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Juan Diego Vílchez Valbuena

/Diseño: Lizzie Suárez

Oculta y sin control está lista para atacar. Con una alta capacidad de agresión a pocas de horas de su ingreso en el cuerpo de quienes no pueden evitar ser víctima de su intención destructiva, alerta de forma constante a especialistas que observan con preocupación su comportamiento.

Es la culpable de acabar con la vida de seres inocentes que, en medio de la angustia de sus progenitores, ansían sobrevivir a una bacteria intrahospitalaria resistente a los antibióticos disponibles y hasta escasos en Venezuela.

Unos tantos la vencen, pero otros indefensos, perdieron su batalla contra la serratia marcescens multiresistente cepa NDM (New Delhi Metalobetalactamasa) en el Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga de Barquisimeto, estado Lara. El 100 % de las cepas aisladas de serratia marcescens produjeron las enzimas BLEE (Betalactamasas de Espectro Extendido), AMPc (Adenosinmonofosfato Cíclico) y NDM (New Delhi Metalobetalactamasa), causantes de resistencia a los antibióticos Levofloxacina, Tygeciclina y Amikacina.

Entre enero y marzo de 2018, se registraron 28 casos confirmados de infección grave por la bacteria (la mayoría neonatos y con menos de 1 año de edad).

El 85 % de los cultivos realizados a esos pacientes dio positivo, a través de tres métodos de diagnósticos: secreción traqueal, hemocultivo y líquido cefalorraquídeo (LCR). Al resto fue imposible, pues sus representantes no poseían el dinero para ir a laboratorio.

De las 28 personas que presentaron la serratia marcescens, 11 fallecieron: más de la mitad estaba en condición de desnutrición. Solo un pequeño tenía quemaduras graves en su cuerpo. También hubo 7 pacientes con una infección aguda (Fascitis Necrotizante) en sus miembros, que evolucionó rápidamente, hasta destruir los tejidos blandos.

Visibilización de un hecho

EL IMPULSO tuvo acceso a un informe de 24 páginas del cual se desprenden estos resultados, en el que se muestran pruebas auditables de los casos mencionados con serratia marcescens, durante el primer trimestre del presente año, presentado por la doctora Leymilena Jaime, pediatra intensivista de la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica y Neonatal Dr. Francisco Finizolla Celli del HUPAZ, en el 64° Congreso Venezolano de Puericultura y Pediatría Dra. Mercedes Ramírez de Materán, realizado en Caracas del 21 al 24 de mayo de 2018, donde obtuvo el primer lugar. Además, el Decano de la Prensa Nacional, corroboró con investigación de campo, mediante técnicas de entrevistas, observación directa de los afectados y documentos físicos, así como antecedentes, los desagradables resultados de la bacteria a su paso por la humanidad de quienes van en busca de ayuda por alguna afección, pero se encuentran –sin saber– con una realidad difícil de encubrir.

Luego de los análisis estadísticos y descriptivos de los cultivos, se infirió que los servicios de hospitalización con más números de aislamientos de serratia marcescens fueron –hasta marzo– Atención Médica Inmediata (AMI), Pediatría General y Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

De acuerdo a la doctora Jaime, “a pesar de reportarse el brote, no se realizó el estudio epidemiológico adecuado, ni se implementaron las medidas de control necesarias para la erradicación del germen. La serratia marcescens –actualmente– sigue siendo aislada de pacientes ingresados en el HUPAZ”.

Destacó, que se enviaron documentos a representantes del centro asistencial los días 18 de enero, 13 de febrero y 8 de mayo de 2018, en los cuales se solicitaba una limpieza profunda. Tanto al doctor José Miguel Sánchez (cuando era encargado) como la doctora Mayli Carnevale, jefe de servicio de Infectología, estuvieron al tanto de lo ocurrido. Según la doctora Jaime «no dieron respuesta», pero autoridades informaron que se realizaron cuatro limpiezas.

La primera víctima: lactante de 8 meses

Además de la falta de laboratorio en el HUPAZ y los recursos económicos de los padres para hacerle el cultivo en un centro privado, a 4 pacientes no se les tomó la muestra por fallecer a pocas horas de ser infectados. Sin embargo, “se le atribuyó el agente causal a serratia marcescens debido a la gran similitud entre casos y los pacientes con cultivos positivos para este germen”, aseguró la doctora Jaime.

A su juicio, el hecho de presentarse 28 casos en tan solo tres meses, es considerado “un brote epidémico”. Aunque tiene una particularidad, dice, se trata de contar con la presencia de la “cepa NDM (New Delhi Metallobetalactamase), que le confiere a la serratia marcescens, resistencia a un gran número de antibióticos betalactámicos y carbapenémicos).

El primer caso de serratia marcescens en 2018, según el historial médico, fue el 4 de enero. Se trató de un lactante de 8 meses, hospitalizado en Pediatría General, quien murió seis horas luego de haberse producido los primeros síntomas.

Él estaba en el cuarto piso, con recuperación tras presentar desnutrición tipo kwashiorkor, con larga permanencia hospitalaria. “No recibió terapia antimicrobiana para el momento de la aparición de los signos clínicos. Comenzó con lesiones en piel purpúricas, en miembros inferiores, además de fiebre, taquipnea, taquicardia, con rápida progresión de las lesiones. Se interpreta como shock séptico de punto de partida de piel”, recordó la doctora Jaime.

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Misma historia, iguales resultados

Otro caso similar ocurrió el 8 de enero. Esta vez era una niña de 4 años de edad, con hidrocefalia congénita, retraso psicomotor y desnutrición severa como el lactante. Esta jovencita en Pediatría estaba por recuperación nutricional, pero informes de la doctora Jaime, revelan que también tenía “lesiones purpúricas en miembros inferiores de iguales características que el paciente lactante”. Ella, tan solo estuvo viva 12 horas después de estar contaminada. Tampoco, como al anterior, no se le tomaron muestra para el cultivo.

El tercer caso encendió las alarmas de la doctora Jaime, quien estaba sorprendida por la presencia de la serratia marcescens en el HUPAZ. Ante esta situación, nuevamente se le envió un escrito a la Unidad de Epidemiología del centro asistencial y a la Comisión de Infecciones Intrahospitalarias. El resultado obtenido fue la limpieza, durante enero, de Pediatría, AMI y UCI, “sin lograr los insumos necesarios para la desinfección del material, lavado de manos y seguimiento de los pacientes afectados”, explicó.

