Residentes y visitantes de Quíbor tienen en la plaza Bolívar un motivo de atracción en las ardillas que saltan de rama en rama de los árboles altos, aparentemente buscando alejarse de los transeúntes.
Pero, además de los animalitos, también llama la atención un hombre, ya de la tercera edad, que, con silbidos, las llama para darles de comer.
Se trata de Felipe Antonio León, un ex trabajador del hospital Baudilio Lara, poeta, amante de los animales, quien, a veces pareciera hablar con ellos, palomas y otras aves que aún se observan en la plaza principal de la capital del municipio Jiménez.
Algunos niños ya han comenzado a llamarlo El Señor de las Ardillas, en alusión a la zaga británica El Señor de los Anillos.
Otros le llaman San Martín de Porres, el santo amigo de los animales, pero el aclara que sólo es un hombre común que les escribe poesías y se preocupa por su bienestar.
Felipe dice que, hace varios años, durante una visita a la plaza, se preguntó de qué manera se alimentaban los animalitos y comenzó a dejarles cambures y otras frutas en el pie de uno de los árboles.
“Después, cuando llegaba, les silbaba y ellas bajaban a donde yo estaba para ver si les traía algo, y me acostumbré a alimentarlas con lo que me regalaba un comerciante del centro, y ahora ya me conocen y cuando les silbo, bajan, no importa que estén otras personas, mientras me vean a mí”, refiere.
Algunas madres y padres llevan a sus niños a determinada hora, cuando Felipe acostumbra llegar con el alimento para las ardillas.
Pero no sólo las alimenta sino que también reprende a quien pretenda lanzarles piedras o algún objeto contundente.
“Este es un atractivo de la plaza que debemos cuidar. Ojalá la alcaldía haga algo para que estén mejor atendidas”, dice mientras pone algo en el comedero que ha improvisado en un árbol.
