El gobierno no cesará en su afán de adueñarse arbitrariamente de los terrenos de las empresas Polar, como un paso inicial para su expropiación (léase robo, de acuerdo a la valiente aclaratoria que le hizo María Corina al Todopoderoso inquilino de Miraflores) y ojalá esto no suceda por ser ésta la más emblemática de las industrias privadas, modelo de cómo se debiera manejar los entes productivos con objetivos claros tanto financieros como el de formación y mantenimiento del personal en todos sus niveles; a la vez de ser un pilote esencial en la producción de los alimentos que forman parte de nuestra dieta diaria. Mucho daño nos ha hecho la estatización total y confiscación de nuestras industrias básicas como la petrolera y minera, así como el robo e invasión de tantas tierras hasta hace poco productivas y la continua arbitrariedad y acoso contra la propiedad privada, pero todavía les molesta el hecho de que existan bastiones como la Polar que constituyen malos ejemplos que hacen más evidente la notoria ineficiencia de las empresas del estado.
Afortunadamente, ha habido una fuerte oposición y defensa de parte de los trabajadores que con gran coraje se han enfrentado a los desmanes de las hordas oficialista, independientemente de colores políticos sino impulsados por su legitimo derecho a luchar y proteger lo que les pertenece: el orgullo de pertenencia a una empresa que les ha dado oportunidades y desarrollo para una vida mejor y digna. Esto debiera suceder en cualquier ramo de trabajo, bien sea privado, estatal, educativo, comunitario; en fin, donde se apliquen normativas que apunten a la excelencia en la consecución de objetivos y metas trazadas. Se destaca también el apoyo que han tenido los trabajadores por parte de la ciudadanía común, se puede notar en muchos carros la frase «100% Polar, o 100% Pepsicola»; indicando esto la desconfianza que se tiene en las promesas del gobierno y el cansancio de las eternas cantaletas que constituyen sus falsas promesas.
Por todas estas acciones que han impedido la arbitraria medida, creo que no pasará de un globo de ensayo, y ser ejemplo de cómo debemos reaccionar para impedir la conculcación de nuestros derechos a través de leyes nefastas que de aplicarse afectarán nuestro futuro. Por ahora, aguantemos estos chaparrones que pronto saldremos airosos de esta pesadilla. ¡Arriba trabajadores de Polar!