En esta ocasión se trataba de un neonato masculino. De él, se recibió solo el resultado de un hemocultivo, tras fallecer en la UCI, días antes de los anteriores pacientes. “Tenía shock séptico en falla multiorgánica, con coagulación vascular diseminada, y con lesiones de piel purpúricas generalizadas”, expresó la doctora Jaime.

La bacteria seguía su camino

La serratia marcescens se mantenía en el HUPAZ, aprovechando el momento para atacar el organismo de los niños hospitalizados. Cuatro pacientes menores de 2 años, que procedían de Pediatría y AMI, ingresaron a la UCI, con condiciones desfavorables. Los cultivos fueron tomados 48 antes de haber ingresado allí, dieron positivo.

La doctora Jaime recordó el caso de un estudiante de 9 años, quien estaba en UCI con quemaduras en 64 % de su piel por fuego directo. Él tenía sangrado en la piel y vías respiratorias, “signos clínicos compatible con síndrome de distress respiratorio agudo severo”. Igualmente, murió.

Informó que “luego de este reporte,  logran ser identificados 19 casos de pacientes, 17 de ellos con aislamientos positivos para serratia marcescens y dos pacientes con clínica muy parecida a los cuales no pudo realizarse cultivos por no disponer de laboratorio en la institución ni contar con recursos económicos los padres para realizar los mismos. Es importante resaltar, que el HUPAZ se presentó un colapso de cloacas en el mes de febrero que afectó gran parte del hospital”.

Del total de los pacientes que dieron positivo por serratia marcescens, 19 eran del sexo masculino. Respecto a la edad, 13 (46.42 %) eran menores de tres meses, le siguieron 6 (21.42 %) lactantes entre tres y doce meses, 4 (14.28 %) pequeños entre 12 y 24 meses, y 5 preescolares/escolares (17.85 %).

[vc_text_separator title=»DATOS EXTRAOFICIALES OBTENIDOS POR EL IMPULSO» color=»black» border_width=»5″]

De acuerdo a los datos cuantitativos extraoficiales obtenidos por EL IMPULSO a través de una fuente directa de la gestión pasada, a quien se les resguarda su identidad, sobre los índices de serratia marcescens con hemocultivos positivos, desde hace 1 año y 7 meses, se han reportado 143 casos.

El brote, después de 1990, apareció en septiembre de 2016 con un 1 caso en el área de Cirugía ubicada en el 1er. Piso, donde dejó rastros hasta enero de 2018 con 29 pacientes con la bacteria. Luego se diseminó a otras zonas en 2017, entre ellas AMI (Planta Baja), con una cifra de 43 afectados, ubicándose allí el mayor foco del germen hasta la fecha. Febrero, marzo y abril han sido los meses con mayor presencia de la bacteria en 2017 y 2018. El año pasado, en el 3er. Piso Este, Neonatología, se registraron 10 casos, y en UCI 17.

Con relación al primer trimestre de 2016 y 2018, el número de casos se mantuvo. Sin embargo, se debe resaltar que el total confirmado por autoridades actuales del HUPAZ al presente (24 casos), no concuerda con lo registrado por la doctora Jaime (28 casos).

El brote comenzó en Cirugía (2016), siguió a AMI (2017) y llegó a UCI (2018). Hasta la publicación de esta investigación, solo se conoce el número de fallecidos durante este año. Se espera el reporte oficial para contrastar datos y conocer a ciencia cierta, la cifra exacta de niños que perdieron la vida por contagio de serratia marcescens.

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AMI, la más contaminada con serratia marcescens resistente a antibióticos

Aunque la serratia marcescens debe ser atacada con antibióticos, los cultivos sometidos evaluación arrojaron como resultados ser altamente resistentes a Betalactámicos, Cefalosporinas y Casbapenem en 100 %. El resto de los medicamentos son: Amikacina, Ciprofloxacina y Piperacilina/Tazobactam. Sobre la Levofloxacina y Tygeciclina no están aprobada para uso pediátrico.

“Esto denota la multiresistencia de la cepa identificada en este brote, ya que en la mayoría de los estudios microbiológicos, se reporta que son sensibles a cefalosporinas de tercera generación y carbapenem, con alta sensibilidad a quinolonas”, explicó.

Durante el brote epidemiológico, se emplearon los medicamentos Meropenem y Vancomicina, que están disponibles en el HUPAZ.

Ingresaron y se infectaron

De acuerdo a las estadísticas que EL IMPULSO tuvo acceso, todos los pacientes infectados por serratia marcescens -cuando iniciaron los síntomas-, ya estaban en hospitalización, incluso cuando se hizo la toma de cultivo.

El 68 % de ellos se encontraba en AMI, el 18 % en Pediatría General, y 11 % desarrollaron la bacteria mientras permanecieron en UCI. Apenas el 3 % se encontraba en Neonatología.

Los afectados -explicó la doctora Jaime-, antes de presentar serratia marcescens, tenían procesos infecciones como neumonía, diarrea aguda, además de sepsis y shock séptico.

“Solo había tres pacientes con quemadura severa y obstrucción intestinal. Es de mencionar, que los neonatos fueron ingresados con sepsis neonatal. 13 casos tenía desnutrición severa: 5 se estaban recuperando cuando apareció la bacteria. Asimismo, 2 pacientes estaban en post operatorio gastrointestinal, 3 con patologías infecciosas sin enfermedades de base y 1 hospitalizado en UCI por la quemadura. 9 neonatos no tenían enfermedad base presente”, señaló.

Entre 24 horas y 33 días, fue el rango de hospitalización de quienes presentaron serratia marcescens. Un dato curioso fue que “10 pacientes tenían menos de 72 horas de ingreso al hospital cuando se reportó la infección”, recuerda.

La doctora Jaime, informó que 17 personas con la bacteria tenían signos de shock séptico, 9 con lesiones purpúricas y Fascitis Necrotizante, 6 con problemas respiratorios y 2 casos con afecciones en el sistema nervioso central.

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Por la piel ingresó el germen en los niños

La serratia marcescens es una bacteria Gram negativo intrahospitalaria que tiene dos condiciones de aparición: en brotes o de forma ocasional.

