Rafael Marcial Garmendia sobre desarrollo agropecuario, en su último foro en EL IMPULSO

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“Venezuela es y será siempre un país con muchísimos problemas económicos y, en consecuencia, sociales, mientras continuemos siendo monoproductor”.

La afirmación fue hecha por el recién fallecido Rafael Marcial Garmendia, ex presidente de la Federación de Ganaderos de Venezuela y de Fedecámaras, quien consideró que los nuevos diputados electos deben ocuparse del problema agropecuario, que es muy grave.

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A continuación compartimos un especial de economía realizado por Pacífico Sánchez a Garmendia luego de las elecciones parlamentarias publicado en nuestro impreso el día domingo 13 de diciembre.

“Nuestra economía, lamentablemente, es rentista”, subraya. “Parece mentira: quienes más atacan este aspecto son los que más lo propician. Queremos todos vivir del petróleo. Nuestros últimos gobernantes han atacado y destruido más de la mitad de la producción nacional, en vez de estimularla. Igualmente han acabado con los rubros que exportaba el sector privado. Entonces, prácticamente, el único generador de divisas es el Estado a través de la venta del crudo y de la riqueza minera venezolana, que por ley, como se encuentra en el subsuelo, le pertenece. Mientras no se haga un esfuerzo grande por cambiar esa relación, seguiremos viviendo al vaivén del precio del petróleo. Eso nos crea una crisis a punto de infarto como la que estamos sufriendo en este instante. Pero, que en este momento, no es el origen de ella, sino que la agravado”.

-¿Cuáles son esas causas?

-Aparte del monoproducto, haber acabado con la mayor parte de la producción agrícola e industrial, las empresas de servicio y en el comercio hasta con las bodeguitas de los barrios; es decir, con todo el sistema de distribución de alimentos y víveres, que era una red muy heterogénea y bien organizada en todo el territorio venezolano.

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-¿Cómo dejar de depender del petróleo?

-México, que era un país como lo somos ahora, cuyas divisas provenían en más del 80 por ciento de la producción petrolera, hizo un proyecto económico que le permitió en menos de quince años dejar de depender del petróleo. Se redujo al 8 por ciento en la generación de divi- sas, ya que el 92 por ciento fue aportado por los diversos productos hechos en ese país. Frente a este ejemplo, de no cambiar, seguiremos siendo un país aparentemente rico, pero extremadamente vulnerable.

-Este gobierno comenzó diciendo que tendríamos soberanía agroalimentaria, pero cada día son más extensas las colas en busca de alimentos. ¿Qué ocurrió?

-Cuando los productores del campo oímos por primera vez que tendríamos soberanía agroalimentaria, creímos que íbamos a tener una política de desarrollo agropecuaria; pero, eso fue el embuste más grande del mundo.

-Ahora, ¿qué propone como productor?

-Si no se mete en terapia intensiva al sector agrícola venezolano, que en este momento está agonizando, vamos a perder lo poco que queda. Relanzar la agricultura será uno de los compromisos más importantes que tendrá la nueva Asamblea Nacional, porque los países que se han desarrollado son los que han puesto en vigencia leyes de desarrollo agropecuario, empezando por los Estados Unidos. Políticas de ese tipo son respetadas porque son determinaciones de un país en crear una columna vertebral y ningún gobierno las cambia al suceder a otro. Y esto es imprescindible porque los rubros agrícolas, salvo los de corto plazo, requieren de infraestructura recuperable a mediano y largo tiempo. Por lo tanto, nadie invertirá en infraestructura si no tiene las condiciones indispensables, comenzando por la seguridad jurídica.

-¿Cuál ha sido el mayor error del gobierno hacia la producción agrícola?

-Este gobierno acabó con el Fondo de Crédito Agropecuario, que era el financiamiento a largo plazo, hasta de 20 años, para infraestructura agrícola, incluyendo tiempo muerto. En los primeros años no se cobraban intereses ni cuotas de capital, sino en los siguientes años con intereses bajos y facilidades de pago. Hoy solamente aquellos productores que tienen garantías suficientes para colocar como respaldo pueden recibir como máximo créditos de hasta diez años por la banca privada. En aquel entonces, la banca privada no tenía capacidad para dar créditos a largo plazo y otorgaba un crédito complementario del Fondo de Crédito Agrícola, para capital de trabajo, requerido para la recolección de cosecha. Es de señalar que tal política permitió en veinte años que fuésemos autosuficiente en carne de res e incluso habría permitido que en ese rubro se captasen divisas que se añadirían a las del petróleo.

-¿Qué tendrán que hacer los nuevos diputados?

-A la nueva Asamblea Nacional le corresponderá discutir una ley de desarrollo agropecuario que haga posible crear esa columna vertebral que ningún gobierno pueda mover.

-¿Cómo acelerar la actividad económica en el campo?

