Los larenses cuya costumbre es comer pan salado para acompañar sus comidas, sobre todo la cena, actualmente están castigados debido a que las panaderías registran baja elaboración de este alimento y es poco lo que pueden ofrecerles a sus clientes a diario para satisfacerles esta necesidad habitual.
Por cualquier sector de la capital larense o de los nueve municipios de la entidad encontrar una panadería que esté elaborando pan salado en su máxima capacidad resulta imposible.
Los compradores llegan a los mostradores de estos establecimientos comerciales y salen de nuevo sin la ansiada bolsa de papel que todos los días llevan a casa, cargadas del también llamado amasijo.
De acuerdo a panaderos consultados en Barquisimeto, el problema no es que los hornos estén deteriorados.
Tampoco se trata de la falta de gas o de la reducción de empleados en el local.
Manifestaron los preocupados panaderos que el principal problema de la escasez del pan es el desabastecimiento de la materia prima.
Indicaron que la harina de trigo es el insumo pesado para hacer el pan, pero desde antes del 25 de diciembre del año 2012 se ha venido detectando una merma en la distribución de este producto en las panaderías.
Acotaron que como la situación se agrava con el transcurrir de los días ya no encuentran qué hacer para no verse en la imperiosa necesidad de cerrar sus negocios, debido a que estos representan un modo de economía para vivir en esta sociedad.
Otro ingrediente que falla dentro de los insumos de las panaderías es la mantequilla, la cual se mezcla con la harina de trigo, de cuya masa debidamente preparada se obtienen los panes.
José Alvaro, encargado de una panadería ubicada en la carrera 16 con calle 60, al suroeste de la ciudad, altamente preocupado expuso que no es juego lo que está ocurriendo con este sector.
Al respecto, dijo que en su caso particular está trabajando “a media máquina”.
Explicó que antes del 25 de diciembre del año pasado todo estaba normal en su panadería porque invertía cien sacos de harina de trigo semanal, suficientes para complacer la demanda.
Ahora, adujo, le están surtiendo apenas cincuenta sacos del producto para la semana, razón que incide directamente en la baja producción del pan.
Puntualizó Alvaro que quienes le llevan los sacos de harina de trigo a su local argumentan que no le pueden aumentar este insumo porque hay escasez, sin precisarle mayores detalles.
Como Alvaro, otros panaderos de Lara están de brazos cruzados porque sin esta materia prima pierde sentido que mantengan sus locales abiertos al público, cuando no les pueden vender los panes requeridos al consumidor, quien finalmente es el más perjudicado.
Foto: Richard Alexander Lameda