Para evitar ser infectado con serratia marcescens u otra bacteria, se deben considerar factores ambientales dentro del HUPAZ y el correcto uso de métodos de higiene en todo el personal expuesto.

La doctora Jaime manifestó que “la fuente de contagio es sin duda la colonización bacteriana de las superficies de los equipos médicos, materiales empleados en canalización de vía venosa.  Es bien conocido el mecanismo de selección de cepas bacterianas resistentes que ocurre en medio hospitalario, por el uso continuo de antimicrobianos que elimina las bacterias sensibles y selecciona los agentes resistentes”.

Aseguró que la vía de transmisión y el mecanismo de contagio “fue por contacto directo de manos, fómites y fuentes contaminadas con el paciente. La puerta de entrada de este brote fue la piel, lo cual se confirma por la aparición de las lesiones de Fascitis Necrotizante y purpúricas como punto manifestación inicial”.

La ausencia de cuidados directos en los pacientes dentro un centro asistencial es una causante de la presencia de serratia marcescens, además de “la falta de una desinfección adecuada de las áreas de hospitalización, emergencia y UCI, una inadecuada higiene de manos del personal de salud y por supuesto la presencia de un huésped susceptible. Condiciones en su mayoría, actualmente presentes en el HUPAZ”, dijo.

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Solo con medidas preventivas e inmediatas se puede atacar el foco

En su investigación sobre la serratia marcescens, la doctora Jaime, deja una serie de recomendaciones que, a su criterio, deben tomarse de inmediato.

La adquisición de productos de limpieza es fundamental para atacar las bacterias existentes, así como la esterilización constante y desinfección de las áreas consideradas críticas, especialmente, AMI.

Todo el personal requiere de productos antisépticos, pues las manos no solo deben lavarse con agua, sino también con jabones.

Ella concuerda con una de las informantes claves con relación a la distribución del vital líquido. “Se debe garantizar el suministro constante de agua en todo el hospital, para garantizar el lavado oportuno de manos y la limpieza de las áreas de hospitalización”. Sobre este punto, ya se están reparando las bombas que garantizarán el suministro (una ya está en funcionamiento).

Igualmente, hace mención a la existencia de un bote de aguas negras en el tercer piso y AMI, que debe ser reparado.

Desde el punto de vista médico, considera que se deben garantizar la “toma de cultivos en todo paciente que ingrese por patología infecciosa al hospital o que presente deterioro clínico luego de ingresado, con el fin de reportar los agentes bacterianos presentes en el hospital y su patrón de sensibilidad”.

Igualmente, el seguimiento de exámenes de laboratorio es fundamental al momento del ingreso. “Con esto se detectarán alteraciones en el perfil infeccioso de manera oportuna”, recomendó.

La doctora Jaime considera además que deben aislarse todo paciente con patologías graves de base con alta susceptibilidad para adquirir alguna infección, como desnutridos, pacientes oncológicos y crónicos.

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Aunque reciban atención médica inmediata en el HUPAZ, las condiciones en las cuales conviven los pacientes, están en proceso de mejoras, según su director, el doctor Rafael Agüero. Durante la corta estancia de EL IMPULSO, se observó como un paciente que era ingresado a la UCI, fue trasladado en brazos del personal médico y de enfermería ante la ausencia de ascensores con los que se evitaría, subir dos pisos. Situación similar viven los familiares quienes deben buscar la comida en Planta Baja y llevarla hasta el área respectiva, porque se es imposible subir un distribuidor de alimentos. Aunado a la falta de luz en ciertos pasillos, así como el aire acondicionado. Todo esto será atendido en su momento, dijo Agüero.

Testimonio de trabajadora: “No queremos ofrecer salud de guerra en el hospital”

La serratia marcescens sigue su rumbo en el HUPAZ y las medidas deben ser consideradas de forma oportuna. Las instalaciones del principal centro pediátrico de Centroccidente requieren de atención, de lo contrario, seguirían las infecciones por serratia marcescens.

La realidad es muy distinta a la proyectada. EL IMPULSO recorrió cada una de las áreas (lo hizo de día y de noche), cuyo personal está expuesto de forma constante a bacterias si no se toman los correctivos pertinentes.

Transitar por cada pasillo y por cada piso, es sinónimo de preocupación. El cómo debería estar el HUPAZ pasó tan solo a la imaginación de quienes hoy, se encuentran recibiendo atención médica. “Nos acostumbramos. Venimos acá porque no tenemos recursos. El hospital debería estar mejor. Pero aquí, en su mayoría, debemos comprar algunos medicamentos. Por ejemplo, no podemos hacerles exámenes de laboratorio y debemos tener mucho dinero para hacerlos de forma privada”, expresó la mamá de un paciente que se encontraba en el cuarto piso al momento de la visita; pidió mantener su identidad en el anonimato. Allí, en una de las puertas donde funciona el área para niños desnutridos y con maltrato, hay un cartel que dice: “Calentador no funciona… No insista. Área contaminada. Es por el bien de tu hijo”.

Las condiciones

En cada ambiente hay olores diferentes, unos más fuertes que otros. Ciertas áreas se perciben estar limpias, y algunas, un poco descuidadas (en las mañanas todo está pulcro). Al subir a cada piso, es común observar los desechos hospitalarios arrumados cerca de las escaleras. Los bajantes están sin funcionar, y el ascensor tampoco tiene utilidad. Por lo que, cualquier que pase por la zona, observa cajas y bolsas azules con material ya manipulado.

Equipos médicos sin utilizar en AMI II, como el aparato de Rayos X en Radiología que está en un espacio cerrado sin visibilidad hacia el exterior, se encuentra en esta zona, una de las más frecuentadas. En la Emergencia Pediátrica, la situación aparenta estar en tranquilidad; sin embargo, de acuerdo a los registros fotográficos de EL IMPULSO, aún hay camillas con desperfectos, baños con olores nauseabundos, láminas del techo a punto de colapsar, y el área llamada faena, todo pareciera estar unidos: aquellos equipos e implementos utilizados están muy cerca de los esterilizados.

