#Opinión: Mientras unos llegan a Marte… Por: Alexei Guerra Sotillo

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Capitalismo Lunar

El Curiosity está en Marte. El vehículo robotizado se encuentra realizando una exploración histórica sobre la superficie marciana, recolectando todo tipo de información, muestras, fotografías, que permitan conocer más sobre el pasado de ese planeta y las posibilidades de que exista agua en sus capas geológicas.

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Más allá de lo anecdótico o de cualquier comentario en tono jocoso sobre dicha investigación, alimentada sin duda por la literatura, el cine y la ciencia ficción, hay un hecho concreto y evidente: La Nasa, dependencia del gobierno de EEUU dedicada a explorar el espacio, ha desarrollado durante décadas proyectos que, sostenidamente y a la par del avance científico y tecnológico, le han permitido a esa nación integrar el reducido grupo de países con el conocimiento, la infraestructura, la gente y los recursos para colocar hoy a un vehículo de exploración robótica en suelo marciano, dejando abierta la posibilidad de enviar la primera misión tripulada para explorar ese planeta en el 2030.

El punto es que para la Nasa quizá fue sólo un sueño, alentado por Kennedy empezando la década de los 60 del siglo pasado, un imposible, o si, sólo un asunto de ciencia ficción cinematográfica hace 50 años. Pero hoy no. Hoy es una realidad.

El modelo económico, social, político, especialmente el tejido de redes de conocimiento, investigación y desarrollo junto a la producción científica ha generado avances de todo tipo para hacer al Curiosity, entre otras herramientas, realidad. Asuntos del mundo desarrollado dirán algunos. Suerte y dinero, opinarán otros.

Pregunta inevitable: ¿Llegará Venezuela, algún día, al espacio? Sí, lo sé. Pare de reírse un momento. Detenga la carcajada. Quite esa expresión de asombro, paciente lector, estimada lectora.

La interrogante nos remite al tema de la desigualdad en el ámbito del desarrollo, del crecimiento económico, y del liderazgo en los campos de la ciencia, la tecnología, la educación y los estímulos necesarios para que la innovación, la empresa privada, y políticas públicas sostenidas estratégicamente en el tiempo, rindan sus frutos. Sin la presencia y mantenimiento de un sistema de instituciones y de un proyecto colectivo de nación, en el cual el papel del Estado, los particulares, las Universidades y la sociedad civil organizada estén claramente definidos, la generación de estabilidad, calidad de vida y de conocimientos se tornan más una verdadera y azarosa proeza, y no una cosecha cultivada con trabajo y planificación.

A la brecha que históricamente ha existido entre EEUU y parte de Europa con nuestros países de América Latina en el espacio económico, industrial, científico y tecnológico, se le suma la presencia de gobiernos que, bajo esquemas neoautoritarios y de autocracias electorales, pretenden ir a contracorriente de las tendencias de desarrollo y mejoras en el mundo, creando paradojas de atraso, fracasos, desorientación y pérdida de oportunidades que pretenden justificarse bajo la socorrida “victimización” de relaciones de dominación y “neocolonialismo”, o de las excusas de que otros avanzan a costa de nuestro atraso.

Mientras la retórica “socialista” plantea salvar el planeta, alentar el gasto armamentista y llenar el bolsillo de la República Popular China comprando satélites defendiendo los “logros” de la “revolución”, hay miles de venezolanos que ni siquiera cuentan con los más básicos de los servicios como agua, luz, cloacas, salud, educación o seguridad. Hablan de soberanía e independencia, enganchados con la adoración del pasado, pero ni siquiera son capaces de ejercer el control de una cárcel.

Nelson Bocaranda, reconocido e incisivo periodista, escribía recientemente en su columna “Runrunes” algo que, en su aparente sencillez, incita a la reflexión: “…el 7 de octubre (…) No hay excusa para abstenerse y menos votar por esta pandilla de ineficientes corruptos que en casi tres lustros no han hecho sino retroceder al país 28 años. Si, 14 para el pasado mientras el resto del mundo ha avanzado otros 14 al futuro. Esa es la brecha que toca cubrir cuanto antes…” (El Universal, 21-08-2012).

Por eso, mientras unos países avanzan, otros, gobernados por jerarcas de ideas jurásicas se van quedando abismalmente atrasados. Mientras unos por allá llegan a Marte, otros mortales, por estos lados azotados por la inseguridad, el caos y el desasosiego del fracaso como política de Estado, no saben si van a llegar con vida a Miércoles,  a Jueves o quizá a Viernes. E.T. Phone Home.

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@alexeiguerra

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