El país se encuentra inmerso en un estado de convulsión sumamente peligroso, que no muestra asomo alguno de una solución comedida y tranquila en el corto, mediano y largo plazo.
Esta situación se ha venido acumulando en los últimos 18 años, producto de la instauración de un proyecto político “revolucionario” inspirado en la ideología “comunista”, que les es trasmitida por el oprobioso régimen cubano.
Durante todo este tiempo se han aplicado medidas políticas, económicas y sociales, que han venido cercenando las libertades públicas, la propiedad privada, el aparto productivo, el sistema de salud, la educación y la seguridad de la ciudadanía, entre otras.
Todo este escenario ha trastocado de forma drástica la calidad de vida de la población, sumiéndola en la miseria y donde la hambruna ha conllevado a algunas familias a hurgar en la basura en la búsqueda de alimentos para saciar su hambre, además de morir de mengua en los hospitales por falta de medicinas e insumos médicos.
Por otra parte, todo cuanto ha ocurrido ha provocado una diáspora migratoria nunca antes vista, sobre todo en la población más joven, así como el cierre de numerosas empresas ha incrementado la tasa de desempleo y mientras, la volátil inflación devora los miserables salarios a los escasos ciudadanos que aun conservan un empleo.
Ahora bien, transcurre el tiempo y el régimen radicaliza el proceso de ideologización comunista, con una exagerada presencia militarista, aunado a una contaminada dosis de ineficiencia y corrupción, que apunta a la instauración de una dictadura fraudulenta y opresora.
Sin embargo, ante el inminente fracaso de la Mesa de Dialogo que dio al traste con el célebre documento “Convivir en Paz” que mostró Monseñor Jesús M. Celli el 16-11-2016, ahora el Gobierno recurre a una vil treta conocida como la Asamblea Constituyente Comunal, sectorizada e inconstitucional, avalada por una cuestionada y sumisa institución como el CNE.
No obstante, en la acera de enfrente encontramos a la gran mayoría opositora conformada alrededor de la MUD, realizando enormes esfuerzos de manera pacífica y democrática, con una valiente presencia en las calles del país, resistiendo cualquier cantidad de atropellos, vejámenes, muertes, detenciones y sometimiento de civiles a juicios militares, por parte de los órganos de seguridad y de represión del régimen.
De tal manera, que no se vislumbran con certeza soluciones adecuadas a nuestro alcance y más bien pareciera que los venezolanos, deberíamos recurrir a solicitar la aplicación de los artículos 333 o el 350 de nuestra Carta Magna o dirigirnos a organismos internacionales como la OEA, la ONU, la UE, la CIDH, en la búsqueda de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana o cualquier otro instrumento jurídico que conlleve a una salida democrática y constitucional, vista la marcada ausencia de independencia de los poderes públicos del país, que nos permitan la aplicación, con justicia, de lo establecido en la Constitución Nacional y así poder relevar esta Dictadura militar y comunista. Valor y pa´lante.