Los resultados de la observación directa efectuada por EL IMPULSO, coordina con un informe realizado este 2018 por Transparencia Venezuela, capítulo Lara, sobre las condiciones de salubridad en el HUPAZ, tomando en cuenta que la ausencia de limpieza sería la causante de la propagación de la bacteria. https://transparencia.org.ve/project/la-salud-lara-emergencia-permanente/

Voz afectada

La incomodidad en los trabajadores del HUPAZ es evidente. Con las consecuencias que acarrea dar una declaración en público, sobre temas delicados, pocos se atreven a hacerlo: no quieren perder su empleo. Sin embargo, EL IMPULSO entrevistó a uno de ellos. Se le resguarda su identidad, tal cual como fue solicitado por el informante, quien tiene más de 5 años laborando en el centro médico. “Ante todo confidencialidad, no quiero que mi nombre salga, porque eso traería repercusiones en mi persona”, con esta recomendación se inició la conversación en la que se describen las condiciones actuales del lugar donde permanece por ocho horas. Convive allí y observa lo que ocurre en “su segundo hogar”.

Alerta que mientras pasa el tiempo, “nuestro hospital se viene abajo y se siguen prestando servicios de salud bajo las condiciones más insalubres”.

El informante manifestó que trabajan sin agua, “porque la cortan por un problema existente”.  Además, a su criterio, las medidas de seguridad e higiene no se cumplen.

-¿Qué más ocurre allí?

-No se esterilizan los materiales de las áreas críticas como la UCI y Emergencia Pediátrica. Me refiero también a que deben cumplir constantemente con la limpieza, desinfección y esterilización del material médico quirúrgico utilizado, como tubuladuras de ventiladores, frascos de aspiración, mascarillas de nebulización, ambu resucitador manual y mascarillas”.

Está preocupado por la presencia de serratia marcescens en el HUPAZ. “Existen botes de aguas negras y malos olores, donde la bacteria se disemina con mayor facilidad”, advierte.

Sin reporte epidemiológico

Desde 2016 no se publica el Boletín Epidemiológico en Venezuela, donde es imposible saber por fuente oficial la tendencia de las enfermedades actuales.

En el caso del HUPAZ, según la fuente, “los más vulnerables son los pacientes que estando ingresados por una enfermedad, adquieren la bacteria porque su estado de salud está delicado, son los recién nacidos, niños oncológicos y con desnutrición”.

Ha visto morir a varios niños por la bacteria. Dice que es un asunto de interés sanitario, que afecta a quienes buscan la recuperación de su salud, pero se le están violentando sus derechos por omisión, principalmente de la institución”.

-¿Por qué cree usted que existe negligencia de las autoridades?

-Estamos conscientes de la realidad con la cual nos vemos obligados a brindar cuidados de salud de una manera correcta, ante la crisis que nos afecta a todos, pero jamás debe ser politizada y lamentablemente eso observamos. No queremos ofrecer salud de guerra, tampoco que nos digan “esto es lo que tenemos, no tenemos recursos, si no les gusta se pueden ir”. No hay dinero, no nos abastecen lo suficiente, ya basta de indolencia.

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En 2017 hubo casos en silencio

La serratia marcescens ha hecho saber su poder destructivo en el HUPAZ. Si bien no existen reportes oficiales sobre la incidencia de la bacteria en 2017, EL IMPULSO obtuvo varios hemocultivos en los cuales se evidencian resultados positivos, además de una data de forma extraoficial.

En los estudios de la doctora Jaime se observa que entre las razones por las cuales la serratia marcescens se aloja en los espacios médicos, se encuentra la insalubridad, condición que ha dejado rastros en el centro asistencial.

El 24 de marzo de 2017, en el cuarto piso del HUPAZ, se desplomó el techo de la Unidad de Oncología, producto de la humedad que generaron las tuberías dañadas. El hecho ocurrió en un momento donde no había pacientes, durante la gestión del doctor Jorge Gaiti. Nueve meses después, con el cambio de directiva, estas áreas fueron recuperadas. El 21 de diciembre de 2017, la doctora Linda Amaro, secretaria de Salud en Lara; y el doctor Rafael Agüero, junto al doctor Robert Andrade, jefe de Oncología, reinauguración de Sala de Quimioterapias.

En ese entonces, la capacidad del lugar era para 19 niños, de los cuales se trataban 14: 9 presentaban la serratia marcescens. Entre ellos está el caso de una niña de 4 años de edad, una pequeña de un año y cinco meses; otro joven de 10 años y una niña de 1 año (ambos fallecidos). Los días 7, 12 y 18 de abril de 2017 murieron tres niños de 9, 6 y 4 años de edad respectivamente. A todos se les reguarda su identidad de conformidad con el artículo 65 de la Ley Orgánico para la Protección del Niños y del Adolescente (Lopna).

La doctora Jaime manifestó que “durante el año 2017 se observaron varios casos de pacientes con cultivos positivos para serratia marcescens en el HUPAZ. El último caso fue reportado en el mes de diciembre, cuando un neonato en post operatorio de corrección de gastrosquisis, fallece en shock séptico en falla multiorgánica en la UCIP”.

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  • En Italia (2005) hubo un brote simultáneo de serratia marcescens y klebsiella pneumoniae en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Allí, hubo 27 casos en tan solo 16 meses. 9 de ellos murieron.
  • Hace 13 años, en México, 7 personas con menos de 10 años de edad, en el Servicio de Oncología del Instituto Nacional de Pediatría, poseían la bacteria. De estos, 2 fallecieron.

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  • En 2007, en el Hospital Infantil Dr. Federico Gómez, en 2007, fueron aislados 7 pacientes por un mes. La UCI fue cerrada.
  • En un hospital de Paraguay, en 2015, hubo brote en el cual 5 personas resultaron afectadas, hasta el punto de colocarles soporte ventilatorio.
  • Ecuador también registró la presencia del germen, con 9 casos detectados.

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Antecedentes en Lara

Los casos por serratia marcescens en el Departamento de Pediatría del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (hoy HUPAZ) han sido constantes. Investigaciones así lo demuestran. Entre junio y julio de 1990, según el Boletín Médico de Postgrado (mayo-agosto 1993), del Decanato de Medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), en el área de Pediatría hubo 23 casos con la bacteria, que ingresaron con meningoencefalitis o sepsis.

