Capitalismo lunar – El delirio antiempresa

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Detrás de las políticas, de las decisiones, acciones, e incluso de las costosas omisiones del actual gobierno, hay premisas, nociones e ideas que alimentan dicho quehacer.

El desastre actual de la economía de Venezuela no es producto de la “guerra económica”, ni del “sabotaje” o “acaparamiento”, sandeces propagandísticas cuyo agotamiento como artilugios para lavarse las manos, ha prendido las alarmas en algún sector de la boliburguesía militar-civil gobernante, contra las cuerdas, electoralmente hablando, a decir de todas las encuestas, de cara al 6-D.

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La devastación que se observa y padece, en absolutamente toda la nación, es producto de una estructura ideológica en el poder de clara inspiración marxista y lamentable museo de fórmulas izquierdosas fracasadas, que descansan en la creencia, por ejemplo, de que la empresa privada es enemiga del “proceso” y debe destruirse o eliminarse, para ser reemplazada por una preeminencia o monopolio del Estado, y la consecuente estatización y control de todos los aspectos de la vida social.

La monserga “anti-capitalista” se esgrime como bandera de una praxis que al avanzar en la destrucción, vía normativa, tributaria, fiscalizadora, expropiadora, del sector productivo particular, revela su crisis y fracaso. Paradójicamente, ello ha generado el deterioro de los servicios públicos, educación, salud, transporte, infraestructura, obligando así a una “privatización” de facto, en caníbal mercantilismo socialista, del acceso a buena parte de dichos productos, artículos o servicios.

Botón vergonzoso de una muestra, ha denunciado hace poco Freddy Ceballos, Presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, que el Ministerio de Salud no tiene potestad de crear impuestos y que se pretende cobrar un permiso de 18.000 bolívares por la venta al detal de recursos médicos como gasas y recolectores de orina, o pedir Bs. 4.500 para hablar con un funcionario de la Contraloría Sanitaria. “Estamos utilizando la clara del huevo porque no se consiguen cremas”. (El Nacional, 26-10-2015).

La caída del precio del petróleo no es la única variable que explica la crisis fiscal y la sequía cambiaria por parte del Ejecutivo hacia todos los sectores del país. La irresponsabilidad en el manejo de la economía, la corrupción, el malandraje de cuello rojo y la proliferación de mafias, que aplauden el mantenimiento de todos los controles y regulaciones en la economía, desalientan la inversión y auspician una inflación que ya es triste “récord” mundial en su escalada, y que explican en buena medida el empobrecimiento que el gobierno “socialista” se empeña en ocultar.

La negación de la crisis, la resistencia casi demencial a reconocer sus errores y a implementar los correctivos, son el signo que va marcando el ocaso de una forma de asumir el poder.
Control. Persecución. Asfixia. Cerco a toda actividad productiva, es el lema oficial, es la cruzada “revolucionaria”. Mientras no se corrijan de raíz las causas del desequilibrio económico, que pasan por un cambio político, producir en Venezuela se irá convirtiendo ya no en algo imposible, sino sospechoso y casi criminal. Con los matices del caso, Maduro ignora un apotegma económico aplicable en cualquier lugar del mundo: Nadie trabaja o produce a pérdida. Algo que olvida… el delirio antiempresa.

@alexeiguerra

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