#OPINIÓN Por la puerta del sol – 225-: Todo suma #31May

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Posiblemente no seamos una fuerza portentosa ni tengamos la capacidad y sabiduría de un gran filósofo, un poeta, un escritor o un artista. No seremos un Homero, un Sófocles, un Dante, un Goethe o un Shakespeare, ya que solo ellos lograron descollar por sobre los demás. Reconocemos que fueron sus obras las que se apoderaron de nosotros avasalladoramente ¿Por qué? Porque cuando hemos leído este tipo de obras grandiosas, ya no podemos librarnos de ellas. La Ilíada, Ifigenia y el Fausto son obras que aún hoy en día ocupan un puesto importante y preferencial en quienes nos gusta esculcar y no cesar en lo que leemos hasta vivir sus aventuras y deleitarnos en ellas una y otra vez. Tal vez no seamos genios de nada, pero sumamos para el mundo y eso cuenta.

En este mundo todo suma: suma el cielo y también el infierno, suma el ateo y suma el que cree, suma el pobre y también el rico, suman los triunfos y también las derrotas, como un hecho incontrovertible también suma lo bueno como lo malo. Ayer fuimos, hoy somos casi que los mismos de ayer, íntegros, honrados, ladinos, silenciosos, inmersos en laberintos de concreto, gimnastas del desdén, del desconcierto y la ilusión, somos biografía, pensamiento, igualmente somos ensayo, somos historia, costumbre y todo eso que se puede envolver en un argumento. Somos protagonistas de nuestra historia, vivencias y hasta de nuestras propias circunstancias, somos decisión y voluntad somos consecuencia…

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Cada cosa forma parte de infinitas cosas, sean del que reza o del que piensa: un eco, un embeleso, la memoria, el olvido, los números, el Internet, siempre el valor y la victoria suman como también la mitología que entretejieron los dioses muertos. Suman igual el amor y la batalla, suman la historia y los laureles, suma el niño que va a nacer como el hombre que espera la muerte. Suma la infancia terrenal de cada día, suma la voz no extinguida que surge del silencio milagroso, suma la voz de amor que lleva en su mirada cien años de silencio enclaustrado y cien de esperanza, suma la boca cálida y bermeja donde la edad más dulce dejó atrás sobre el camino muchos años de recuerdo y muchos de olvido. Suman las horas grises de los días lluviosos, también el amor y la muerte, suman los sueños vagos, también la tierra silente, sus agobios y tristezas, suma el sueño del niño cuando empuja su barquito de papel sobre las aguas de su bañera en calma, suma la noche del hombre que descansa echado en el chinchorro después de la jornada, suma el recuerdo de algún don Quijote atravesando la vida desde el fondo de sus sueños…

Suman nuestros libros y también nuestros escritos que alguien leerá en algún momento o nunca. Somos tantas cosas y nada a la vez, suman nuestros propios humanos infinitos infinitesimales, suman también las estrofas, las rimas y las no rimas, suman los vestigios de esa antigua llama que sigue siendo el ser humano, un ser inconforme, santo, demonio, rebelde sin causa o con causa y por sobre todo siempre soñador…

Amanda Niño P.

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