A esa fecha, el foco de infección se ubicaba en Sala de Partos, en un recipiente de aspirados y una incubadora de transporte. Coincide con el estudio de la doctora Jaime, en que la mayoría correspondía a pacientes de sexo masculino, con síntomas en las primeras 72 horas. 87 % de los niños murieron. El germen igualmente resistente a “aminoglicósidos, piperacilina y ceftriaxone, sensibles a ceftaxidime, aztreonam, imipenem y quinolonas y todas productoras de betalactamasas”.

Después de 21 años, en Bolívar, específicamente en el Hospital Ruiz y Páez, 7 neonatos tenían serratia marcescens, de los cuales 4 murieron. El área de Nutrición Parenteral fue el foco del virus.

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Madre: “Son muchas las preocupaciones que uno tiene allí, a veces se pierde la fe…”

Dos historias conmovedoras y dramáticas que exponen lo vivido con la serratia marcescens. En una se cuenta cómo se luchó contra la bacteria y en la otra, el trágico desenlace que enlutó a una familia. Aunque muchos han sobrevivido, varios se han ido al encuentro con Dios. Todos tienen algo en común: poseen un sistema inmunodeprimido -aunque con patologías de base diferente-, lo que los compromete aún más a estar expuestos al germen.

El 2017 fue un año atípico para Venezuela, un país convulsionado por manifestaciones sociales durante cuatro meses (abril, mayo, junio y julio), en los que las ciudades estaban –literalmente– colapsadas.

Fueron días intensos para millones de venezolanos que demandaban el respecto de sus derechos constitucionales, pero también para una madre del campo que durante ese tiempo combatió contra una leucemia (aún lo hace), y el poder de la serratia marcescens que se apoderó de su pequeña hija de 5 años de edad.

Entre la anarquía de una nación con luchas políticas, ella debía levantarse ante factores que eran imposibles de vencer, pero sí de controlar.

De esta experiencia, se resguardan datos que impliquen ubicarla con exactitud. Todavía tiene temor de que existan represalias en su contra, por explicar cómo fue el contagio de la bacteria en el HUPAZ.

“Entró sana, llena de vida”

De Portuguesa es la joven madre que, en busca de mejores condiciones para la salud de su hija, se tropezó muchas veces y, también, recibió el apoyo de almas bondadosas. Ella, sabe cómo es la convivencia en los centros asistenciales de su estado natal y Lara: el Hospital Universitario Dr. Jesús María Casal Ramos (Acarigua) y el Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga la acogieron, en meses turbulentos.

A tan solo 2 horas y media de Barquisimeto, está el pueblo que por años la vio crecer y sabe cuan fuerte es. A su humilde hogar se llega al recorrer 10 minutos por vías que se enlodan con la lluvia constante de la zona. Al final de una calle, a mano izquierda, está con su pequeña y su esposo, en dos habitaciones hechas con bloques y techo de zinc que durante el día aumenta la temperatura.

En una de las paredes está el retrato de la guerrera que recibe a quien se asoma por la única puerta del lugar. Ella, es quien le da fuerzas a esta familia, cuyos miembros mantienen la esperanza de que algún día su condición mejorará, pues su gran amor aún tiene cáncer.

La experiencia con esta terrible enfermedad es tormentosa, hasta llevarla a la desesperación por algunos momentos, pero a la reflexión en muchas circunstancias.

En un banco de madera –en contraluz– habló con EL IMPUSLO. Un tono de voz dulce por instantes y de esperanza otros tantos, acompañaron más de una hora la conversación.

“Mi hija está bien gracias a Dios”, expresa al iniciar su testimonio.  Después de estar cuatro meses el hospital de Acarigua por tratamiento para la leucemia de su hija, se trasladó hasta el HUPAZ, donde recibiría atención. Pero allí, se encontró casi al llegar con la serratia marcescens. “Ella llegó caminando, corriendo, sonriendo… entró sana, llena de vida. La atendió el doctor Robert Andrade (jefe de Oncología en ese entonces)”, dijo.

Mientras estuvo allí, asistía a la Escuelita (lugar del cuarto piso donde los niños pueden recrearse), pero un viernes por la tarde, comenzó otra travesía: su lucha contra la bacteria.

“Comenzó con una picadura en el muslo y la rodilla… Pensaba por un momento que había sido por un zancudo. Mi hija no quería pararse, solo le provocaba dormir, estar acostada sin hacer nada”, comentó la mamá. Ya presentía que había algo extraño, pues la actividad con la que veía a su hija, era diferente a la acostumbrada.

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Ocurrió en tiempo récord

72 horas después, el lunes, “mi hija tenía la picadura color púrpura, se le había oscurecido, y cuando llegaron los médicos, comenzaron a hacerle los respectivos exámenes para ver qué era”, recordó.

Ni siquiera en el hospital de Acarigua se complicó, a pesar que allá las condiciones era extremadamente inseguras, “todo se veía bonito en el Pediátrico, impecable”, indicó.

Al hacérsele el hemocultivo dio positivo, por lo que comenzó el tratamiento con el Meropenem, que debía comprar porque no había en ese momento.

Los efectos de la bacteria en la piel de la niña de cinco años comenzaban a relucir. Todos los días le daba fiebre, “los médicos decían que tenía una bacteria por estar inmunosuprimida”, comentó.

Llegó un momento en que el área donde se encontraba, era limpiada por los propios padres que allí se encontraban, relató.

La niña, mientras estuvo en el HUPAZ, presentó tres bacterias: la serratia marcescens, maltophilia y klebsiella.

Cuando llegó el momento de trasladarla hasta el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales Pastor Oropeza para continuar su tratamiento contra el cáncer, las lesiones causadas por la bacteria mejoraban.

“Día por medio o cada dos días, la curaba. La herida seguía abierta. Utilizaba Betadine, guantes… incluso, me tocó hacerlo en el hospital”, explicó.

A la niña se le realizaba constantemente una recesión del tejido necrosado con el fin de que la piel se fuera reconstruyendo.

Hoy, a casi un año de la afección, camina con tranquilidad, pero con una cicatriz en su pierna izquierda que le dejó la serratia marcescens.

Toma su hija de la mano… hace una pausa y reflexiona: “Son muchas las preocupaciones que uno tiene allí, a veces uno pierde la fe… como a veces no. Sale uno injertado de muchas cosas, pero cuando uno las pasa y las supera, nada más con verle la sonrisa a mi hija y cada respiro, eso es ganancia para mí… y es ahí donde uno le da más valor a las cosas y a los hijos”.

