El Monumento El Obelisco, ícono del estado Lara, protagonista de bellas fotografías, postales, afiches y demás gráficas, en realidad es un lugar que dista mucho de ser un punto turístico.
Se ubica al oeste de la ciudad y su construcción data del año 1952, cuando fue construido, con motivo a los 400 años de la fundación de la ciudad.
En primer lugar, como dijeron quienes deben frecuentar la zona y los propios trabajadores que pasaban al momento del trabajo reporteril, la inseguridad es la que manda, por eso pocas personas visitan el emblema de la región larense.
Las paredes del paseo que se encuentra debajo del monumento está rodeado de grafitis, y aunque no se observa basura en los alrededores, la imagen no deja de ser lúgubre.
El parque infantil no funciona, los toboganes están rotos, las maderas de unas escaleras lúdicas fueron hurtadas y los columpios están desaparecidos, sólo queda uno colgado de un solo lado.
“Aquí venían los muchachos de las universidades y se mecían en los columpios, por eso se dañaron. Las mismas personas no tienen conciencia sobre el cuidado de las áreas públicas”, expresó Ángel González, uno de los transeúntes.
Una de las trabajadoras de Imaubar mencionó que durante la semana llevaron a niños de un Plan Vacacional para el Obelisco y tuvieron que irse, porque no tenían dónde montarse en el parque, y por la soledad temían por su seguridad.
El cuarto que tienen para descanso también luce sucio y abandonado, aunque supuestamente en las noches permanece cerrado y nadie puede entrar para pernoctar.
¿Y el reloj?
El reloj del Obelisco tiene años sin funcionar, así como sus escaleras, que en principio servían para que turistas propios y foráneos conocieran el monumento, y desde arriba pudieran observar la ciudad, como sucede en otros países.
Por ser un amplio espacio podría servir para la creación de grupos de ejercicios, de manera que los vecinos de la zona puedan tener una opción de vida saludable, sin embargo, la inseguridad frena estas iniciativas.
Las luminarias son colocadas y en pocos días vuelven a ser rotas por personas inescrupulosas, quienes desean la oscuridad para cometer sus fechorías.
Las escaleras del Obelisco también son ideales para quienes mantenerse activos, pero existe un 80% de que las personas sean víctimas de los maleantes que lo rondan.
La comunidad pide mayor atención en cuanto a seguridad y mantenimiento del ícono, para que pueda volver a ser el primer punto del turismo regional.
Un poco de historia
El Obelisco está conformado por una gran estructura en concreto armado, de base rectangular que alcanza los 75 m de altura siendo el mayor obelisco del país. La misma fue construida por la ingeniera María José Jiménez Vásquez. En la parte superior, el ascensor llega a un salón mirador desde donde se puede observar gran parte de la ciudad, además, en la cara principal del mismo se sitúa un gran reloj.
