Click Dominical | Cinco claves para entender el milagro de la licuefacción de San Genaro y su significado #21Sep

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Cada año, Nápoles se convierte en escenario de un acontecimiento que une fe, historia y tradición: la licuefacción de la sangre de San Genaro, patrono de la ciudad. El prodigio, que ocurre tres veces al año en la Catedral, ha sido considerado por siglos como un signo de la cercanía de Dios y de la intercesión del santo obispo mártir.

1) Una tradición con raíces en el martirio

San Genaro fue obispo de Benevento y mártir de la fe en el siglo IV. Según la tradición, tras su muerte, su sangre fue recogida y venerada por los primeros cristianos. Desde entonces, la reliquia se convirtió en signo de protección para la ciudad de Nápoles, que lo adoptó como su patrono y protector.

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Los registros históricos fiables sobre la licuefacción comienzan a aparecer en fuentes medievales: la primera mención documentada de la sangre “derretida” data de 1389, y desde entonces el ritual pasó a formar parte del calendario litúrgico local.

2) El prodigio de la licuefacción

La sangre se conserva en dos ampollas de vidrio que, en fechas determinadas, 19 de septiembre, el sábado anterior al primer domingo de mayo y el 16 de diciembre, pasa de estado sólido a líquido. Los fieles reunidos en la Catedral de Nápoles rezan intensamente mientras esperan el momento en que el arzobispo anuncia el prodigio, gesto que siempre desata aplausos, lágrimas y expresiones de gratitud.

Durante la ceremonia el reliquiario es presentado, el vial se inclina ante los fieles y, tras oraciones intensas, se anuncia si la sustancia ha pasado a estado líquido; el gesto público (y el ondeo de un pañuelo blanco por la comisión del Tesoro) confirma la “buena” señal.

3) Custodia, rituales de la Diputación y poder simbólico local

Las ampollas que contienen la sustancia están custodiadas en el Tesoro de la Catedral de Nápoles dentro de un busto-reliquiario. La custodia y la puesta en escena están reguladas por la Deputazione (una comisión de notables locales y eclesiásticos); las ampollas suelen guardarse en una caja fuerte y solo se exponen en las fechas señaladas.

4) Un signo de esperanza para el pueblo

Cuando la sangre se licúa, los napolitanos lo interpretan como una señal de bendición y protección. La tradición popular considera que, si no ocurre el milagro, podrían avecinarse tiempos difíciles para la ciudad. Así, cada licuefacción se convierte en un mensaje de consuelo y esperanza para los fieles que confían en la intercesión del santo.

5) Devoción y esperanza

La Iglesia no obliga a creer en este prodigio como dogma de fe, pero lo acoge con respeto como una manifestación de piedad popular. Para los católicos, más allá de cualquier explicación científica, la licuefacción es un signo que anima la devoción y fortalece la fe en la presencia viva de Dios en medio de su pueblo.

El milagro de la sangre de San Genaro sigue siendo, a día de hoy, un testimonio de fe viva que congrega a multitudes y recuerda que Dios actúa en la historia. Para los napolitanos y para la Iglesia entera, este signo es una invitación a confiar en la intercesión de los santos y a mantener firme la esperanza, incluso en medio de las dificultades.

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Carmenmilagro Aulino
Carmenmilagro Aulino
Periodista en El Impulso desde 2023.
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