La venció el cáncer… y aparentemente la serratia

A media hora de la capital de Lara, está Quíbor, un pueblo productor y con una historia invaluable. Es la capital de Jiménez, donde habita la señora Carmen Rodríguez, madre de una niña de 9 años de edad ya fallecida. Murió de leucemia, pero “con ella se fue la serratia”. Aunque fue imposible hacerle el hemocultivo, su progenitora asegura que el germen la debilitó. Es un caso no comprobado, solo el pálpito de la madre y los síntomas que presentaba, la llevaron a deducir que se trataba de la bacteria.

Desde su humilde vivienda construida con bloques de barro y techo de zinc, habló con EL IMPULSO sobre la bacteria que se llevó a su retoño.

Aún le duele la muerte su niña… está reciente su partida. Entre lágrimas contó ese trago amargo con el que despidió el 2017 e inició el 2018.

Fue enfática al decir que “todos esos niños han muerto, pero no de leucemia, se los ha comido la bacteria que tienen ahí… será que tienen un pacto con el diablo, porque él (doctor Robert Andrade), no quiere reconocer que esa bacteria se encuentra allí. No hay ningún niño que no haya tenido serratia”.

Aseguró que el 31 de diciembre de 2017 amaneció con temperatura alta y manchas rojas en la piel: una en el pecho, una en la pierna, dos en la espalda y una en la nariz. “Como tenía fiebre la metí al baño, yo pensaba que era una picadura… tenía unas rosetas, una de las enfermeras me dijo: eso es serratia y me dijo que la bañara con Betadine. Cuando la llevaron a UCI, tenía esas lesiones. Llamamos al doctor Andrare, pero nunca contestó”.

El 6 de enero le notificaron que a la niña le había dado “un paro… la abrazamos, la besamos, pero nada. No reaccionó”, contó.

Con 9 años se convirtió en las primeras víctimas de 2018 que murió, aparentemente, con serratia marcescens. “En ese lote había 30 niños, muchos de los cuales murieron por la bacteria que tienen encerrada en el hospital. Pido que se haga algo para sacarla… deben entender que deben limpiar. El director, también se ocultó, lo fui a buscar pero no me recibió. Me decían que estaba loca, y dime quién no, si le arrancan un pedazo de mi vida grande… todo por representar un hospital que no tiene nada”, expresó.

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Extrabajadora: “Se trata al niño, más no a la bacteria”

Durante 11 meses, Nadia Paredes laboró como maestra en el área de Oncología del cuarto piso del HUPAZ. Hoy, está fuera de Venezuela. Su testimonio, da fe de las condiciones hospitalarias en las que se trabajaba con frecuencia allí. Observaba siempre la problemática existente con relación a la higiene y limpieza del área donde asistían los niños a realizar sus quimioterapias.

Menciona algo muy importante. “Se le colocaba Meropenem y como este antibiótico es tan fuerte, al realizarle el hemocultivo los resultados salen negativos, y luego positivos a la serratia marcescens, una bacteria que hacía que los niños presentaran manchas de puntos rojos en la piel y mucha fiebre. Eran puntos que crecían, como burbujas negras”, explicó Paredes.

Su experiencia dentro del HUPAZ hace más de un año, coincide con la denunciada por organizaciones no gubernamentales, “se trata al niño, pero no a la bacteria que estaba en oncología… no había las medidas higiénicas, es decir, la serretaria marcescens se combate con lejía, con cloro, pero no nada más al piso, sino también a las paredes, al techo, a los aires acondicionado… mientras estuve ahí nunca se le hizo”.


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Organizaciones no gubernamentales en alerta

Sobre la investigación ya está al tanto la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Oacdh). Según la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la salud es un derecho de todo ciudadano. El Estado es el garante de prestar todos los servicios para que las personas reciban una atención de calidad, sin contratiempos.

El artículo 83 estipula claramente que “la salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción y defensa, y el de cumplir con las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de conformidad con los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República”.

De allí, que en manos de quienes dirigen la nación está el cambio de políticas que atiendan con urgencia las necesidades de los centros asistenciales, como el Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga (HUPAZ), donde la serratia marcescens cobró la vida de 11 niños, que según los estudios y pruebas de familiares, se contagiaron en el recinto durante el primer trimestre de 2018. Desde abril, no hay reportes oficiales.

Ante esta delicada situación, varias organizaciones no gubernamentales en Lara se pronuncian al respecto y están en alerta ante el brote de serratia marcescens existente en el HUPAZ.

Visibilizar una situación preocupante

Para la coordinadora de Transparencia Venezuela, Capítulo Lara, Yonaide Sánchez, quien además es docente universitaria de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), lo ocurrido es “francamente alarmante, preocupante. Hay varios niños que han fallecido, y entiendo que es producto de contaminación intrahospitalaria. Al parecer, una bacteria llamada serratia marcescens que puede producir la muerte en horas. Seguramente hay niños que ingresan al hospital con defensas bajas, con patologías que los vuelve vulnerables, o neonatos, que requieren unos cuidados especiales, porque la razón por la cual están ahí es porque presentan una condición”.

Recordó que hace poco hicieron un reporte sobre la salud en Lara, en el cual hay un apartado dedicado a las condiciones de insalubridad del HUPAZ. “Pudimos visibilizar lo que nos pareció preocupante, y es una situación de falta de limpieza. No se observa en el hospital esa condición sanitaria que uno espera encontrar. Pude ver ventanas sucias en las salas de hospitalización, pasillos que no estaban limpios. Además, miramos las bolsas de desechos que están en las escaleras. Imagínese la contaminación cruzada existente”, informó.

Mencionó que de acuerdo a versión de sus fuentes internas del HUPAZ, cuyos nombres también mantiene en reserva, corroboró que “no tenían para lavarse las manos adecuadamente cada vez que tienen que atender a los pacientes o colocar algún tratamiento. Ellos no pueden asearse de manera adecuada”.

El problema del agua potable se une a la crisis sanitaria del centro asistencial. “No podemos concebir este lugar sin agua, que es el elemento fundamental para poder garantizar unas condiciones sanitarias mínimas”, explicó Sánchez.

