Cuando llegan estos días de asueto, casi todo el mundo los llama “Santos” o “Semana Santa”. La mayoría de las iglesia cristianas se «frenetizan» en preparar actos, eventos y todo se vuelve como una fiesta. Los líderes religiosos visten sus más llamativos atuendos y la celebración se extiende por días. Las tradiciones culinarias, los viajes, las celebraciones alcohólicas, música etc… toma la vida de mucha gente.
Pero resulta, que estos días de santos no tienen nada. Si los cristianos de cualquier denominación pudiéramos ahondar en la exégesis de las palabras que manan de LAS SAGRADAS ESCRITURAS, con seguridad su firmeza espiritual y su fe crecerían día a día. El sentido y la significación exacta del término santo se consiguieron en la traducción de varios sinónimos griegos y hebreos que se refieren a lo que es sagrado y separado de lo común. Al alejamiento de todo lo que contamina la relación con el Altísimo. El diccionario de la Lengua Española define Santo. “La palabra hebrea para santo es “qadash”, que significa ser santificado, consagrado y dedicado a las cosas de Dios, o sea, estar separado del mundo y de las cosas mundanas.
El término incluye, cuando se lo aplica al pueblo de Dios. Santo, es la dedicación de algo o alguien a un uso religioso o sagrado, tomando como base la Biblia misma. “En algunos pasajes se expresa el concepto de santo con «apartado» (heb. Sûr) «apartarse», «retirarse»; gr. ekklíno, «desviarse de», «esquivar», «evitar». “Significa «abstenerse [apartarse] de»; traduce «huir [escapar] asustado de algo”. D. B A.
Es evidente entonces, que el concepto y su aplicación en las Sagradas Escrituras, no se refieren para nada al hombre o mujer que fue muy bueno, que murió y supuestamente está en el cielo. Es claro que se refiere a aquel individuo o aquella cosa, que se aparta para Dios en vida. La santidad no la da el hombre, una iglesia, una congregación o un concilio. No la decreta el hombre. ¡La norma que señala la santidad está en la boca de Dios a través de su palabra! ¡No es un canon! Es lo que se consagra a Dios, el uso que damos a nuestra vida, utensilios o tiempo en función de Dios.
Él mismo acuñó la definición de lo que es santo. Cuando Moisés se acercó a la Zarza que no se apagaba en el monte. Dios le dijo: «No te acerques. Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás, es tierra santa.» Éxodo 3:5. En cuanto a la santidad de un día, dice claramente la Escritura. “Y Dios bendijo al séptimo día, y lo declaró santo, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.” Génesis 2:3. Y refiriéndose al pueblo que vive en la tierra para predicar el mensaje de Salvación, también lo identifica y lo define claramente. «¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!» Apocalipsis 14:12. Ya en el libro de Éxodo lo adelantó. «El Señor te confirmará por pueblo suyo santo, como te ha jurado, si guardas los Mandamientos del Eterno tu Dios y andas en sus caminos.” Éxodo 28:9. Es un asunto que está muy claro en la Palabra Sagrada y es allí donde podemos buscar y no en las opiniones humanas.
Hasta el próximo artículo Dios mediante.
William Amaro Gutiérrez