En unas elecciones convergen varios elementos que condicionan la conducta del ciudadano al momento de votar, entre otros tenemos concepciones de la política y liderazgo.
Con María Corina Machado se confirma una vez más que en una coyuntura electoral la gente se casa con un determinado estilo de liderazgo. A veces se cuadra equivocadamente con el más hábil para el engaño, el menos malo y el que no dice la verdad del todo sobre lo que hará de llegar al poder. Es la forma de relacionarse la población con las instancias del poder por medio del voto.
En la variedad de empíricos y pragmáticos conceptos sobre la política el más referido es el de que es el arte de lo posible. También el oportunista que la entiende como negociado, cálculo y ambición.
En este mundo de inevitables deslealtades nunca faltarán los que hacen política despojados de principios y valores echándolos al cesto de la basura. Algunos lo hacen por aquello de que hay que hacer concesiones cuando, circunstancialmente, no se puede vencer al enemigo y lo mejor es unírsele.
El de Machado es de alguien que no ha cedido a la práctica de la política como negociado con quienes hoy detentan el poder. Ha estado al margen, de la descarada cohabitación ejercitada por algunos factores de la oposición venezolana. Esta mujer no es una mercader de la política y del voto.
Contra la corriente imperante ha hecho política desde la postura de los principios sustituidos por el pragmatismo y oportunismo. Por la que la población ha valorado esa limpia y honesta conducta, expresión de que encarna algo diferente a lo que hay en el ambiente. En ese sentido se ha identificado plenamente con los deseos de cambio político que hoy quiere el venezolano
Ha sabido conectar con la población por su claro y combativo discurso. Le ha hablado con sinceridad al país y no con evasivas y medias tintas por aquella acomodaticia conseja de que en política no se puede decir toda la verdad.
En pocos meses ésta ingeniero de sistemas logró calar en el espíritu de cambio del venezolano cansado de la miseria a que lo ha conducido el socialismo del siglo XXI. Su mensaje, ciertamente radical que a algunos no gusta, parte de la fenomenología de la vida cotidiana del ciudadano de a pie desconfiado ante las falsedades, inconsecuencias y errores de un sector de la dirigencia de la oposición.
Con su coherente accionar MCM ha fracturado el liderazgo de la oposición en dos polos: el nuevo, honesto y firme que representa su persona y el tradicional y quemado de una parte de la oposición entregado a la cohabitación con el régimen y a enfriar el espíritu de lucha y cambio de la gente.
Además ha enfrentado con un discurso diáfano al opresivo y totalitario régimen de turno. Va de frente contra esa superstición y engaño del socialismo. Esa es la clave de su éxito político.
Abandera lo nuevo, los esperados aires de cambio y la pospolítica que rebaza al fracasado régimen del socialismo salvaje y la conciliadora oposición.
No obstante, sigue planteado la estrategia de la participación en las venideras elecciones presidenciales bajo la línea de imponerse con una mayoría aplastante. Erigirse en la mayoría democrática con votos para hacerse de la victoria cuya defensa se hace con la gente activada.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11
