#OPINIÓN Vale la pena volver a reflexionar #4Sep

-

- Publicidad -

“…la atención de la gente se convirtió en el objetivo primordial: si la controlas, controlarás su mente y así puedes influir en su forma de pensar para inducir comportamientos o toma de decisiones tanto políticas como económicas…”

Jorge Puigbó

- Publicidad -

¿Cuánto de la información es útil?, ¿Cuánto de ella podemos decir que es veraz? La Verdad pareciera que se murió ahogada en el mar de la relatividad: ¡Viva la incertidumbre! En los medios informativos y redes sociales, se continúa y profundiza el proceso de vender, y por tanto monetizar o capitalizar para algún fin, los efectos de la manipulación y la mentira rebautizadas de posverdad. A diario, todos sufrimos sus embates y se imposibilita, cada día más, poder apartar el grano de la paja: “separar o distinguir lo esencial y valioso de lo accesorio e inútil”. Al momento de escribir este artículo recibo y leo unas frases escritas por mi amigo y compañero, Jorge Zajía Mogna, editor de la revista “Petroleum”, que, como anillo al dedo, llegan para ayudarnos a colorear nuestra exposición: “La Opinión se impuso a la Noticia. La realidad no existe, todo es conjetura, ¡análisis!”. Montañas de resmas de papel escritas, miles de millones de mensajes con opiniones vertidas sin destino definido en el inmenso, revuelto y oscuro cauce de las redes sociales, repetitivas casi todas, falsas en su mayoría, mientras, muchos de sus autores tratan de diferenciarse del resto ofreciendo la extravagancia y estridencia de su léxico, o lo extraño, alambicado y abigarrado de sus conceptos. No importa cómo se construya ese maremágnum de ideas y manipulaciones, su objetivo es influenciar y conseguir adeptos, la verdad puede esperar por cuanto, en este proceso, se torna en estorbo frente a los intereses pecuniarios o políticos que, en definitiva, constituyen sus dos principales vertientes. Visto lo anterior, la atención de la gente se convirtió en el objetivo primordial: si la controlas, controlarás su mente y así puedes influir en su forma de pensar para inducir comportamientos o toma de decisiones tanto políticas como económicas. «¡Qué fácil es hacer que las personas crean en una mentira, y que difícil es deshacer ese trabajo!», frase muy conocida y utilizada por el célebre escritor Mark Twain. Ser un charlatán por las redes puede convertir a una persona en un gran influenciador y en muchos casos se le podrían aplicar todos los sinónimos que muestra la RAE, como: embaucador, embustero, engañador, farsante, impostor, ladino, mentiroso, timador, por otra parte, debemos decir que esta actividad siempre ha existido, la cuestión es que las redes sociales la han constituido en algo insólito, la han repotenciado. 

De vez en cuando, frente a una realidad agobiante, por presentirla incierta, sentimos la necesidad de detenernos, recopilar, rebobinar, de reajustar nuestra perspectiva y en este proceso de abstracción nos damos cuenta de que lo que conseguimos es visualizar una especie de collage, de piezas que se entrelazan y las cuales debemos armar por cuanto pudieran ser valiosas para tratar de comprender el gran dilema: hacia dónde vamos, o hacia dónde nos conducen como sociedad. Lo que sí está claro es que, en ningún caso percibimos la unificación de objetivos para la Humanidad, por el contrario, la división se acentúa y la polarización manda. Ahora se nos suma otro factor que coadyuva: la Inteligencia Artificial; una herramienta que estamos tratando de entender y usar y de la cual obtuvimos esta respuesta: “La polarización social es la división de la sociedad en grupos con opiniones y posturas cada vez más opuestas y extremas, lo que dificulta la negociación y la resolución pacífica de conflictos. Se manifiesta en diversas formas, incluyendo divisiones políticas e ideológicas, y puede ser intensificada por factores como las redes sociales, los discursos de odio y las desigualdades económicas”. Es una definición suficientemente clara y pedagógica. Utilizar elementos y cualidades humanas, como son la inclinación a buscar la comodidad de escuchar solo lo que nos place o el interés de relacionarnos solo con aquellos que piensan igual que nosotros, por lo menos parecido, para propiciar la creación de grupos cerrados es un viejo objetivo. Esta realidad ha existido siempre, recordemos las religiones y los partidos políticos, instituciones a las cuales las personas se entregan creando una barrera impenetrable para quien no piense igual. Detrás de todo esto de una u otra forma, como podemos ver, están las ideologías, indudablemente, si en algún momento alguien dijo que habían muerto, se equivocó, ellas se conservaron, hibridizaron y mutaron, adquiriendo nuevas valorizaciones en un mundo redirigido y reorientado por la manipulación mediática, a su vez impulsada por los poderes económicos y políticos. 

Imbricado y consustanciado con lo anterior, podemos ver que la información en exceso está causando un gran estrés a la mayoría de las personas por cuanto les es imposible asimilar el contenido y algunas tienden a sentirse deprimidas por ello, esto ya ha sido suficientemente estudiado y descrito, pero queremos referirnos, como curiosidad, a un aspecto novedoso que se está presentando y se refiere al aumento en las publicaciones de libros de todos los tipos, de todos los gustos, tanto impresos como digitales y que en ciertas ocasiones a quienes les gusta leer y tener una gran biblioteca, pudiera ocasionarles una cierta angustia al no poder obtenerlos todos. Son tantos que, aunque viviéramos solo para ello, sería del todo imposible, solo pensarlo es ridículo, ni siquiera pudiéramos acercarnos remotamente a la cifra que tendríamos que leer diariamente para poder hacerlo: unos 6.000 u 8.000 libros al día, calculándolos sobre cifra conservadora de unos 2.000.000 a 3.000.000 de ejemplares al año; la Unesco habla de 2.200.000. Las cifras exactas son casi imposibles de saber por cuanto los sistemas de auto publicación, la digitalización, reediciones y traducciones, impiden un cálculo preciso. Recordar la torre de Babel se está haciendo repetitivo. 

En conclusión, la información obtenida de las redes sociales no siempre está ajustada a la verdad, la manipulación nos acecha constantemente y pretender asimilar toda la información que, a diario se produce en el mundo es imposible, la mente humana tiene sus limitaciones. Escoger lo que se lee con criterio es necesario para nuestra tranquilidad. 

Jorge Puigbó

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -
- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -