#opinion: ¡Cinismo e incapacidad vs. Educación! por: Dulce María González

Se ha dicho hasta el cansancio que la Educación es la base fundamental para el desarrollo de una nación y de su ciudadanía. Pero, ¿qué se puede esperar de un país donde ésta ha sido pisoteada, y los méritos académicos, echados al excusado? hasta el punto incongruente que un título universitario obtenido con esfuerzo en cualquiera de nuestras casas de estudio, no es aval suficiente para optar a un cargo, ni devengar por lo menos un sueldo mínimo y percibir una “cesta triste”.
Y, por el contrario, para ostentar un alto cargo político  basta con tener licencia de conducir o ser designado a dedo.
Estos antecedentes nos convierten en un país donde se crece al amparo del egoísmo y la mezquindad; donde el amor al prójimo pasó a un segundo plano; donde desde hace catorce años los ciudadanos son pedigüeños, conformistas, interesados e insensibles, lo que no les permite luchar por ser mejores; como tampoco les permite ver el cinismo y la incapacidad con los que actúa la ministra de asuntos penitenciarios.
Esta señora miente con un descaro y una desfachatez increíbles.  ¿Tendrá ella capacidad para resolver una simple resta? Veamos, si la edad promedio de la mayoría de esos seres humanos, llámense reos, privados de libertad, pranes, presos comunes, raya en los 21 años, significa que estos jóvenes tenían apenas 7 años para el momento de la llegada de este desgobierno; lo que quiere decir que, sencillamente, son “hechos en socialismo”.
La triste realidad es que la tarea de educar tiene muchas limitaciones, y que no es responsabilidad única de los profesores y educadores, ni de la familia, sino que se requiere del concurso de toda la sociedad, donde por razones obvias, la educación debe llevar la batuta, para que cada niño, cada joven, cada ser, tenga la oportunidad de encontrarle sentido a  la vida y por ende actuar con responsabilidad.
Entonces, señora ministra, entienda, que no es fabricando más cárceles y morgues que se erradica la delincuencia, si no, construyendo escuelas y  dándole el valor justo a la profesión docente, para que de verdad pueda darse más y mejor educación a los niños y jóvenes con la sola finalidad de que pueden convertirse en ciudadanos de primera.