No cabe duda que el “madurismo” es mucho peor al “chavismo”, no solo por su ilegitimidad de origen, sino también por el desempeño y su manera de gobernar, que a todas luces representa ya sin velo la receta castro-comunista. Dos ejemplos demuestran perfectamente la diferencia entre Maduro y Chávez, evidenciando el avance del esquema dictatorial en estos pocos meses de “chavismo sin Chávez”.
En primer lugar tenemos el tema de los dólares controlados por el Gobierno desde hace más de una década. Antes (con Chávez vivo) Cadivi al menos ofertaba dólares suficientes para abastecer buena parte de la demanda, al tiempo que existían métodos complementarios como los bonos de PDVSA y SITME que de alguna forma lograron controlar y estabilizar el valor del dólar paralelo que es en definitiva el valor real de esa moneda de la cual somos más dependientes que nunca gracias a la revolución. Con Maduro todo empeoró; ahora CADIVI prácticamente no existe y el SICAD es una lotería, lo que ha dado como resultado el aumento irreversible y acelerado del valor del dólar con las consecuencias inflacionarias sentidas por todos. Pero el dato revelador aquí es el método escogido por Maduro como “sistema complementario de asignación de divisas”. Luego de seis meses de anuncios incumplidos y amagues frustrados, finalmente la esperanza verde que representaba Merentes (el ministro estrella de Nicolás) da a conocer el ya famoso SICAD, que consiste en repartir unos pocos dólares de forma arbitraria a un valor incierto y fluctuante a voluntad del Gobierno. No se sabe ni cuántos dólares, ni a qué precio, ni a quienes, adjudica el Gobierno por esa vía. “Deja que los lambucios desesperados hagan sus apuestas, que luego yo le doy a quien quiera lo que me de la gana y al precio que sea”. ¿Qué método es ese? ¿Qué solucionan con eso? La incertidumbre y arbitrariedad como política económica solo acrecentará la crisis, pero afianza la dependencia del sector privado con el Estado bajo el objetivo de reprimir a la sociedad. ¿Cuántas horas hábiles de hombres y mujeres profesionales se han dejado de destinar a la productividad para andar ahora a la caza de unas migajas que en cualquier caso se van a convertir en fuga de capital por la falta de condiciones internas para la inversión? Nos tienen donde querían, reparten neveras a los pobres y dólares a la clase media. Y todos dependemos del Gobierno. Así nos ocupan mientras ellos se reparten el país que creen que heredaron como nueva oligarquía que son. Es la muerte de la economía como derecho y concepto.
Por otro lado tenemos el método de escogencia de los candidatos del PSUV, el cual aunque parezca mentira guarda similitudes con lo descrito anteriormente. En este caso tampoco hay certidumbre, el método es un decir, cuando en realidad también adjudican arbitrariamente las candidaturas. Nadie sabe ni cuándo, ni cómo, ni dónde se decidieron los candidatos. Sólo se sabe que Maduro abortó un proceso de primarias ya convocado para decidir a su antojo los aspirantes del PSUV. Antes, (con Chávez vivo) al menos se buscaban un nombre para disfrazar el dedazo con eso que se conoció como la “cooptación”. Ahora ya ni eso, ni primarias ni cooptación. Ya ni la directiva del PSUV participa de esas decisiones, se trata de una repartición de enchufados donde le toca un pedazo de la torta a cada quién entre militares, artistas, familiares, gobernadores, etc. “Deja que los líderes de base se lancen que luego yo impongo a quien me dé la gana aunque no vote en ese municipio”. Es la muerte de la política como derecho y concepto.
La estrategia de fondo en ambos casos es la imposición de un régimen hegemónico como existe en Cuba hace más de medio siglo. La junta cívico militar creada con la muerte de Chávez es la que representa el poder real, ejerciéndolo de forma inconstitucional y antidemocrática. Secuestraron los dólares de PDVSA y ahora intervienen de facto el partido de Gobierno para, en ambos casos, repartirse el país cuál torta. No hay métodos cierto, no hay derechos adquiridos, no hay instituciones y no hay derecho a pataleo. Y quién proteste va preso que para eso es el show de la supuesta lucha contra la corrupción, para chantajear permanentemente a su propia gente. ¿Y no las vamos a calar? ¿Vamos a dejar que Maduro se agarre el país completo y haga con él lo que le dé la gana? Lo dijimos hace tiempo, ya no se trata de una lucha entre “chavismo” y “oposición”, esa etapa ya caducó, ahora la lucha es entre el pueblo y los enchufados.
A estas alturas no se sabe si Maduro ganó realmente la elección, como tampoco se sabe si realmente es venezolano. Lo que se sabe es que está acabando con todo, incluso con su propio partido. El 8 de diciembre es la ocasión para darle un parado votando por los candidatos de la MUD. Vota contra Maduro y los enchufados.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez
