#OPINIÓN Séptimo Masquer, el coronel psicópata: Un «cóctel de síndromes» #12Jul

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«La personalidad del llamado psicópata es otro ejemplo de la pérdida permanente de las necesidades de amor. Una forma de comprender esta disfunción de la personalidad es que las personas que carecieron de amor en los primeros meses de su vida, sencillamente han perdido ese deseo para siempre, así como la capacidad de dar y recibir afecto».

Abraham Maslow

Séptimo Masquer es un extravagante cóctel, propio de un mixólogo maléfico, una mezcla preparada por el mismo Satanás. Así describimos a este cínico esperpento inmoral, Séptimo Masquer, el coronel felón, corrupto, ladrón, miserable hampón que aprovecha su investidura para depredar de las instituciones y violar los derechos humanos. Que además de sufrir del trastorno antisocial de la personalidad, padece igualmente del trastorno bipolar, que es el trastorno del estado del ánimo, una enfermedad crónica y recurrente que se manifiesta principalmente por episodios alternantes de sintomatología depresiva – episodios depresivos – y periodos de exaltación del humor e incremento de la vitalidad – episodios maníacos o hipomaníacos -.

«Nadie importa más que yo, pues soy único y nadie está por encima de mí. Así piensa un narcisista como este coronel psicópata, que le obsesiona manipular y controlar». En el estudio de la personalidad engañosa de este coronel delincuente Séptimo Masquer el psicópata, de su trastorno de personalidad antisocial hemos de abordar también los síndromes que le son concurrentes.

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Una relación de continente a contenido en la que están de acuerdo todos los especialistas es que todo psicópata es narcisista. En eso no hay discusión. Siendo el continente la psicopatía y el narcisismo el contenido. De modo que esto es incontrovertible. Dentro de cada psicópata hay un narcisista. De tal modo que la característica principal del psicópata es que es un narcisista.

Hay personas psicópatas y también hay personas narcisistas. El caso es que si la persona es psicópata también es narcisista. Aunque no al revés necesariamente. En sentido amplio (lato sensu) el psicópata es un narcisista y en sentido estricto (stricto sensu) el narcisista no necesariamente es un psicópata. Véase de esta forma, el psicópata comprende al psicópata propiamente dicho y al narcisista. Pero el narcisista no tiene que obedecer a esa relación, en el entendido de que no por ser narcisista es psicópata.

Entonces queda clarísima la relación psicológica/psiquiátrica por la cual Séptimo Masquer el coronel psicópata es un narcisista. Y es un psicópata por todos los rasgos que lo caracterizan, lo definen o lo identifican y de los que he venido alertando, poniendo al descubierto, advirtiendo y colocando en evidencia a lo largo de mis epístolas y que repasamos teniendo en cuenta el perfil y el comportamiento de este farsante. Porque este coronel psicópata es un histrión malévolo, que se disfraza de gente empática para engatusar a todos.

En psiquiatría la psicopatía es un trastorno de la personalidad antisocial (TPA), que se emplea para describir a una persona que tiene esta afección mental, como es el caso de Séptimo Masquer el coronel psicópata, que tiende a hostigar, manipular o tratar a los demás con crueldad o indiferencia, sin experimentar ni culpa ni remordimiento por sus actos.

Aunque la etiología en el caso de este coronel malandro, es la marca de un niño con un padre indiferente, en la que su ausencia le quitó la alegría de la niñez, y aunque cierto maltrato infantil pudo contribuir a que desarrollara este TPA, los genes y otros factores fueron definitorios y teniendo un padre antisocial y alcohólico, además que al tratarse de un varón resultó mucho más afectado. Arribamos a que desarrolló psicopatía por una combinación de estas influencias genéticas y del entorno, que desencadenaron este trastorno antisocial de la personalidad.

Este sujeto, Séptimo Masquer, el coronel psicópata, blande para el espectador una alta opinión sobre su persona para ocultar la idea miserable que sobre sí mismo le asalta auténticamente. Muestra obstinación en sus asuntos donde la arrogancia lo hace pedante y jactancioso – Hubris y Dunning-Kruger -. Además exhibe un disfraz porque se sabe mezclar, haciendo uso de un embaucador encanto superficial, pero es voluble y su locuacidad es una estratagema para conseguir sus perversiones haciéndose la mayoría de las veces el gilipollas, aunque en su tartamudez se le pegan los platinos. Hay que afirmar, que el enfoque del coronel Masquer es delictivo.

Este Séptimo Masquer, es súbito a la ira y al enojo, y al sentirse en una situación en la que quiere imponer su voluntad a la fuerza, actúa de la primera forma impulsiva que le viene a capricho. Es agresivo y violento, porque no sabe gestionar sus emociones, tiene incapacidad para inhibir conductas desadaptativas. Sufre del trastorno explosivo intermitente, caracterizado por episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas.

Dentro de la clasificación de las psicopatías, el coronel Séptimo Masquer es un «psicópata desalmado», pues es un sujeto que no tiene, ni compasión, ni vergüenza, ni pudor, ni arrepentimiento, ni conciencia moral – aunque si tiene conciencia cognitiva porque no es loco, pues sabe lo que hace -. Es un trastornado hosco, frío, gruñón; envilecido, de actos asociales y brutal. Así se describe su conducta cuando no está actuando, “porque generalmente se oculta tras su Masquer”, la máscara social, ya que es un actor, un histrión. Y solo ante sus víctimas y presas se deja ver tal cual es, sin disfraz. Para todos los que no tienen idea de quién es este coronel, lo creen un sujeto encantador que es acusado injustamente de ladrón y de corrupto psicópata. ¡Pobrecito!.

Cuando Séptimo Masquer exhibe las conductas que lo identifican tal cual es, como un psicópata desalmado, manipula los hechos para que la víctima se sienta culpable de que él llegara a comportarse de manera excesiva y desproporcionada en ocasión a lo que haya acontecido que provocó su reacción o su impulsividad. Pero todo este alarde lo hace con el propósito de controlar, sobajar y humillar. Por su falta de integridad y de cánones morales, el coronel psicópata nunca reconoce su error por evidente u obvio que sea. Y siempre desacredita a sus víctimas, para aparecer él como un dechado de virtudes.

Séptimo Masquer, el coronel psicópata, es prepotente en forma exagerada, con un sentido de privilegio inusitado, que necesita una admiración excesiva y constante, porque ese es su combustible. En su (TNP) trastorno narcisista de la personalidad, tiene un sentido desmesurado de su propia valía e importancia. Y parte de su combustible es una necesidad profunda de atención excesiva, en la que todos deben amarlo e idolatrarlo sin cortapisa, por lo que las personas están obligadas a sentirse genuflexas ante él porque si no se siente ofendido y hace pucheros o se muestra díscolo y esquivo hasta que la humillación de quien lo requiera sea patética. Así la gente debe mostrarse auténticamente obnubilada por su magnífica presencia, pero no pueden actuarlo ni fingirlo, deben sentirlo vívidamente al parecer de este militar corrupto. Masquer exige que se le reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen, porque en el caso del cargo que ocupa es por apadrinamiento en el crimen de su general Sméagol y no por eticidad. Además según su fanfarronería obliga a todos a rendirle pleitesía y ponérseles genuflexos, por tratarse del mismísimo coronel psicópata y eso debe bastar. Aunado, a que siendo hijo incestuoso de primos hermanos, es medular atender a sus taras genéticas.

