En los Estudios de Etnología Antigua de Venezuela de Miguel Acosta Saignes en la sección de las áreas culturales no hay ninguna cita referida al nombre que se les daba a las tierras bajas o praderas de Venezuela. Los primeros habitantes fueron los aborígenes y no se conoce la denominación que dieron a esas tierras. El nombre de llanos para ellas y de llaneros para sus pobladores parece iniciarse con la conquista y la colonización por los españoles. Sobre todo, por sus primeros descendientes que en busca de riqueza fácil ocuparon esas praderas. Apenas si encontramos en las referidas áreas culturales de Acosta Saignes dos menciones de la palabra “llano”: una del historiador José Gil Fortoul y la otra del investigador Alejandro de Humboldt. Como se deduce la vida de ambos intelectuales es posterior al suceso de la posesión de estas tierras por los pobladores que ya les daban ese nombre. Tenemos razones para suponer que este nombre dado a las tierras bajas del país fue asignado posteriormente a la existencia de los pobladores aborígenes, en el comienzo de la colonización. La población aborigen más extendidas sobre esas tierras fueron el Área nómada de los recolectores, cazadores y pescadores; los arawacos occidentales y los otomacos. Los primeros de ellos eran seres con una concepción necesariamente utilitaria de las posibilidades del medio y de la tierra. Razones por las cuales no tenían interés de la sedentarización.
La novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos se desarrolla a finales del siglo XIX; En el segundo capítulo: “El descendiente del cunavichero” se menciona el desastre de Cavite, batalla en la cual el imperio español fue derrotado y ese suceso es del referido siglo. En él se cuenta la fundación por Evaristo Luzardo de la hacienda Altamira en una extensión de tierras de doscientas leguas, entre los ríos Cunaviche y Arauca. De esta novela textualmente copiamos: “La fundó en años ya remotos don Evaristo Luzardo, uno de aquellos llaneros nómadas que recorrían –y todavía recorren- con sus rebaños las inmensas praderas del cajón del Cunaviche”.
La cita textual permite algunas consideraciones: el nomadismo de Evaristo es interesado, busca buenas tierras para hacerse terrateniente. Evaristo es un llanero de nuevo cuño; un llanero de la descendencia conquistadora; un nombrado con el término dado por los nuevos pobladores de aquellas ricas praderas “toda horizontes”, poética mención dada por el maestro Gallegos. Don es un vocablo europeo utilizado con rango de distinción en España. Y Evaristo es igualmente un nombre de procedencia foránea. Es, pues, un miembro de la descendencia europea en América. Los nombres llano y llanero proceden, como se deduce de las denominaciones que esos grupos pobladores manejaban en su lengua. De manera que Doña Bárbara nos ilustra en el sentido de encontrarle las razones que tuvieron para dar nombres esos seres que se posesionaron de estas tierras e iniciaron en ellas sus riquezas latifundistas.
#Opinión: Lectura – Llanero Autor: Carlos Mujica
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