Paciente con VIH puede acudir sin temor al consultorio odontológico

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El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) fue detectado en el país por primera vez en 1983, época en la cual se diagnosticaron cinco casos de dicha enfermedad. Desde entonces, se han registrado en el país unos 1.800 casos de HIV y se estima que existen unas 30 mil personas infectadas.

El VIH es un retrovirus similar a los lentivirus de acción lenta y prolongada, por lo cual los médicos, odontólogos y personal paramédico deben tomar medidas preventivas con miras a protegerse ellos mismos y los pacientes que traten.
Debido a la alta prevalencia de infectados, la prevención se vuelve cada día más fundamental.

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A fin de dar a conocer al personal médico odontológico, las normas sanitarias y de bioseguridad dentro del consultorio, profesionales de la salud bucal recibieron inducción sobre las medidas de prevención y normas de seguridad que deben mantener presentes durante las consultas y procedimientos.

El paciente VIH positivo puede llegar al odontólogo consciente o ignorante de su estado sexológico. Muchas veces, el paciente oculta el hecho de tener la enfermedad, por lo cual el especialista debe manejar a todos los pacientes bajo las mismas reglas de bioseguridad, de manera que se eviten las infecciones y la propagación del virus.

Al respecto, la doctora Rosalía Sánchez, coordinadora del programa de salud bucal del estado Lara, destacó que el tratamiento debe llevarse a cabo como en cualquier paciente, pues es fundamental el cumplimiento de las normas sanitarias en cada consulta.

“Es un manejo sencillo y cotidiano que debemos mantener con los pacientes, no cambia ningún protocolo ante el hecho de que sean VIH positivo, pues son normas que deben seguirse en todo momento, aplicando las medidas de bioseguridad con el uso de guantes, tapa bocas, máscaras, lentes, gorro y en general todas las barreras protectoras que debemos tener frente a los pacientes”.

La correcta aplicación de estas medidas contribuye a prevenir el contagio de diversas enfermedades como la hepatitis, herpes, hasta una simple gripe.
“Todas estas infecciones, por ser virus, se contagian y debemos resguardarnos al momento del trabajo con los pacientes, protegiéndonos a todos, desde el personal hasta los pacientes, con las medidas de bioseguridad”, aseguró la especialista.

Sin discriminación

Los protocolos de control de infecciones rigen para toda persona que recibe atención clínica, reiteró la doctora Marianela Dávila, profesora de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, específicamente del Decanato de Ciencias de la Salud.

En el caso de las personas VIH positivo, el tratamiento oportuno que se brinda sirve para mantener y restituir la función dental y especialmente para prevenir infecciones intraorales, relacionadas, de manera puntual, con la sobrecarga del sistema inmunológico, dentro de las cuales destacan las afecciones periodontales.

Destacó que es importante enfatizar al personal de salud y particularmente al que conforma los equipos humanos de atención bucodental, que los tratamientos preventivos y clínicos guardan profunda relación con aspectos como el mejoramiento de la autoestima. Deben estar conscientes de que producen beneficios y efectos psicológicos positivos en las personas con SIDA.

El tratamiento debe brindarse en cualquier consultorio que atienda la salud bucodental y los procedimientos clínicos y preventivos que se emplean son exactamente los mismos que los aplicados en la práctica general, dentro de los cuales se pueden citar los tratamientos de endodoncia, periodoncia, exodoncia y ortodoncia.

No obstante, se debe hacer énfasis en lo referente a que en algunas ocasiones las manifestaciones orales de la infección por el VIH requieren atención especializada de interconsulta y de referencia a niveles de mayor complejidad.

Aun en situaciones en las que una persona VIH positivo comunique su estado al personal de odontología, en términos generales las indicaciones de atención y tratamiento, junto con las técnicas específicas que deben emplearse, son similares e incluso iguales a las utilizadas en personas no infectadas y también son equivalentes a aquellas utilizadas en otras patologías que afectan el estado general de un paciente.

En nuestro país, la legislación existente obliga a los profesionales de la salud dental a brindar las atenciones que los inmunosuprimidos por VIH requieran y, desde la perspectiva científica, no existe respaldo conocido para brindar tratamiento diferenciado o discriminatorio a las personas de las que se sospecha tienen la infección o con infección plenamente determinada.

Existen algunas prestaciones para el grupo de personas que viven con el VIH/SIDA, que son de mayor importancia, como son los tratamientos preventivos. No obstante, el personal odontológico debe guardar consideraciones especiales, cuando el estado de avance de la problemática de la persona exija posponer el tratamiento dental u obligue a aplicar procedimientos paliativos, esperando una recuperación en el estado general de la persona afectada por esa condición.

Diagnóstico bucodental

Si bien es cierto que la historia clínica y el examen bucodental es similar al de toda persona, también es verdad que en las personas con VIH se debe recolectar información de enfermedades previas como hepatitis, ETS, tuberculosis, entre otras.

Algunos profesionales en odontología acostumbran aplicar cuestionarios para detectar la presencia de condiciones que compliquen el tratamiento. Ante esto, debe aclararse que ese procedimiento, en el caso de personas infectadas con VIH, no deben aparecer en la historia clínica.

El examen clínico odontológico debe ordenarse en la exploración extraoral e intraoral de los tejidos blandos y dejar la exploración visio-manual de los tejidos duros para la última etapa de este proceso. Todo examen clínico puede complementarse con el uso de diagnóstico por imágenes, cultivos bacteriológicos, control de placa supra e infragingival, según sean necesarios.

La atención odontológica de una persona que vive con el virus del VIH, es similar al de un paciente médicamente comprometido (diabéticos, leucemia, pacientes recibiendo quimioterapia contra el cáncer).

En el plan de tratamiento se debe considerar el estado físico actual del paciente y pronóstico en cuanto al avance de la enfermedad, además sigue la misma rutina: aliviar el dolor, restaurar la función, prevenir enfermedades y consideraciones estéticas.
Fotos: Simón Alberto Orellana

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