Buena Nueva – EL REGALO MAS GRANDE

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La Encarnación de Dios, en la persona de Jesucristo, Hijo Único de Dios hecho hombre y formado por el Espíritu Santo en el vientre de la Santísima Virgen María, es el misterio y la maravilla más grande de nuestra fe cristiana y el hecho más relevante de la historia de la humanidad. Y, además, es el regalo más grande que Dios nos ha hecho.

En efecto, según el Evangelio de San Juan (Jn. 1, 1) antes de la creación del mundo, en la infinita lejanía de la eternidad, sólo existía Dios: el Dios Único, el Dios Trinitario -Tres Personas en un solo Dios.

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Dios no tuvo origen, ni tendrá fin: Dios es Eterno. Dios ha existido desde siempre. Y Dios existe por Sí Solo.

Dios hizo todo, y nada se hizo sin Dios. Así, Dios Padre(Primera Persona de la Santísima Trinidad) crea el universo entero y crea al hombre, a todos los seres humanos, por lo cual cada uno de nosotros es “creatura” de Dios.

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad, de ese Dios Trinitario, es“el Verbo”, o sea, la expresión de Dios. “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1,14).

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Es decir: Todo un Dios se rebaja de Su Divinidad hasta nuestra humanidad para hacerse uno como nosotros. ¡Qué maravilla el milagro de la Encarnación! Dios se bajó para estar con nosotros. Jesús se hizo uno de nosotros.

Pensemos lo insondable que es la naturaleza divina: Consiste ¡nada menos! en la plenitud infinita de todas las perfecciones. ¡Eso es Dios! Y ese Dios, esa Perfección Infinita se rebaja, se anonada para hacerse humano. Pero en ese abajamiento no pierde su Perfección plena e Infinita. ¡Qué grande maravilla!

Ese insólito milagro sucede cuando el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios (la Tercera Persona de la Santísima Trinidad) “cubre a la Virgen María con su sombra” y ella, por el “Poder del Altísimo”, concibe en su seno al Hijo de Dios, al Emanuel, al Dios-con-nosotros. Así, el Verbo de Dios se encarna en las entrañas de la Santísima Virgen María. (Lucas 1, 35-37)
Recordar este gran misterio en los albores de la Navidad es prepararnos para la fiesta del Nacimiento de Dios humanado, pues no habría Navidad, si antes no hubiera habido la Encarnación de Dios en el seno de la Santísima Virgen María.

Prepararnos para la Navidad sólo con regalos, comidas, luces, adornos, viajes, encuentros familiares, etc., es perder de vista la maravilla que Dios ha hecho y el Gran Regalo que ha dado a la humanidad. Ese Gran Regalo es El mismo, Quien en Su Hijo Jesucristo irrumpe en la historia humana haciéndose uno como nosotros para mostrarnos cómo es El y para señalarnos el camino por el cual es posible llegar a El.

Que el ambiente festivo no nos confunda, ni nos aparte del verdadero sentido del misterio del Dios-hecho-Hombre. Podemos decirle que queremos imitarlo, que no sabemos cómo, que necesitamos su ayuda, que deseamos que nos cambie para ser más como El. En esta Navidad démosle a Jesucristo la oportunidad de hacer en nosotros lo que no somos capaces de hacer por nosotros mismos: ser un poco menos “yo” y un poquito más “El”. Que así sea.
Navidad ¿Cumpleaños de Jesús?
Ver texto con imágenes en: www.buenanueva.net

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