-Hay ciclos vitales en la actividad agropecuaria que no se pueden acelerar. Ejemplo: para que una becerra que nace hoy pueda ser reproductiva tiene que pasar casi cuatro años; se debe esperar un tiempo similar para que produzca leche. Lo mismo podríamos decir sobre ciertos árboles frutales, como el aguacate, que tienen períodos largos para comenzar a producir. Hay gente que dice: “Yo no voy a sembrar un árbol porque no lo voy a aprovechar”. Si pensamos de esa forma no estamos siendo consecuentes con nuestros hijos y nietos, ni tampoco con nuestros padres, quienes sembraron e hicieron posible que tuviéramos comida. Todos tenemos que tener responsabilidades con las generaciones futuras. Los ciclos vitales no se corresponden con los que un presidente en su período guberna- mental pueda hacer. Se requiere entonces que la Asamblea Nacional entienda que esa soberanía agroalimentaria debe ser una responsabilidad y un compromiso del país y no de una organización política en particular, ni de ningún Presidente.

-El gobierno tomó muchas fincas, pero no logró resultados. ¿Cómo ve la situación del campo?

-Este no es un problema entre campesinos y empresarios como algunos políti- cos pretenden hacerlo ver. Esta no es la lucha por la tierra. Bien lo dijo Concho Quijada, ejemplar agricultor y extraordinario dirigente agrícola, quien disfruta de su vida, gracias a Dios: “Lo importante no es la tierra, lo importante es el hombre”. Nada hacemos con repartir la tierra y establecer millones de conucos, lo que, dicho de paso, es un fracaso.

-Ha existido la intención de que los campesinos vuelvan a los conucos. ¿Será posible que se produzcan más alimentos de esa forma?

-No podemos volver a la época del conuco, porque éste es sinónimo de empobrecer al campesino, para que esté todo el tiempo con una mano extendida, esperando que el gobierno de turno le dé una dádiva. Tenemos que eliminar ese concepto de la mentalidad venezolana. Los venezolanos nunca hemos sido pordioseros, sin ánimo peyorativo para quienes por necesidad viven de la caridad. Si de verdad queremos desarrollar nuestra agricultura debemos convertir en verdaderos agricultores, emprendedores y exitosos, a todos los campesinos.

-¿Cuáles son sus expectativas?

-Si los nuevos diputados se empeñan en la elaboración de leyes que estimulen la producción y la productividad, se generará una verdadera revolución agroalimentaria. Fracasarán los ineficientes. Aquel que ande pidiendo subsidio del Estado, no lo queremos. Tampoco podemos querer a aquel que quiera depender del apoyo que el Gobierno le dé en un momento determinado. Queremos productores con acceso a la tecnología, que tengan asesoría técnica y además puedan demostrar capacidad para producir; que la eficiencia de esos productores sea lo que al final de cuentas defienda al consumidor. Porque allí está el objetivo principal que debemos buscar: un pueblo suficientemente abastecido con productos de óptima calidad, sanos, con controles biológico, no con agroquímicos contaminantes, y al mejor precio.

-¿Podrían bajar los precios alguna vez?

-La única manera de abaratar los alimentos es produciendo mucho y de la manera más eficiente, para que la producción sea lo menos costosa posible. Cuando hay abundancia no existe especulación, porque el producto que más cuesta es el que es difícil conseguir en el mercado. Eso es todo lo contrario a lo que se ha venido haciendo desde el Ejecutivo Nacional.

-¿Qué ha pasado en Lara, un estado eminentemente agrícola?

-Lara era el primer productor de café con pequeños productores, todos campesinos, que no explotaban ningún latifundio. Históricamente, con sus altibajos de épocas buenas y malas, los caficultores conservaron su capacidad exportadora y las divisas cafetaleras llegaban cada vez en mayor cantidad. Este gobierno se encargó de acabarlas, porque su propósito era hacernos dependiente del petróleo. Así también ocurrió con el arroz. Lara fue primer productor de caña de azúcar y aunque todavía tiene cuatro centrales, el menos activo es precisamente el que ha fracasado en manos del Estado, el Pío Tamayo. Así pudiéramos hacer mención a otros ejemplos, pero estos son muy llamativos.

-¿Es difícil ser agricultor?

-Un agricultor no se improvisa, no todo el mundo puede serlo. Este gobierno atacó a las familias productoras del campo. Cuántas fincas se mantienen en actividad porque fue la tradición y educación recibida de sus tatarabuelos, bisabuelos y abuelos. Y es así porque tienen conocimiento y se trazan como meta superar a sus antecesores mediante nuevas técnicas, formándose mejor y siendo profesionales vinculados al agro; salen al exterior a conocer otras experiencias, tener investigaciones hechas en otras partes porque en Venezuela el Gobierno también acabó con la investigación agrícola. Esta actividad no puede estar únicamente en manos del Estado. También deben participar las universidades, la academia, los productores del campo. En la medida en que se haga una combinación de esfuerzos, sin discriminación de ninguna especie, podemos lograr éxitos. No se puede acabar con la tradición agrícola de Lara, que es una herencia perteneciente al país y no a una familia en particular. El uso de riego de azúcar viene desde la época de la colonia. Incluso, en el Valle del Turbio, antes que lo destruyeran los afectos a este Gobierno, existía el juez de agua, que era un campesino nombrado por sus vecinos con el fin de que hiciera una coordinación de lunes a domingo, para la utilización del agua del río, y así el riego fuese lo más eficiente posible y se beneficiara el mayor número de agricultores. Esto se hacía con base en los distintos canales o bucos que derivaban del río. Esa cultura tradicional la acabó el Gobierno que tenemos desde hace 16 años.

