El joven percusionista Luis Gabriel Díaz Jiménez, de tan solo 16 años y miembro de la Orquesta Sinfónica del estado Lara, se ha alzado con el primer lugar en la final del prestigioso Spring Vibefest & Competition, celebrado en Kutztown, Pensilvania.
Este triunfo no solo destaca su habilidad musical, sino que también realza la formación de excelencia que ofrece El Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Un camino de éxito y dedicación
La victoria de Luis Gabriel no fue casualidad. Su participación en el concurso comenzó con una rigurosa ronda en línea, donde su destreza lo posicionó entre los 10 mejores a nivel mundial, ganándose un pase directo a las semifinales presenciales.
Como digno representante de El Sistema, el joven barquisimetano compitió en la exigente categoría de vibráfono clásico libre de edad. Su repertorio, que incluyó la aclamada obra «Cálculo Secreto» de José Manuel López López, le permitió medirse con músicos de alto calibre, muchos de ellos con títulos de doctores y magísteres en vibráfono.
La final, disputada la noche del pasado viernes, fue testigo de su superioridad al vencer a Gavin Kitchen y Raymond Louis Kolker, consolidando su posición como una de las promesas más brillantes de la percusión.
Trayectoria musical
Este percusionista, estudiante del noveno año en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo y músico principal en la fila de percusión de la orquesta, ya cuenta con un impresionante historial de triunfos.
En 2020, por ejemplo, obtuvo el primer lugar en la North International Music Competition de Suecia, demostrando su constancia y pasión por la música desde sus inicios a los tres años en el Coro Guaritos de Barquisimeto.
Más allá de la música: sueños y pasiones
A pesar de su corta edad y su ya exitosa carrera musical, Luis Gabriel Díaz tiene claro su futuro. Aspirante a ingeniero en sonido, encuentra inspiración en el compositor Ney Rosauro y admira profundamente la visión del maestro José Antonio Abreu, fundador de El Sistema.
Pero su vida no se limita solo a las partituras; en su tiempo libre, disfruta enseñar música, practicar karate y, como cualquier joven, saborear su comida favorita: la pizza. Sin embargo, su mayor anhelo sigue siendo el mismo: hacer de la música un modo de vida, trascendiendo fronteras y llevando el talento venezolano a cada rincón del mundo.
