#OPINIÓN Gaveta azul: Kasaba #16Ago

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¿Cuántas formas de discriminación pueden existir?

Las diversas maneras de asumir conductas discriminantes pueden alcanzar los giros más inesperados. Incluso por ignorancia, casi siempre reforzada con un muy escaso interés por superarla. De tal tenor sería el caso a tratar en esta ocasión.

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Comencemos de Perogrullo, por el principio. La transculturización es el fenómeno más constante como factor de evolución de los pueblos y sociedades del mundo. Desde que aparecieron los primeros asentamientos humanos debe haber comenzado a patentizarse el fenómeno. Uno de dos o tres vecindades relativas, descubrió a otro en un viaje exploratorio. Pudo haber andado de caza y siguiendo una probable presa, o por el azar de haberse extraviado, se topó con un habitante de otro grupo.

Dado el sorpresivo encuentro se dio una reacción refleja. Ambos huyeron…No, tuvieron el atrevimiento de acercarse e intentar comunicar… Se trabaron en combate. No importa el resultado en si del encuentro, sino sus consecuencias. Hubo de inmediato un cambio en la vida de los dos grupos, por dominio, sometimiento, acuerdo tácito u obligatorio.

Sucedió un primer resultado real y concreto. Los hechos que surgen desde el primer encuentro pudieron suceder de otra manera, en un marco temporal diferente o con otras intervenciones, en fin; Anécdota. Pero la consecuencia real y concreta fue determinante, dio inicio a un fenómeno que no se ha detenido nunca – pese a los esfuerzos de fanáticos puristas y trogloditas – y es uno de los motores más activos del progreso social y la evolución de las sociedades: La transculturización.

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Cierto es también que si todo proceso transculturizante arrastra vicios, dogmas y prejuicios, de parte y parte, mayores son los beneficios que aporta al proceso cultural de cada uno de los pueblos envueltos en el vigoroso intercambio de formas culturales y maneras de convivencia que se contemplan, critican, entrelazan, compiten, chocan, se adversan y no obstante en paralelo al cruce y confrontación a primera vista en la superficie, las olas semi-subterráneas del compromiso, la necesidad. La obligatoriedad naciente de una institucionalidad política más densa y cultivada, o más pobre y carente, en fin distinta, más la dura sazón de una nueva y desconocida trama política, creando en conjunto un raro ovillo difícil de asumir por sus complicadas aristas contrastantes y hasta duramente antagónicas. Pero al paso del tiempo nada se resiste y el padre cronos va disipando nudos sin contemplaciones y continúan operando las proximidades a la par que generan sus propias leyes de nueva cooperación y convivencia (por necesidades vitales, obligatoriedad económica, o imposición política, caso vascos, norirlandeses, etc) sin detenerse hasta consolidarse en formas propias, muchas de las mezclas que inicialmente fueron ingredientes incompatibles. Sucedió en la ingesta, con la música, los estamentos religiosos y se hace presente en toda manifestación vital de orden cultural, sea costumbrista, o académica, para culminaren una presencia, sino nueva, al menos con un matiz diferente adquirido en el proceso.

Vale señalar que casi todos los grandes procesos transculturizantes habidos en la historia conocida de la humanidad han sido forzados por el sojuzgamiento o la conquista, pero unos cuantos pocos aunque en pequeña escala, se han impuesto de manera benévola y natural.

Antes de proseguir hagamos el intento de precisar cuándo, o mejor, por donde y cómo se inician los eventos de este género transformador tan determinante en la evolución cultural de la humanidad. Veamos si la Antropología es capaz de ilustrarnos sobre el asunto indagando en torno a las motivaciones de la conducta humana. Una ciencia que al enfrentar el estudio del ser trata de comenzar por los análisis conductuales. Por ejemplo, en el marco de las motivaciones, define los impulsos básicos del ser humano; cuatro en total: Sobrevivir, reproducirse, combatir, huir.

Regresemos con ese apunte en mente, a la kasaba, aparentemente olvidada allá arriba, en el título y pasemos por alto – para no extendernos más – los motivos por los que se estableció en la época colonial, un vasto y fructífero comercio de esclavos provenientes la mayor parte de territorios africanos del sector oriental del continente. Grandes contingentes fueron negociados a lo largo de las nuevas tierras americanas. Esos grupos humanos llegaron al nuevo continente, envueltos en los más duros conceptos de violencia y terror, repitiéndose tales criterios durante las faenas de apresamiento, en el traslado y en la ubicación para su mercadeo.

Los grupos humanos esclavizados, desasistidos de todo, se refugiaron anímicamente en lo que sobrevivió de sus costumbres, su animismo religioso, lo que recordaron de sus cantos y los últimos vestigios de sus lenguas, necesariamente dejadas de lado para el intercambio relacional mínimo solicitado alguna vez por el patrón. El último lazo con sus orígenes quedó plasmado con algunos vocablos, quizás muy pocos, que por analogías simples o por coincidencias de formas, tipos, coloración o cualquier otra arista de similitud, admitió el rebautizo.

¿Qué lenguas nativas halaban los esclavos?

De la mayoría de territorios donde fueron secuestrados, unos 200 millones de hablantes en 23 países africanos se comunicaban entre sí hablando las matrices principales de las once o doce lenguas bantú, entre las que destaca el “ki-swahili” hablado por unos 40 millones de seres humanos.

La M/n “Guárico”-15.311 TRB-Panamá, CAVN_Venezuela, Bajo el mando del Cap. de Altura José Miguel Larrañaga y con este servidor como su Jefe de Máquinas al frente de una tripulación de 32 marinos que incluía 10 Oficiales y cuatro cadetes aprendices, arriba al Puerto de Mombasa/Rep de Kenya. Se trata de un destino más en el marco de la modalidad Viajes Tramp que la gran empresa naviera está inaugurando. A ésta altura, con seis meses de “Aventura de Mar” fuera de itinerarios convencionales, cava y gambuza se habían vaciado más de una vez y experiencias palatales extrañas al gusto criollo habían acariciado nuestros estómagos varias veces. Por necesidades lógicas se hacían reposiciones donde era necesario y aquí en Mombasa esperábamos una buena carga de provisiones.

La solicitud de reposiciones formulada con carácter de urgencia llega a bordo al siguiente día. El departamento de Cámara recibe las provisiones de boca. Verifica, almacena e informan al Oficial Administrador, en cuyas oficinas me encuentro casualmente. El “purser” ha revisado las facturas, da el VoBo, firma y sello y deja la documentación sobre una mesa.
Previa anuencia del colega Administrador, tomo las facturas e inicio una revisión de la lista de productos recibidos.
RINNNGGG- Alerta.-Leo y releo;
—- Two– 2- bags – 120 lbsKasaba

—-Qué es esto Purser…De dónde trajeron casabe. …
—No Jefe, no es casabe, pero es casi lo mismo, es “Yuca”, la muy criolla yuca, que en “swahili” es KASABA.

Habiendo recibido en tierras americanas tan vastos contingentes de hablantes de lenguas bantú, nos ha quedado como evidencia de ese rasgo transculturizante solo un vocablo.

No lo creo posible, y si no figuran africanismos idiomáticos en los diccionarios de lengua castellana, sería hora de un estudio al respecto que proceda al rescate de ese componente oculto de la estructura lingüística actual del español hablado en Latinoamérica. Si existió un aporte de las lenguas bantú, debemos conocerlo.

Pedro J. Lozada

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