El hundimiento en la avenida Andrés Bello con carrera 24, en el centro de Barquisimeto, no es un problema reciente. Los vecinos de la zona reportan que la falla comenzó hace casi tres años como una pequeña grieta y se ha convertido en un peligroso socavón que cede terreno cada día, afectando la infraestructura vial y poniendo en riesgo la seguridad de quienes transitan por la zona. El deterioro es visible: la acera y el asfalto están agrietados y una tubería de agua se rompió, exacerbando la situación.
Un trabajador de la zona, quien prefirió mantener el anonimato, explicó a El Impulso que tuvieron que buscar una solución por su cuenta.
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“Tuvimos que perforar el asfalto para arreglar la tubería que se partió. Hidrolara no se hacía responsable porque argumentaban que era una tubería interna. Por eso, sacamos la tubería por el medidor para que la compañía donde trabajamos pudiera tener agua”, comentó.



Las autoridades miden y se van
A pesar de que el problema fue notificado a las autoridades hace meses, la respuesta ha sido mínima y el problema persiste. Según el testimonio de los afectados, personal de un organismo gubernamental acudió al lugar hace aproximadamente dos meses, tomó medidas, sacó fotos y se retiró sin ofrecer una solución concreta. Desde entonces, no ha habido más acciones, dejando a la comunidad a la espera de una intervención.
La situación es especialmente preocupante para los conductores. El hueco ya no es un simple bache, sino un verdadero hundimiento que causa daños en los vehículos.
«Las busetas ya saben cómo pasar para que el parachoques no pegue, pero los carros más bajos sufren. De hecho, hace poco una camioneta pegó y casi el conductor pierde el control«, relató otro vecino, quien añadió que el mal olor y la acumulación de agua, especialmente cuando llueve, hacen la situación insoportable, convirtiendo el lugar en un foco de enfermedades e insalubridad.
Un llamado de urgencia
Los residentes y comerciantes del área temen que la inacción de las autoridades tenga consecuencias graves. La preocupación es latente: el suelo sigue cediendo y la posibilidad de que un vehículo quede atrapado en el socavón es cada vez mayor.
“Yo sé que esto se va a solucionar, pero no sabemos cuándo. Tememos que la única forma de que le presten atención al problema es cuando ocurra una tragedia, cuando un carro, una moto o una persona caigan en el hueco”, manifestó una de las personas afectadas, haciendo un llamado desesperado a las autoridades competentes para que se aboquen a dar una solución definitiva y urgente a esta problemática que ha afectado la vida de la comunidad por tres largos años.