En Venezuela desde los años 90, una de las principales formas de acción política ciudadana se desarrollaba en las calles, bajo la denominada “política de calle”.
Con el pasar de los años la ciudadanía ha encontrado en la protesta pública de calle, la forma de hacerse oír e influir en las políticas de Estado, frente a un Gobierno que ha dejado a un lado a gran parte de la sociedad venezolana.
Así lo explica el sociólogo y profesor de la cátedra itinerante de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisadro Alvarado, UCLA, Nelson Fréitez, quien indica que las barricadas son la expresión de un sector que se siente afectado por los diversos problemas que afronta el país y representan la angustia y la desesperación de una ciudadanía que no ha tenido voz en los últimos 14 años.
“A la población no le ha quedado otro camino que buscar en las calles las respuestas a sus problemas y necesidades”.
En los últimos años, las manifestaciones en Venezuela han ido aumentando de forma considerable, alcanzando hasta las 4 mil protestas públicas de calle, protagonizadas por trabajadores, vecinos, estudiantes.
“Los problemas son sociales, la inseguridad, la ineficiencia de los servicios públicos, el incumplimiento de los contratos colectivos, todos han encontrado en la calle su forma de protesta”.
“Las barricadas son una forma de protesta pública, que es protagonizada por una población que demanda un cambio político general y adopta una forma que puede ser considerada radical, pues implica cierre de vías y uso de mobiliario urbano”.
Sin embargo, no sólo es protesta, también es defensa utilizada por los vecinos para resguardar las urbanizaciones del ataque de los grupos paramilitares y colectivos, motorizados no identificados.
Aunque las barricadas han disminuido en cantidad en Barquisimeto, debido a las consecuencias de encierro que acarrea para los vecinos, se han mantenido en ciertos sectores, con variantes que dejan ver el descontento social.
“Se han visto formas de protestas creativas, donde los vecinos salen a encontrarse en la vía pública para rechazar la convocatoria al carnaval, haciendo parodias de las playas, que demuestran esa forma venezolana de enfrentar una situación tan completa y dramática que vivimos”.
A pesar de la quema de basura y cauchos en algunas barricadas, para el sociólogo no se trata de una protesta violenta, en comparación a las acciones que algunos grupos han llevado a cabo con el uso de armas de fuego, bombas lacrimógenas y agresiones.
“Son manifestaciones que tienen un componente de violencia muchísimo menor y constituyen una acción de un grupo sin una afectación mayor que una herida por arma de 9 mm o un disparo a una vivienda dentro de una urbanización. La barricada se limita a afectar el libre tránsito y desplazamiento de los vecinos y en ocasiones afectar el mobiliario urbano, pero no tiene la misma proporción que las agresiones que han recibido los vecinos por parte de la GNB y bandas paramilitares”.