La falta de productos de limpieza genera preocupación entre los empleados y personal médico. “Ponemos la lupa sobre esas condiciones que nos parecen importantes visibilizar porque un centro de salud que no tiene agua, desecho de basura cerca de escaleras por donde circulan quienes allí se encuentran, porque los ascensores están dañados, y además tienen contacto con los pacientes”.

Con el análisis de Transparencia Venezuela se confirma la “extrema gravedad de lo que puede ocurrir cuando esas condiciones no existen. Eso puede significar una contaminación intrahospitalaria que lleve a más niños a la muerte, y que son perfectamente evitables, porque implica simplemente que se tengan las condiciones sanitarias adecuadas”.

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“Es un secreto a voces”

“La serratia es un secreto a voces en el hospital, todos lo saben, pero nadie quería hablar de ello. Es triste ver cómo madres y el personal tratan de hablar con los defensores de Derechos Humanos dentro del hospital, pero el temor las va llevando a la opacidad a pesar de que están en juego la vida de sus hijos y no se atrevían a denunciar. La serratia es un enemigo silente que a ningún padre le dicen que allí existe cuando ingresa, van a riesgo, ni los colocan al tanto del mismo. Muchos padres de los que han transitado en el hospital no entienden lo complejo de la bacteria.

Este enemigo oculto entre los pasillos de HUPAZ, se ha llevado la vida de los niños de una manera atroz, por eso decidimos como organización de defensa de DDHH de los Niños, apoyar la denuncia y el informe científico de la doctora Jaime, y tomar en cuenta que aquí no se trata de buscar culpables, sino de originar espacios y protocolos para poder erradicar esto.

La sociedad civil está dispuesta a dar sus aportes para lograr la limpieza, en tal caso de que los entes gubernamentales no puedan sobrellevar esta situación. Lo importante es detener las muertes y después se busca la responsabilidad, porque ya basta de tanto silencio. Sinceramente hay que tomar cartas en el asunto.



“No puede seguir ocurriendo”

“Con relación a lo que está pasando en el HUPAZ desde el año pasado, hemos estado con el acompañamiento de la red de derechos humanos en Lara, haciendo un trabajo de seguimiento, de conocer las razones por las cuales había ocurrido la muerte de varios inocentes. En ese proceso nos dimos cuenta de la proliferación de la bacteria, que ameritaba un estudio profundo de los casos. Corroboramos la presencia de la serratia marcescens. Los niños más afectados son los que están en oncología.

A la administración pasada, se le indicó que se necesitaba contar con los insumos para hacer el respectivo mantenimiento a todas las áreas. Incluso, nosotros podemos ser útiles para hacer campaña, recolección de los materiales de limpieza, a fin de evitar que siguiera ocurriendo la situación.

Hubo un tiempo que no se supo más nada de la bacteria, hasta que el primer trimestre vimos nuevos reportes. Es una situación que no puede seguir ocurriendo. De hecho, el año pasado estuvimos en Fiscalía haciendo la denuncia. Allí se dejaron todos los datos, pero no supimos más nada. Nos dimos cuenta de que existe un problema muy grave que amerita soluciones inmediatas, sino la bacteria seguirá ahí en cualquier administración”.


 

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Padre Maldonado: “Es condenable y aborrecible… y, hasta nauseabundo»

Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga de Barquisimeto

El rol de la Iglesia en tiempos turbulentos es fundamental. Sus sabias recomendaciones invitan a la reflexión, en momentos donde vulneran el honor del ser humano. Ella tiene muy claro, que en el otro, en el que sufre, se encuentra Jesús.

No es un asunto ideológico, pues se busca interpelar la conciencia de quienes dicen ser cristianos, y aún así, en los puntos tan absurdos “como que la que gente muera por falta de limpieza con un producto llamado cloro, es del todo condenable, aborrecible… y aunque suene fuerte, podría decirse que nauseabundo, porque en definitiva nos hemos degradado como sociedad”, reflexiona el padre Alfonso Maldonado, vicario de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Barquisimeto, en entrevista a EL IMPULSO.

A su juicio, dentro de ese “triste espectáculo en sentido irónico, hay varios espectadores que no quieren hacer nada en público, es el que no está consciente, y tiene que ver con su ignorancia o con su día a día que le dificulta tener clara la realidad”.

Sin embargo, dentro del HUPAZ están otras personas que hacen vida allí y son las organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos, quienes se refieren a la responsabilidad de las autoridades.

“No solamente es condenable, sino que hay un recuerdo profundo de lo que es el compromiso y la responsabilidad de parte de las autoridades y del personal, que dedica buena parte a la salud, dentro de las limitaciones que cada quien tengan, porque los Derechos Humanos los viola el Estado, pero todos debemos defenderlos”, manifestó el padre Maldonado.

El vicario de la Arquidiócesis lamenta con profundidad lo ocurrido. 11 muertes que no son únicas este 2018, pues en lo que va del segundo trimestre, se han reportado casos con serratia marcescens, lo que aumentaría la cifra.

“Cada quien debería poner su grano de arena. Sería muy triste que el cloro lo traigan los familiares, o las enfermeras, o los médicos, cuando debería ser el Estado”, dijo.

El costumbrismo del venezolano le preocupa; y los momentos en los que en numerosas oportunidades ven la realidad como normal. Pero, “no podemos simplemente a acomodarnos a la situación, como para pensar que podemos a acostumbrar. Preocupa es que nos acostumbremos a manejar números, en vez de personas… sería profundamente lamentable”.

-11 familias perdieron a sus seres amados… y en lo que va del segundo trimestre, otras están en la misma situación. ¿Cómo explicarles a los padres la situación?

-Un mensaje de esperanza a las familias creo que resulta del todo complicado, porque la gente que ha perdido a sus niños, y es una situación que no tiene vuelta atrás. De repente el llamado sería a que canalicen su dolor, su indignación, y que honren la memoria de sus hijos a través de la lucha. Creo que no existe otra palabra inteligente que pueda usarse, para que tal cosa no vuelva a ocurrir. Que la muerte de sus hijos no sea nada inútil y se pueda repetir en otros. Que sirva de punto final a una situación tan absurda.

