En el año 2010, un grupo de personas necesitadas de viviendas irrumpieron sobre un solar baldío aledaño al ancestral caserío El Palaciero.
Rápidamente construyeron un lote de ranchos de lata y palo y demarcaron las parcelas.
Desde ese entonces, el predio fue dividido en varios sectores con nombres diferentes: Manuelita Sáenz, San Antonio, La Lagunita y La Fe.
Sin embargo, el clamor de sus habitantes es atención gubernamental a su principal deficiencia: “Queremos viviendas dignas y servicios”.
Construcción de casas
Pese a que el terreno presuntamente es de carácter privado, los habitantes de Manuelita Sáenz, que superan las 80 familias, ya disponen de títulos supletorios con ayuda del Concejo Municipal y registrados en el INTI, según declaraciones de Katiuska Mariño, quien tiene dos hijos y reside en un rancho en el lugar.
-Yo vivía arrimada en un rancho en una zona muy humilde de Palavecino y luego de un fuerte aguacero, con ayuda del consejo comunal de Manuelita Sáenz, me cedieron este espacio, a la espera de la construcción de viviendas por parte del Gobierno nacional, precisó Mariño.
Indicó que a través de la organización comunal se han edificado 10 viviendas y en la actualidad se aprobaron 12 viviendas más para Manuelita Sáenz y La Lagunita, las cuales están en proceso, unas de ejecución y otras de adjudicación de recursos.
Calles son un calvario
Por otra parte, Aguilar narró que en épocas de lluvias, los vecinos de ese gran asentamiento, quedan secuestrados en sus casas, debido a las crecidas que bajan de los cerros cercanos y que surcan a gran velocidad las desprovistas calles de asfalto.
-Hace algún tiempo, la Alcaldía nos regaló un ripio de asfalto pero por falta de mantenimiento, el mismo se deterioró, afirmó.
Tampoco es que todas las calles fueron beneficiadas con el sobrante de asfalto, comentó, sólo la calle principal y una transversal.
No hay cloacas
Cuando EL IMPULSO consultó la situación de las cloacas, Mariño evadió la pregunta explicando que El Palaciero era una comunidad de más de 100 años y no tenía una red de cloacas, “menos nosotros que estamos nuevos”.
Fue enfática Mariño en apuntar que Manuelita Sáenz tenía agua de un pozo de El Palaciero, sin fallas.
