“Esto es grande. San Antonio se merece todo porque es un santo muy milagroso y los tocuyanos y las tocuyanas debemos rendirle todos los honores posibles en su día”, manifestó una señora con su vestido multicolor que acompañó la procesión este viernes en todo su recorrido.
“Este año hay más organización y por eso creo que hay más gente acompañando la procesión”, se le escuchó a otra mientras caminaba entre la multitud por la avenida Lisandro Alvarado.
En realidad la festividad en honor al doctor de la iglesia, al santo de la inocencia recobrada, de la alegría, comenzó hace varios días, con recorridos por diferentes parroquias del municipio Morán, pero tradicionalmente el día 13 es el principal por ser el día de su muerte, en 1231.
Antes del amanecer en varios sectores de El Tocuyo se despertaron con la música del tamunangue o los golpes tocuyanos, el repicar de las campanas en las iglesias y las explosiones de los fuegos pirotécnicos.
Puntual, como no había ocurrido los años anteriores, cerca de las 9 de la mañana arrancó la procesión por algunas de las calles centrales de la capital morandina hasta llegar a la avenida Lisandro Alvarado.
Adelante se turnaban los protagonistas de La Batalla, las bailarinas con sus vestidos multicolores y los cánticos religiosos con el acompañamiento de cuatros, maracas, tambores y otros instrumentos.
“Adorar, adorar, adorar, adorar a San Antonio… adorar, adorar, adorar, adorar a San Antonio”, cantaban hombres y mujeres delante de la imagen llevada en hombros.
En el paseo Pablo Rodríguez, “La Ñema”, recordado golpero tocuyano, la procesión hizo una tradicional parada donde no faltaron los cantos y bailes, así como agradecimientos por favores concedidos.
“Todo está saliendo bien gracias al comité organizador que está conformado por gente de El Tocuyo, verdaderos devotos de San Antonio”, expresó Juan Antonio Colmenares, un acompañante.
En verdad hubo elogios para el grupo organizador encabezado por María del Valle Alvarado de Rodríguez.
La avenida Lisandro Alvarado resultó insuficiente para la gran cantidad de personas que acompañaron la imagen en todo el recorrido hasta la iglesia San Antonio, al lado del hospital Egidio Montesinos, donde siguieron los cánticos y plegarias en honor al “santo de los negros”, como se le conoció en la antigüedad.
De allí, siempre rodeado por la multitud, el patrón de los tocuyanos fue llevado hasta la iglesia San Francisco de Asís, donde se celebraría la misa central de la fecha.
Por experiencias de años anteriores cuando el templo resultaba insuficiente para recibir a quienes deseaban participar en el oficio religioso, en esta oportunidad se habilitó el parque y escenario inmediato para el mismo.
El presbítero Manuel Materán fue el encargado de la homilía, acompañada musicalmente por el grupo femenino Expresión Morandina, que hizo arreglos de cánticos religiosos en ritmo de golpe tocuyano o algunos sones del tamunangue por lo que la calificaron como una misa tocuyana.
No podía faltar la repartición de los panes benditos, recordando que San Antonio es el santo de los pobres, de los que menos tienen, de allí que en esta ocasión la iglesia comparte el pan dentro de la ceremonia religiosa. “Es un pan que baja del cielo, es un rito espiritual”, dijo una vez el historiador Antonio Urdaneta.
“Y la fiesta a San Antonio sigue todo el día en El Tocuyo”, se le escuchó a un golpero presente al concluir la misa.