El llamado es a manejar el duelo y dolor, donde incluso puede haber hasta culpa, porque la psiquis humana es muy traicionera y de una forma muy inteligente no se trata de inmolarse, sino de buscar una estrategia que busque corregir de manera definitiva lo ocurrido en el HUPAZ. Pero puede estar ocurriendo en otras partes del país.

Mucha solidaridad a quienes están con vida, pues de alguna manera debe revertirse ese riesgo al que pueden estar inmersos estos pequeños. En el fondo, más que la esperanza de nuevo, es la paz con la propia conciencia y la convicción de que podemos honrar la memoria de nuestros hijos a través de ese reclamo, que no exceda hasta cumplir con el objetivo. Siempre con la frente el alto, teniendo a Dios siempre como aliado.

-Como representante de la Arquidiócesis, ¿qué recomendaciones le da a las autoridades?

-A las autoridades, es complicado decirles algo que no se les haya dicho ya. Les diría que no se hagan los sordos ni tampoco se dediquen o se acostumbren a comportarse de forma sorda, no solo con respecto a la gente, sino a la propia conciencia, que sean capaces de reflejarse ellos como personas, que no son máquinas de destrucción ni irracionales. Son personas que comparten una misma condición, al ocupar los cargos que desempeñan, y que de alguna forma se reconcilien con la vida, cumpliendo con su deber, cuadrándose firme ante aquellos que puedan amenazarlos con despedirlos, si sencillamente intentan esforzarse en corregir lo que en el fondo está produciendo tanta muerte. No es la bacteria, es la negligencia, el olvido de estas personas. Creo que no podemos tener esa dualidad que existía en lo que personas aparentemente honorables se encontraban amorosamente con sus hijos.

Algunos pasillos solo tienen un poco de luz

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Dr. Rafael Agüero: “Sí, la tenemos en el hospital, pero no es nueva”

Doctor Rafael Agüero, director del HUPAZ

Ante los casos de serratia marcescens registrados en 2018 en el Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga, y las múltiples denuncias realizadas por los afectados con relación a las condiciones de insalubridad del centro asistencial larense, EL IMPULSO conversó con el doctor Rafael Agüero, director de la institución.

Aunque reconoció la incidencia de la bacteria en lo que va de año, recordó que se trata de un germen que data de 2016, cuando inició con 12 paciente infectados.

La situación se extendió hasta el presente. Cuatro limpiezas se han realizado desde enero, y en los próximos tres sábados consecutivos se realizarán otras, con amonio cuaternario, que ha permitido controlar los focos fundamentales de infección.  Se atacará primero Quirófano, luego Emergencia y Terapia Intensiva. Allí se utilizará igualmente jabón y cloro.

En vista de que la serratia marcescens apareció durante la gestión del doctor Jorge Gaiti, se intentó conocer su planteamiento al respecto, pero su respuesta fue: “…no sabría decirle, mejor consulte con las autoridades actuales, decirte algo ahorita no es correcto, me entiende”. De allí, que se imposibilita conocer a profundidad la versión oficial de quien durante 16 meses supo de la existencia de la bacteria. Incluso, en su informe de transferencia de gestión no aparece reseñada la situación.

“Las infecciones nosocomiales son producidas por bacterias propias de las instituciones. Realmente, para nadie es un secreto que todas las instituciones hospitalarias tienen bacteria, que en algunos casos podríamos llamarlas oportunistas porque se aprovechan de la condición del paciente para generar una infección adicional con la cual el paciente no había llegado al hospital. Evidentemente, no escapamos de esta realidad, en este caso de la serratia marcescens. Sí, la tenemos en el hospital, pero no es nueva, eso apareció en 2016, donde en septiembre se presentó un caso y aumentó a 12. En el año 2017 se tuvieron 98 casos dentro de la institución y por supuesto, nosotros tenemos que seguir arrastrando un problema que ya previamente pudiese haber sido atacado o debe ser atacado con condiciones específicas, en las cuales estamos trabajando”, aseguró quien anda de un pasillo a otro en HUPAZ, gestionando situaciones para dar respuestas inmediatas.

-Considerando que la bacteria se mantiene hasta tanto no exista una limpieza profunda de las áreas afectadas, ¿qué se ha hecho durante su gestión?

-Dentro de las condiciones que encontramos y yo creo que para nadie es un secreto el progreso de hacinamiento que tenían los niños en el pasillo dentro de la institución que era nuestra puerta de entrada a la institución y eso genera infección, donde no había ventilación… lo eliminamos en 48 horas. Tuvimos que abrir un área donde se tuvo que desinfectar completamente, que es AMI 2, donde están siendo hospitalizados los niños. Esto en una primera fase de lo que hemos trabajado. Hemos estado haciendo operativos de limpieza en la institución, donde la recomendación es hacer uno mensual y hemos llevado esto a nivel superior.

-Si han realizado limpieza, ¿por qué siguen existiendo casos de serratia marcescens en el HUPAZ?

-Hay algunas limitaciones, como por ejemplo, cuando nos explotaron las cañerías e Hidrolara (ahora Aguas de Lara), en menos de 24 horas repararon. Hemos tenido problemas con el suministro de agua en la institución, por tomas clandestinas que hay dentro del hospital. Además de la falta de mantenimiento a las bombas de agua, ha generado cierta dificultad en la distribución. No solamente la falta de mantenimiento, sino también que hemos sido víctimas del hampa: nos robaron dos bombas de agua, y la Gobernación de Lara las sustituyó. Pero, esto se ha venido incrementando –cada uno de los problemas-. Igual déficit de baños, que la Alcaldía de Iribarren nos va a recoger en el 5to. Piso y así sucesivamente iremos reparando los espacios, en el cual necesitamos el suministro de agua permanente para el lavado de manos de nuestro personal.

-¿Qué garantiza que con la limpieza de los fines de semanas, desaparezca la serratia marcescens?

-Realmente no soy Dios y no puedo predecir, simplemente nosotros hacemos la limpieza que es. No es solo la limpieza profunda, también hay que poner conciencia ciudadana: el lavado de mano de los padres que están con sus hijos en hospitalización, el lavado de mano del personal de enfermería, el lavado de mano de los médicos a la hora del examen. Porque las bacterias no vuelan, no caminan, las llevas tú de un lado a otro. Por eso, tenemos que cumplir con las normas de asepsia y sepsia a la hora de tomar la vía.

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