#COLUMNA El rincón de los miércoles #29Sep

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En las últimas semanas del mes de septiembre la fuerza de la naturaleza se ha volcado de una manera feroz contra la Palma, una de las más bellas de la siete Islas Canarias. Hemos tenido la suerte de visitarla una vez y hoy intentamos reponernos anímicamente de las escenas de terror provocadas por la erupción de sus volcanes, cuya furia acabó prácticamente con todo lo que encontró a su paso. Si bien es cierto que los palmeros han tratado de enfrentar el drama que viven, no es menos cierto que han corrido con alguna suerte al no sumar heridos ni fallecimientos entre la población, cuya mayoría se lamenta por la pérdida de viviendas y enseres por la violencia de un río de fuego que ha bajado de las bocas de las montañas, colapsadas y destructivas de centenares de viviendas que lucen hoy irrecuperables. Los palmeros nunca se imaginaron una tragedia igual y luchan con todo para auxiliar a los que han perdido todo, menos la fe y la esperanza

II

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Les decía que tuve la suerte de conocer la isla y puedo recordar una de las regiones más bonitas de las siete Islas de las Canarias. Hace algunos años era difícil visitarla por falta de una ruta de mejor acceso que el aéreo, su pista de aterrizaje era muy corta para el recorrido de las naves, una dificultad que una vez casi produce una catástrofe cuando un avión cayó al mar con más 40 pasajeros. Solo hubo una víctima que lamentar debido a que uno de los pasajeros no quiso utilizar un salvavida para llegar hasta la costa como si lo hizo el resto de los pasajeros. El accidente fue un buen motivo para construir un nuevo aeropuerto y permitir un aterrizaje más seguro. Pudimos conocer una vía de acceso al poblado principal de la isla a través de una larga carretera con una gran vegetación, casi selvática, con excelentes viviendas donde sus dueños dejaban en su construcción recuerdos de su paso por otros países. En una de frente de una lucían imponentes y ondeando las banderas de Venezuela y de España, las dos patrias de los canarios, y de la octava isla, como han bautizado a Venezuela quienes aman nuestro país con la misma pasión con el que aman el suyo.

III

La Palma, como he venido diciendo, es un isla de singular belleza, orgullo de quienes han vivido allí por años, su gente es amable, con una gran vocación para el trabajo agrícola. En una época del año construyen alfombras de flores que adornan el paso del viajero. Como buenos canarios no le temen al trabajo y al esfuerzo para cultivar la tierra. Estamos seguros que La Palma recuperará lo perdido en muy poco tiempo, su espíritu es el motor que impulsa esa voluntad en nuestros campos, solamente requieren el espacio necesario para sus manos y su mundo para que florezca de nuevo la vida.

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IV

Es de bien nacido aquel que es agradecido, una sentencia casi obligada en estos tiempos donde los migrantes sufren de rechazo en países como Chile donde el trato que se da a los venezolanos no es precisamente ni parecido al que en una oportunidad recibieron ellos en la época de Augusto Pinochet cuando se vieron obligados a abandonar Chile. No ha sucedido, ni creo que pase ahora un rompimiento de la hermandad que siempre han mostrado con las octava isla los isleños.

LRM

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