Durante esos años (1936-1937) se produjeron 15 conflictos huelguistas en defensa de las libertades individuales y la contratación colectiva, se creó la primera central de trabajadores (CTV). A través de asambleas clandestinas fueron organizándose y plantearon su pliego conflictivo. Las peticiones introducidas ante la Inspectoría del Trabajo incluían: salario mínimo de Bs. 10,00, reconocimiento por parte de las empresas de los sindicatos, reincorporación al trabajo de los obreros despedidos a causa de la última huelga, jornada de 8 horas tal como lo establecía la ley, mejoras en la seguridad industrial, mejoras de viviendas, suministro de agua potable, libre tránsito al interior de los campos petroleros, entre otros.
La respuesta de las compañías fue de negación total a cualquier reivindicación, y a pesar de la intervención aparentemente conciliatoria del estado, sus representantes se conformaron con decir: “… los sindicatos del estado Falcón y del estado Zulia me han prestado, con verdadero espíritu conciliatorio, su colaboración para llegar a un arreglo del actual conflicto, habiendo reducido considerablemente sus aspiraciones” (…) Estas gestiones han fracasado, pues los representantes de las compañías han manifestado haber recibido instrucciones de sus directivos de no hacer concesión alguna”.
Según relata Eleazar Díaz Rangel los huelguistas y sus familiares aportando dinero, comida y sobre todo solidaridad, hasta el punto que en el mes de enero de 1937 se resolvió enviar a Caracas y varias ciudades los hijos e hijas de los huelguistas para que estos pudieran continuar con la huelga… “la policía impidió que los llevaran al centro de Caracas para ser entregados a familiares que se habían ofrecido a cuidarlos”.
Es importante señalar que esta acción solidaria la organizó la “Asociación Femenina Venezolana”, Luego de más de 40 días de huelga, el 22 de enero de 1937, el presidente Eleazar López Contreras decretó el final de la Huelga ordenando: la reanudación de las faenas, comenzando un proceso represivo contra los organizadores y apoyos, decretando igualmente como única reivindicación un solo bolívar de aumento. A diferencia de Venezuela, en México se inicio una huelga en 1938, que terminó con el apoyo del gobierno de Lázaro Cárdenas y la nacionalización de la industria.
Jesús Farías, uno de los protagonistas de esta primera huelga afirmó: “Un balance de la jornada huelguista, permite constatar que después de la Guerra Federal (1859-1863), la Huelga Petrolera había sido el acontecimiento político de mayor profundidad por su programa, por la masa proletaria que había participado, por el enemigo que habíamos enfrentado, por la periferia que se movió en torno a este histórico conflicto social de profundo contenido patriótico y revolucionario. Y los comunistas jugamos un papel muy destacado”.
Totalmente diferente fue el paro petrolero de diciembre de 2002, no fue un paro de los trabajadores exigiendo reivindicaciones, sino un sabotaje de las cúpulas petroleras, que no solo atentaron contra la industria petrolera nacional, sino un paro político contra el gobierno legítimamente electo por la mayoría de venezolanos, un paro cobarde, la decisión de unas cinco mil personas de la plana mayor de Pdvsa, que, creyéndose dueños del país, causaron mas de diez mil millones en daños económicos, produjeron inestabilidad política, acabo con las navidades y la tranquilidad de los venezolanos.
