La Unidad de los distintos factores políticos que luchan contra una tiranía con el fin de rescatar la democracia en el país, ha sido y seguirá siendo una necesidad histórica. ¿O no? Quienes partimos de esa premisa valoramos en toda su dimensión el concepto, las dinámicas y los logros de esa instancia llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Quienes estén en contra de la misma, deberán plantear una alternativa mejor o probar mayor eficacia de parte de alguna individualidad o parcialidad. Pero lo que no se puede hacer es convertir en política opositora el ataque a la MUD, obviando que dicha plataforma es la suma de todas sus partes, para lo bueno y para lo malo.
La crisis en la MUD es inocultable y es responsabilidad de los cuatro partidos que han asumido de facto la dirección de dicha instancia desde hace más de un año. Lo lógico sería generar una apertura y reinstitucionalizar la Mesa con un nuevo reglamento que la fortalezca como instancia de dirección política capaz de tomar decisiones oportunas y representativas. Pero insólitamente la actitud de algunos es la de satanizar la Unidad para diferenciarse, capitalizando el rechazo que ellos mismos han generado con sus errores. Es una especie de profesía autocumplida en la que se alega la propia torpeza para beneficio propio. Un torneo de irresponsabilidad que debe acabarse ya para abrirle paso a una etapa de reestructuración que siente incluso las bases de un gobierno de unidad nacional.
Ser anti-MUD dentro de la MUD es irresponsable. ¿Quién puede exhibir un logro político autónomo que no haya dependido de la Unidad? Todos los espacios logrados y esa mayoría electoral contundente, han sido producto de esas tres letras que hoy representan la tarjeta con mayor votación en la historia del país. ¿A cambio de qué vamos a renunciar a ella? Y es que el problema no es la MUD, sino los partidos que la integramos, quienes podemos ahora relanzarla o enterrarla. Este dilema va mucho más allá de las formas y apunta más bien al fondo del asunto. ¿Estamos luchando de verdad por rescatar la democracia y reinstitucionalizar el país en favor de la pluralidad y el consenso nacional? ¿O estamos solo tratando de sustituir un sectarismo por otro, un predestinado por otro, un color por otro?
Se requieren más partidos fuertes y menos comandos de campaña, más políticos y menos “héroes”, más unidad y menos dibujo libre. Debemos terminar la “hora loca” y pasar a cantar cumpleaños. Hay que reivindicar la Unidad como la política necesaria para derrotar a la dictadura asumiendo una estrategia viable y eficaz que privilegie la credibilidad a largo plazo sobre la popularidad del momento en las redes. Nosotros apostamos a la MUD, a esa que nos permitió construir una mayoría electoral y recuperar espacios, a esa a la que le teme tanto el régimen que la quiere ilegalizar, a esa que sin duda recuperararía veinte gobernaciones, a esa que de seguro podrá llevar a la presidencia a un demócrata cuando sea y contra quien sea, a esa a la que se abrazarán los que hoy la atacan como lo hicieron antes, a esa que logró fundar Ramón Guillermo Aveledo con reglas de juego claras, a esa que vamos a reconstruir entre todos los demócratas de verdad. Ojalá el espíritu del 23 de enero nos ayude en esta tarea.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
José Ignacio Guédez
Twitter: @chatoguedez