El caso de este coronel psicópata extremadamente morboso, hemos advertido al estudiarlo y observarlo, que simultáneamente es un recipiente de rasgos y características que definen varios síndromes y otras deformaciones de la personalidad, aparte de que es un vil en la utilización de armas psicológicas para lograr su fines siniestros. Así pues veamos las características que lo identifican: aplica el gaslighting como modo oscuro de dominación – es un abuso emocional encubierto en el que el acosador o abusador engaña a su víctima creando una narrativa falsa y haciéndola cuestionar sus juicios y la realidad –.; se vale malignamente del silbato de Galton como también arma encubierta abusiva – es como hablarles burlona, grotesca y ofensivamente al oído a sus víctimas cuando están atados sin que otros se enteren del abuso o del acoso- ; sufre de síndrome de Procusto – rechaza, relega y humilla a quienes son más competentes que él –; padece el trastorno del síndrome de hubris desmesura del orgullo y de la arrogancia, es un trastorno psiquiátrico adquirido que afecta a personas que ejercen el poder en cualquiera de sus formas; sufre del síndrome delirante de licantropía – nada más tienen que verlo cuando trasforma su cara en hocico, tuerce la jeta, enseña los dientes, produce salivación y empuña las manos como si se tratase de garras para causar miedo porque está a punto de atacar como si fuera un perro rabioso-; padece el trastorno histriónico de la personalidad, por lo que es un perverso actor, que usa el disfraz ocultando su real personalidad para mezclarse entre la gente empática e infiltrarse en la sociedad como una persona normal e inocua; es un voyerista, no solo visual sino también auditivo, pues ha instalado cámaras con audio en toda la institución, desde donde monitorea los espacios privados de las personas, invadiendo su intimidad y se da placer sexual ejerciendo de mirón y de oidor furtivo. Y graba enfermizamente con fines sexuales a niños, niñas y adolescentes, para dar rienda suelta a sus parafilias y erotopatía. Sufre del síndrome o del sesgo cognitivo Dunning-Kruger, que es un error en la percepción de sí mismo o un fallo en su metacognición. No es consciente de su ignorancia en temas concretos y pretende dar una impresión de dominio que suele resultar exagerada. Este coronel no percibe su falta de desempeño respecto a un tema concreto. Sino que su propia incompetencia le inhabilita para darse cuenta de que no se las sabe todas.

Y seguramente nos hemos quedado cortos en el estudio y análisis de la personalidad de este trastornado verde que sufre de una crónica frustración por no haber llegado a General; pues pueden habérsenos escapado otros síndromes y aberraciones u otras manifestaciones disociales de su horrenda alma que aquí no hemos expuesto.

Básicamente, Séptimo Masquer es una constelación de trastornos y de síndromes, que de casta le viene al galgo, cuyos padres – primos hermanos – echaron en la sociedad a un ser maléfico, un malévolo psicópata infernalmente mixturado, por lo que podemos afirmar que es un «cóctel siniestro de síndromes diversos». Al mezclar todos esos ingredientes y hacer un cóctel, obtendremos el monstruo; la verdadera, real, auténtica, e inequívoca personalidad del coronel psicópata, narcisista, licántropo y voyerista al que me refiero en mis artículos. Así Séptimo Masquer es la versión maléfica del Monstruo Milton. Pues a diferencia del Monstruo Milton, Séptimo Masquer no tiene buen corazón, sino que se trata de una bestia, de un villano, de un anti líder, o el Monstruo Milton bizarro, pero no en el significado “elogioso” que al vocablo bizarro le da la lengua española, sino a la acepción maligna que a “bizarre” le da la lengua inglesa. De modo que en sentido anglosajón Séptimo Masquer el coronel psicópata es el Monstruo Milton Bizarro, por falsa persona, por perverso, narcisista, abusador, megalómano, maléfico, sádico, corrupto, extorsionador, falsificador, traficante de la hipocresía, mitómano, delincuente experimentado, agresor sexual y depredador social, además de tres columnas de etcéteras.

Aunque el psicópata en el perfil de su personalidad, sus características y cuanta anomalía conductual lo definen, posee tantas deformaciones disociales que lo hacen inconfundiblemente un depredador social. De este coronel psicópata Séptimo Masquer se ha podido evaluar, que por todos sus antecedentes y por sus comportamientos, que no es suficiente en este caso diagnosticarlo únicamente como psicópata narcisista, sino que el tipejo es muchas suciedades psicológicas o psiquiátricas, que nos arrojan que no sólo es psicópata narcisista, sino que ha mostrado un conjunto de hábitos, costumbres y modos de proceder que resaltan e identifican su miseria espiritual.

«Creo que la personalidad no es una noción unitaria.

No tenemos una personalidad sino una constelación de facetas…»

Mohsin Hamid

Crisanto Gregorio León

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