Una vez más la ola de violencia que mantiene en zozobra al país, resquebrajó nuevos núcleos familiares. Para la entidad larense el pasado fin de semana se convirtió en asueto largo, pues el lunes 14 de enero era la llegada de la Divina Pastora a Barquisimeto y es un día de celebración regional, en donde la mayoría de establecimientos y empresas no trabajan.
Fueron días de descanso que algunos aprovecharon para viajar y disfrutar en familia. Otros fueron tocados por la delincuencia, convirtiendo esos momentos en tragedia.
Desde el viernes 11 y hasta el lunes 14, fueron diecinueve las personas que perdieron la vida de forma violenta. Cuatro municipios protagonizaron estos hechos.
Iribarren pasó a ser el más peligroso con 15 bajas, hechos ocurridos en los cuatro puntos cardinales de la ciudad; dos en Torres, uno en Morán y otro en Crespo.
El día viernes dos personas perdieron la vida. El sábado se tiñó de sangre con 8 víctimas; el domingo fueron seis las bajas y el lunes 3 las personas asesinadas.
Entre los hechos resaltantes destacan un triple homicidio que fue cometido la mañana del sábado, en la avenida principal de la urbanización La Nueva Paz, al oeste de la ciudad, en donde murió un taxista y dos presuntos integrantes de una banda llamada «Los Palmeras». Ese mismo día fueron asesinadas dos personas en Río Claro, en hechos distintos pero los casos guardan relación.
Así mismo fue ultimada en horas de la noche de ese fatídico sábado la tercera mujer. La joven se resistió al robo del vehículo y el crimen fue en la población de El Tocuyo, municipio Morán.
Para el domingo un funcionario de la Guardia Nacional que se había salvado de la tragedia de Amuay, fue baleado por un delincuente en el sector 1 de La Carucieña, al oeste de la ciudad.
Los últimos tres homicidios se registraron el día de la llegada de la Divina Pastora, uno en horas de la madrugada al norte de Barquisimeto, otro en Torres pasado el mediodía y en horas de la tarde al este de la ciudad.
En Chirgua
A las 4 de la tarde en la calle Gil con calle Girasoles del sector 1 de Chirgua, fue ultimado luego de recibir múltiples balazos, José Miguel Suárez Suárez, de 22 años de edad.
Sobre este hecho sangriento no se conoció mucho al respecto, pero por la forma como se dieron los hechos el Cicpc maneja la venganza como móvil del crimen.
Era comerciante
A horas de mediodía del domingo se registró un enfrentamiento a escasos kilómetros del puesto La Pastora en la carretera Panamericana, que comunica los estados Lara-Trujillo.
En el hecho resultó herido con un disparo en la cabeza el señor Rafael José Marín (54).
Funcionarios de la Guardia Nacional, al escuchar las detonaciones, se fueron hasta el lugar y localizaron una camioneta Chevrolet Silverado azul signada con las placas A79AK5D, la misma presentó aproximadamente 21 perforaciones producidas por el paso de proyectiles en su mayoría en la parte de atrás del vehículo.
Los castrenses encontraron a Marín con vida y lo trasladaron hasta una clínica privada en la población de Carora, municipio Torres. Por su estado en horas de la noche fue referido hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda en donde ingresó a las 9 de la noche y sin signos vitales.
Según algunas informaciones recabadas por los funcionarios, Marín habría pasado la alcabala luego de haber estado conversando con los uniformados y de forma repentina fue interceptado por un grupo de delincuentes que pretendían robarlo. Hubo un enfrentamiento en el lugar y los hampones escaparon al ver que habían herido al señor. Los efectivos localizaron dentro de la camioneta el arma con la cual hizo frente Marín.
Edgar Barrios, comentó que ellos se enteraron de lo sucedido a su primo porque los llamaron. Explicó que Marín viajaba a la entidad larense entre dos a tres veces a la semana para hacer negocios. Desde su adolescencia se ganaba la vida como vendedor de cebollas: las adquiría en Lara y las vendía en Valera, estado Trujillo, lugar donde residía.
Marín habría estado en Lara en su camioneta particular. Hacía negocios por unos camiones y cuando iba de regreso a su casa fue que se topó con los delincuentes. Con su muerte quedan cuatro hijos huérfanos.
Barrios espera que del cuerpo detectivesco investiguen qué pasó con el comerciante y den con el paradero de sus criminales. Indicó que la pérdida es bastante dolorosa porque la víctima era una persona trabajadora que daba todo por su madre y sus hijos. En las afueras de la morgue se encontraban los seres queridos esperando por la entrega del cuerpo. Una joven no paraba de llorar y dar gritos desgarradores. Varias personas tuvieron que sostenerla y calmarla porque no podía creer lo sucedido con su padre.
Fotos: Simón Alberto Orellana / Ángel Zambrano
