El gobierno de Estados Unidos ha intensificado su retórica contra las redes de narcotráfico en el hemisferio, equiparando su combate al de grupos terroristas como Al-Qaeda. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, ha sido el vocero de este nuevo enfoque, enviando un claro mensaje a la cúpula venezolana, encabezada por Nicolás Maduro.
En declaraciones recientes, Hegseth afirmó que Washington «tratará a estos grupos como a Al-Qaeda» y que su ofensiva en el Caribe no tendrá «guantes de seda». La Casa Blanca, según el funcionario, está decidida a aplicar «poder estadounidense preciso» para desarticular a organizaciones como el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua, designadas formalmente como organizaciones terroristas extranjeras.
Este endurecimiento de la postura se da en un contexto de creciente tensión. Sobre Nicolás Maduro pesa una recompensa de $50 millones, y la administración Trump ha amenazado con derribar aviones venezolanos que se consideren una amenaza. En respuesta, Maduro ordenó el despliegue de 25,000 efectivos militares en sus fronteras, calificando la presencia naval de EEUU como una amenaza directa.