El mejor oficio del mundo

Hace un poco más de cincuenta años, cuando la prensa escrita estaba a la vanguardia periodística en toda Venezuela, no había en Barquisimeto ni en otras ciudades importantes del país escuelas de periodismo. Ante a esa limitación académica, el oficio de comunicador social se aprendía trabajando en las salas de redacción, en los componedores tipográficos y en los entintados talleres de impresión. Era una práctica intensa, un ejercicio de valor autodidacta a lo cual se agregaba la participación gremialista.
Así, al abrirse la década de los 60’, circulaban en Barquisimeto los diarios Última Hora, EL IMPULSO, La Nación y El Larense, además de eficientes corresponsalías de periódicos editados en Caracas y Maracaibo. En aquellos medios las secciones que marcaban pauta eran las noticias, la crónica y el reportaje, agregándose a esa agenda espacios para la entrevista, el artículo de opinión y la oportuna nota editorial, ésta con pulso de orientadora brújula a la hora de abordar algún tema de interés general.
Se palpaba que los periodistas de ese tiempo eran activos fanáticos del oficio, siempre imbuidos en su labor de informar, siendo el cargo de reportero el peldaño más bajo en la línea de mando del periódico. Sin embargo, quienes de lápiz y libreta en mano cumplían esa tarea en diferentes fuentes, a veces se convertían en héroes cuando olfateaban y obtenían una noticia exclusiva, “un tubazo” como se decía en lenguaje periodístico, publicado a ocho columnas. Entonces esa sagacidad reporteril era una virtud que en silencio provocaba ruidos.
Aparte de lo relacionado con política, economía y sucesos, también la acción deportiva figuraba en los espacios de la prensa. EL IMPULSO tenía un cuerpo B que incluía dos o más páginas dedicadas a tan popular actividad, dando preferencia a los eventos locales. En esa sección, a cargo del periodista Roberto Riera, se recibían reseñas y columnas escritas por dirigentes y aficionados del deporte, de donde surgió el Círculo de Cronistas Deportivos, afiliado a la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP Seccional Lara), institución que por esos tempos tenía unos quince años funcionando en locales arrendados.
Entonces los directivos y demás miembros avepistas larenses abrieron intensa campaña por la construcción de una sede propia. Lograron del Concejo Municipal un terreno, la Gobernación del estado los apoyó, recibieron donaciones de empresas privadas, además del aporte técnico de amigos ingenieros y constructores. Fue así como a finales del año 1962 se estrenó la Casa del Periodista, ubicada frente a la Plaza Miranda de Barquisimeto. Por aquel tiempo presidieron la AVP- Lara: Esteban Rivas Marchena, Rodrigo Orellana, Elides J. Rojas y Roberto Riera, todos con positiva obra junto a sus compañeros.
En ese camino creativo los periodistas andaban juntos, promoviendo iniciativas que permitían acercarse con más fuerza a la colectividad que los leía. Programaban la elección de la reina del gremio mediante públicos concursos, a ritmo de torneo electoral, con resultados halagadores. Recordamos a Milexa Bermúdez, bella muchacha que por aquellos años fue Reina de la Prensa, triunfo alcanzado por votación popular en lucido certamen ante otras diez candidatas de los periódicos que circulaban en Lara.
Pero las cosas cambian, actualmente los medios usan las más avanzadas tecnologías de la comunicación y los comunicadores sociales egresan de carreras universitarias. Así, al abordar la distancia entre aquel ayer y este ahora, nos llega la palabra del laureado periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien en una ocasión dijo que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Felicitaciones en su día a todos los militantes de este oficio.