A Edickson José Mendoza, de 33 años, le dieron dos tiros para robarlo pero horas más tarde, en medio de una intervención quirúrgica, falleció.
El hombre tenía cinco años laborando en una buseta de la ruta 1 de Quíbor.
A las 05:00 de la mañana de este lunes, como todos los días, Mendoza salió de su casa, en el barrio Primero de Mayo a laborar para llevarle el sustento diario a su familia: esposa y dos hijas de 4 y 8 años de edad. Nunca imaginó que sería el último día de vida, sin embargo, siguió bromeando con sus compañeros de trabajo y pasajeros, como solía hacerlo, según dijo uno de sus tíos, Jorge Pérez.
“Bolivita”, como le decían a Edickson José, tenía cinco años adscrito a la ruta 1 de Quíbor, la cual se traslada desde la mencionada población hasta La Vigía, pero en la entrada de El Hato, en la vía a EL Tocuyo, aproximadamente a las 3:30 de la tarde de ayer, unos sujetos se montaron en la buseta e intentaron robar, pero al oponer resistencia, le dieron dos tiros.
“Nadie sabe qué pasó, ni los pasajeros. Cuando ocurren estos casos nunca nadie sabe”, manifestó afligido, otro de los tíos de la víctima, Xavier Mendoza, quien aseguró que no era primera vez que lo robaban. “Ellos ya están acostumbrados. Es a diario que lo roban pero nunca habían matado a alguien y no sabe cuánto lo lamentamos”, expresó.
Luego del suceso, auxiliaron al hoy occiso, lo llevaron hasta el Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, fue intervenido quirúrgicamente pero lamentablemente, a las 7:30 de la noche, aproximadamente, murió.
“Cuando la hermana llegó al sitio le dijo primero que no lo dejaran morir; después le pidió que cuidaran a sus hijas. No imaginamos que fuese a morir porque era un hombre bueno. Lo único que hacía era bromear con sus pasajeros, incluso, hasta se peleaban por andar con él”.
Al parecer, por la zona donde ocurrió el hecho, hay muchos policías acostados o reductores de velocidad, lo cual facilita la subida de los maleantes para cometer sus fechorías.
Mendoza era el mayor de ocho hermanos y no tenía registros policiales. A las afueras de la morgue del Hcamp, estaban sus familiares a la espera de la entrega del cadáver, por lo cual hicieron un llamado a las autoridades para que hagan la contratación de más patólogos, ya que a su juicio, pasan calamidades mientras esperan.
