¡Qué difícil es no apegarse a los bienes de aquí abajo: dinero, propiedades, comodidades, lujos, gustos, placeres, seres queridos…! Pero el Señor nos pide apegarnos solamente a los bienes del cielo y desprendernos de lo que llamamos “las cosas de este mundo”.
Varias y graves las advertencias que nos hace Señor sobre el apego a las cosas del mundo. “No acumulen tesoros en la tierra… Reúnan riquezas celestiales que no se acaban… porque donde están tus riquezas, ahí también estará tu corazón” (Mt. 6, 19-21 y Lc. 12, 33-34).
Jesucristo, nos pide “ahorrar” para la eternidad, y que esos bienes son la verdadera riqueza. Esto lo advierte el Señor con un tono bastante grave en varias ocasiones. Cuenta la parábola de un hombre acumulador de riquezas que se siente muy satisfecho de todo lo acumulado. “Pero Dios le dijo: ¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para qué serán todos tus bienes? Y su consejo final: “Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios” (Lc. 12, 13-21).
San Pablo nos dice: “Busquen los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del Cielo, no en los de la tierra” (Col. 3, 1-2).
Esos bienes del Cielo son todas las obras buenas a las que nos invita el Señor a través de su Palabra. Una de ellas es el ejercicio de la Caridad, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y a amar a los demás como Dios nos pide amarlos. Precisamente en la Caridad podemos resumir los bienes arriba, porque al final seremos juzgados en el Amor.
¿Hemos amado a Dios –como dice el Mandamiento- sobre todas las cosas? ¿Hemos puesto a Dios primero que todo y primero que todos? Y ese Amor a Dios ¿lo hemos traducido en amor a los demás; es decir, en buscar el bien del otro antes que el propio?
En esto y mucho más consiste la cuenta de ahorro eterno. Y… ¿cómo está esa “cuenta”?
Y acaso es pecado tener dinero y bienes materiales?
http://www.buenanueva.net/preguntasb/dinero-pecado.htm
Isabel Vidal de Tenreiro