Las predicciones no son optimistas con el ya cercano año 2015. Creo, sin embargo, que puede marcar el comienzo del cambio.
2014 termina signado por la escasez y los precios altos. La crisis es mayor porque los responsables de ofrecer una solución no rectifican sino, al contrario, insisten en los mismos errores que nos la trajeron. Alguno pensará que, después de todo, la cosa no era tan grave, pues en Navidad la escasez no ha sido de la magnitud pronosticada. Pero no tiene caso engañarse, la situación es muy seria y pide decisiones muy serias que no asoman en el horizonte, por ahora.
El mercado petrolero no nos sonríe, así que la exigencia es de responsabilidad fiscal y sensatez económica. Medios especializados prestigiosos pintan un panorama que debería mover a la reflexión de nuestros gobernantes. Para el Financial Times, Venezuela es uno de los tres países petroleros más expuestos por su mayor dependencia de la exportación de hidrocarburos y porque está produciendo menos. Requeriríamos un precio del barril a $ 114,50 y el promedio del año será 98 en el Brent, que no es el nuestro. Parece que pasó el momento de los petróleos pesados. Para The Economist tendremos un año de recesión, escasez, inflación y reservas en baja.
Esos nubarrones económicos no son leídos correctamente por los que mandan, a juzgar por su contumacia en un manejo agresivo, excluyente, del poder, como se vio en la renovación irregular, tosca, inconstitucional en el fondo y la forma de los poderes públicos. La Asamblea Nacional dio pena. No entienden los gobernantes que la situación no está para actuar como escolares malcriados que buscan pleitos. Nunca se había notado tanto que la responsabilidad les queda grande.
De la oposición, alternativa natural, la gente espera grandeza, consolidación de la Unidad lograda, y más enfoque en lo que es central para el país.
Pero 2015 puede ser distinto a este final de 2014. El año nuevo nos da la oportunidad de cambiar el cuadro, eligiendo una Asamblea Nacional que sirva, porque nos represente a todos, legisle para todos y controle la corrupción y el despilfarro. La cita electoral es crucial.
Incapaz de ganar limpiamente, el Gobierno hace y hará todo por promover la abstención mediante el desánimo, la humillación y la imposición más descarada. La solución es no seguirle el juego. ¿Quieren que nos abstengamos? Votemos. Votemos para ganarle. Votemos para cambiar.
