de Carvajal, por lo que tomó la decisión de irse a México y obtener una subespecialidad como rinólogo. “En esos momentos fue muy fácil, cuando tomé la decisión se la dije a mi jefe y me dijo que estaba bien y que mantendría mi sueldo del servicio, al convertirlo en dólares tenía valor y podía vivir sin ningún problema”, recuerda.

Fue así como se trasladó hacia el norte, donde se contaba con gran conocimiento en el área de la cual iba a aprender, durante año y medio se mantuvo allí, posteriormente culminó los estudios en Miami.

Su mentor, Enrique Domínguez, fue quien lo invitó a regresar a Barquisimeto para que trabajaran juntos. Juan David entonces ingresó a trabajar no solo en instituciones privadas, sino también en públicas, como lo es el Hospital Luis Gómez López, allí dio apertura al servicio de otorrinolaringología junto a su maestro.

Logros para toda la vida

El destino hizo que el amor llegara a su consultorio. Por casualidades de la vida conoció a Florángel Tanzi, quien vivía en Italia pero vino a visitar a su abuela; la conexión fue prácticamente inmediata y si bien la distancia les jugaba en contra, pudieron conciliar el romance que a los pocos meses se mudó definitivamente a la capital larense y cuya unión – que fue consumada hace 30 años- tuvo como fruto dos hijos, Juan David y Estefanía.

Consolidar su propia familia no le impidió seguir realizando sus labores e incluso, se desempeñó cada vez más en la rinología, logrando ser jefe de servicio y coordinador de posgrado, además de incentivar a que se abrieran las residencias en esta área, permitiendo que estudiantes de diversas partes del país acudieran a Barquisimeto para completar sus estudios.

Además de esto, la parte social que caracteriza al galeno salió a flote con la creación del Instituto ORL, durante décadas ha funcionado como una mano de apoyo para las personas de bajos recursos que ameritan atención en esta área. Recuerda que incluso fueron uno de los primeros servicios en realizar implantes cocleares, que si bien implicaban un alto costo, se concedían de manera totalmente gratuita al paciente.

Este tipo de actividades de parte del médico, aunado a sus conocimientos en la especialidad le permitieron incluso ser presidente de la Sociedad Venezolana de Rinología; de estos tiempos menciona los diversos congresos que se realizaron, en  los cuales eran invitados ponentes internacionales y brindaban actualizaciones de calidad a los demás compañeros.

Para Carvajal lo más importante es instruir a los estudiantes y profesionales en las diversas áreas que hacen un todo en dicha especialidad, esto ha sido una premisa que ha tenido desde que inició sus labores y que continúa llevando a cabo en el instituto.

Busca la manera de mantener la loable ayuda que ofrece no solo al público larense, sino también de otras latitudes. La autogestión ha sido el método empleado para permanecer firmes en sus servicios sociales.

Su sentir

Como galeno siente una empatía y especial preocupación por la ciudadanía; de manera que rechaza de manera contundente la situación que deben atravesar todas aquellas personas que ameriten algún tipo de atención médica.

Asegura que su día a día es dar diversas opciones a los pacientes para que estos puedan acudir a alguna farmacia y, a pesar de esto, muchas veces la respuesta negativa es tan consistente que se quedan sin tratamiento.

En relación a los equipos médicos, no niega que cada vez es mayor la desactualización que se tiene al respecto. El hecho de que los costos deban asumirse en dólares vuelve prácticamente imposible de comprar alguna nueva tecnología e incluso, se hace cuesta arriba realizarles mantenimiento.

“En los hospitales es más triste aún, porque se es víctima constante de la delincuencia. Hace poco robaron los aires acondicionados del Luis Gómez López y eso generó que los pabellones estuvieran paralizados un tiempo”.

Otro tema que preocupa a Carvajal es la masiva migración de colegas. Menciona las palabras de su mentor Enrique Domínguez, quien aseguraba que “hay que enseñar a enseñar” y por ende, se debe mantener una generación de relevo.

A su criterio, la formación de un profesional implica un cuantioso gasto para la nación, sin embargo se está desaprovechando debido a que no se ofrecen las condiciones justas para que no solo ellos se sientan cómodos trabajando, sino que además puedan brindar un servicio de calidad a quienes atienden.

Considera que es heroica la labor que realizan los médicos –quienes se desempeñan en centros de salud y en las aulas- que siguen apostando por Venezuela e incluso, digna de reconocimiento por parte de los organismos correspondientes.

Para Carvajal significa un logro personal continuar atendiendo a pacientes en la parte pública, asegura que se trata de la vocación que tiene cada galeno, esa parte humanista que los caracteriza y que se convierte en su motor para seguir saltando cualquier obstáculo.

“La salud no debe tener ninguna bandera política”, expresa Juan David, quien rechaza profundamente el hecho de que la ciudadanía deba solicitar el Carnet de la Patria para obtener las medicinas que necesitan para cumplir su tratamiento y tener cierta calidad de vida.

Por su parte, quedan las ganas de seguir aportando de manera positiva al país que lo ha visto crecer, pero también tiene el anhelo de una mejora que contribuya a que la salud sea de calidad y los profesionales de salud encuentren en casa lo que hoy en día buscan en otras latitudes.

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