-¿En qué forma se ha afectado la agroindustria?

-Lo mismo que pasó en la agricultura ocurrió con el sector agroindustrial. Qué importante es que un Gobierno promueva que en las empresas agroindustriales tengan participación accionaria los productores de materia prima, para hacerlos partícipes del valor agregado. Muchas de las empresas agroindustriales nacieron bajo ese concepto. Recuerdo que mi padre fue uno de los numerosos productores fundadores de Prolaca, pasteurizadora de leche hoy desaparecida; y del central Río Turbio, actualmente disminuido. Este Gobierno tiende a estimular la presencia de inversiones extranjeras en la agroindustria. La razón es sencilla: el inversor extranjero no se mete en política. Nos coarta el derecho a los productores agrícolas y a los agroindustriales venezolanos a opinar si estamos o no de acuerdo con lo que se está haciendo. Así como tenemos la responsabilidad los productores y los agroindustriales de garantizar alimentos, también tenemos el derecho a preservar nuestro país y que las políticas que se adopten sean para el beneficio colectivo. Al acabarse la materia prima nacional, el Gobierno puso a las empresas agroindustriales a depender de la importada y eso conlleva a las licencias de importación, divisas que el Gobierno otorga a quienes son sus afectos y se las niega a los que no lo son. Esta política discriminatoria tam- bién ha sido aplicada con el papel y tinta para los periódicos.

-¿Cómo observa usted que el Gobierno se haya convertido en monopolizador de toda la producción en Venezuela?

-El monopolio es enemigo del consumidor. En la mayoría de países hay leyes contra el monopolio en manos privadas; pero es peor el del Estado.

-¿Por qué fracasan las empresas en manos del Estado?

-Porque quienes las administran no son personas conocidas del ramo y no tienen un bolívar invertido en ellas. No les pega en el bolsillo. Es nuy fácil derrochar una riqueza que nada ha costado y estar seguros de que no habrá sanción penal. ¿Quién preserva y cuida más hasta la más pequeña empresa?: El o los dueños de la empresa. El dueño de la bicicleta cuida su bicicleta como el dueño de un taxi. Es por ello que todas las empresas en manos del Estado se encuentran prácticamente quebradas. Aún más, acabó con la gallina de los huevos de oro: Pdvsa.

Durante la llamada Cuarta República, la Cantv, que estaba en manos del Estado, tardaba hasta más de un año para que a una persona le otorgaran el número y el teléfono solicitado: y se perdía tiempo en lograrse las comunicaciones. Todo cambió cuando fue privatizada.

La guerra económica

“La famosa guerra económica es un guión harto conocido, que sólo ha servido para manipular y engañar a los pueblos de varios países”, comenta Rafael Marcial Garmendia.

“Si alguien revisa cómo fue la revolución cubana y los argumentos de sus líderes, éstos siempre buscaron una excusa para su fracaso”.

“Yo pronuncié un discurso en Managua, ante 4.000 empresarios en la primera presidencia de Daniel Ortega. Y me tocó entrevistarme con tres o cuatro ministros de ese gobierno y ellos tenían el mismo guión que hoy tenemos en Venezuela. En aquel momento lo que me decían era: ’Estamos en una economía de guerra’. Claro, había una situación parecida a la de aquí. Hasta utilizan los mismos términos. Los cubanos, después de 54 años de fracasos económicos como también los tuvieron los chinos, los rusos y los comunistas de Europa del Este, ahora buscan asociarse con su enemigo ideológico, el imperio norteamericano, y el imperio europeo, para atraer inversiones a las isla, donde ya están construyendo unos doce campos de golf y desarrollos turísticos con los capitalistas a quienes ellos hicieron odiar. Y en China, donde murieron millones de personas por las hambrunas, ahora hay terrible capitalismo de Estado, explotador.

Hay que reconocer que en Europa hubo un capitalismo capitalismo tiene responsabilidad social. No se concibe que tome solamente la importancia del capital.

Son los empeñados en mantenerse en el poder los que manipulan a la gente con criterios manipuladores, tal como han hecho los comunistas.

El socialismo tampoco es exclusividad de un sector, porque hay socialdemócratas y socialcristianos, por hacer algún señalamiento. Y los mensajes de las diferentes corrientes coinciden casi en lo mismo.

Actualmente las diferencias entre derecha e izquierda son obsoletas.
Todas estas manipulaciones que vemos no benefician a la mayoría sino a los grupos que pretenden eternizarse en el poder, utilizando la arbitrariedad y desconociendo leyes y normativas, amparados en que no tienen ningún tipo de control”.

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