Emprendedor: Conócete a ti mismo
«Sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser” William Shakespeare.
El éxito en una actividad emprendedora depende del deseo de tener éxito, del empeño y la energía invertida, de la preparación profesional en el campo en el cual se desea operar, primero aún, que de la posibilidad económica de inicio.
El emprendedor de raza, es una persona determinada, que persigue con constancia y entusiasmo sus objetivos, venciendo sus debilidades y trabajando..
Entonces, llegan aquí las preguntas importantes: ¿Quieren realizar sus ideas?
¿Están listos para el desafío que representa la aventura emprendedora? Sí!, entonces iniciemos con orden.
Debido a que llevar adelante una empresa es una tarea que requiere capacidad y requisitos específicos, es importante hacer una completa evaluación de ustedes mismos, sea como personas que como trabajadores, en relación a la principal actividad de la cual un emprendedor se debe hacer cargo.
Como primera cosa, no debe faltar el entusiasmo por el mañana; independientemente de tu trabajo o de tus competencias, está la voluntad de llegar que los impulsa a utilizar todos los recursos de que disponen para lograr la meta prefijada. Es aquello que viene llamado “motivación”, un extraño combustible en nuestras vidas que nos enciende y nos dirige hacia un determinado objetivo. Se trata de un mecanismo complejo, en el que en un primer momento encontramos un “motivo” (la idea de negocios y la voluntad de realizarla), en un segundo lugar ponemos en práctica un comportamiento (por ejemplo, entramos en una Cámara de Comercio para solicitar información en el arranque de una actividad) motivados de esta necesidad o impulso, definido como instrumental, debido a que sirve a lograr la meta es decir la empresa, que es el tercer nivel de todo este mecanismo.
El perfil de una persona adecuada para la actividad emprendedora, se enriquece de algunos rasgos particulares, tales como:
– Deseo de realizar algo con sus propias fuerzas;
– Capacidad de sostener fuertes ritmos de trabajo, responsabilidad y estrés;
– Necesidad de autonomía;
– Curiosidad por el mundo que lo rodea;
– Confianza en sus propias capacidades para controlar los eventos externos;
– Cautelosa propensión al riesgo;
– Capacidad de liderazgo;
– Actitud a las relaciones humanas;
– Capacidad organizativa.
No se trata solo de individuar en ustedes, capacidades, características y actitudes personales, útiles para el emprendedor, pero además entender cómo trabajar sobre ustedes mismos para mejorarlas.
Definitivamente, estas son el conjunto de capacidades y actitudes personales, que deben buscar para descubrir en qué medida hacen parte del patrimonio de calidad que ya poseen y que deben después cultivar y potenciar a partir de la vida cotidiana, en perspectiva del futuro compromiso emprendedor.
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