Pensar El tamunangue Patrimonio Cultural

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En el 2012 y 2014 Los Diablos Danzantes y las parranda de San Pedro ambas del estado miranda fueron elevados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, de lo cual como venezolanos nos sentimos orgullosos. Con este articulo solo queremos que se retome una propuesta que- entre otros- hicimos en el 2002 para que igual iniciativa se tomara con nuestro Tamunangue o “sones de negro” y el golpe tocuyano, que son las expresiones culturales más representativas del sentir larense y de las más significativas a nivel nacional. En la promoción de los Diablos de Yare hemos escuchado que cuentan con 300 años de antigüedad, pues nuestro Tamunangue cuenta al menos con 400 años y sin desmeritar y reconociendo la naturaleza de esta importante expresión cultural, tampoco tenemos la menor duda en que los “Sones de Negros” son de mayor complejidad y cuentan con mayor número de seguidores, quizás nos ha afectado que su epicentro no esta tan cercano a la zona de influencia de la capital de la república.
Ya en 1.609 fue conformada en El Tocuyo la Cofradía de San Antonio de Padua, que teniendo su sede en el Convento San Francisco fue una hermandad para morenos y esclavos. Ramón Querales, señala que las fiesta a San Antonio son muy antiguas en El Tocuyo y que están registradas desde 1666, en un expediente sobre brujería, donde se dice que un negro perdió la capa que su amo le había prestado para representar la loa de una comedia durante las fiestas de San Antonio el 13 de junio de 1665.
En 1684 se dio fin a una disputa entre la Cofradía de San Antonio y la de San Juan Bautista dándole a la primera el privilegio de presidir las procesiones y actos públicos con sus imágenes y estandartes. Quizás este último dato nos permita asociarlo a la tesis de que estas reuniones permitidas por la cofradía han podido servir, vía sincretismo, para dar origen a la devoción cristiana a un santo blanco pero con los símbolos, manifestaciones y la deidad de la cultura africana oprimida.
La aproximación a la comprensión del tamunangue hay que hacerla bajo una concepción transdiciplinaria a partir de la antropología, la historia, la lingüística, la etnografía, cuyo análisis permita traspasar la expresión simbólica y comprender el intrincado proceso político, social, de esta manifestación como defensa de una cultura. No es causal que en muchas oportunidades las autoridades civiles, religiosas, los dueños de las tierras, presionaron para prohibir estas manifestaciones por considerarlas paganas, de jolgorio de rebeldía y como pretexto que servía para unir a quienes se les prohibía, políticamente, organizarse en actos de sublevación.
Nuestras manifestaciones no van a dejar de tener la importancia que tienen porque un organismo nacional o internacional lo nombre patrimonio nacional o mundial, lo más importante es nuestra propia revalorización, su mayor comprensión, su conocimiento y promoción en las nuevas generaciones, pero si a historia y reconocimientos vamos es necesario hacer justicia.
La hermosura y riqueza expresiva del tamunangue llama la atención a propios y extraños, tal como lo afirma el sabio Francisco Tamayo (1.970)
“…es esta la más rica y hermosa danza de Venezuela, si ya no lo es de la América toda. En efecto, conozco danzas de muchos países del Continente y, apartando las Mejicanas y Peruanas – Bolivianas, que solo le aventajan en la magnificencia del vestuario, ninguna la supera en dignidad, originalidad y abundancia de temas coreográficos y musicales”. (p.100.).

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