Alberto Gámez: He sido un emprendedor toda la vida

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Cuando se trata de temas empresariales e industriales el primer ciudadano que ocupa nuestra memoria es el señor Alberto Gámez, fuente primaria y al mismo tiempo ejemplo a seguir. Toda su vida ha sido un emprendedor, como el mismo lo contó en este Desayuno Foro de EL IMPULSO. Asimismo, sostiene ser un campesino a mucha honra, un hombre al que le gusta arar la tierra para desconectarse de la realidad y sus crudezas.

Gámez nació en Santo Domingo, pueblo andino ubicado en la ruta de las cumbres a 80 kilómetros del estado Mérida. Aunque reconoció que su destino está anclado en Barquisimeto, viaja constantemente a su terruño para mantener intacto el vínculo consanguíneo.

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Sus abuelos fueron agricultores, por lo que ese amor por lo hecho en casa está muy arraigado en su personalidad.

Gámez es el mayor de seis hermanos. Su padre, Fabio Alberto Gámez, trabajó en la construcción de la trasandina y luego en la Shell en el estado Zulia a propósito del boom petrolero. Su madre, Eduviges Montilla, quien actualmente tiene 90 años, se dedicó a los oficios del hogar. “Ella es una guerrera”, destacó.

Este “guaro de corazón”, como él dice, hizo la educación primaria en su pueblo natal, mientras que el bachillerato y la etapa universitaria transcurrieron en La ciudad de los caballeros, como también se le conoce a Mérida.

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Es ingeniero mecánico, egresado de la Universidad de los Andes (ULA), recinto con el que mantiene entrañables vínculos, así como con la UCLA aquí en Barquisimeto.

Está felizmente casado con Manuela Auxiliadora Ruiz, oriunda de Irapa, estado Sucre, quien durante 20 años trabajó en el IVSS. Ahora es la gerente de la empresa familiar.

Tiene tres hijos, siete nietos y un bisnieto. Sin duda que su familia, así como rememorar la época universitaria, dibuja una enorme sonrisa en el rostro del empresario, quien cumplirá 70 años el 24 de diciembre, por lo cual se siente afortunado.

De igual manera, aspira reelegirse para un tercer período como presidente de Fedecámaras-Lara.

 

Así lo cuenta

Luego de graduarse se fue a Caracas en busca de oportunidades. Lo contrata el Banco Agrícola y Pecuario, que más tarde se denominó Instituto Agrícola y Pecuario (ICAP).

Una de sus grandes tareas y responsabilidades fue trasladar la sede central del ICAP a Barquisimeto en función de la descentralización que ordenó Carlos Andrés Pérez porque todo estaba concentrado en Caracas. Esto ocurrió entre 1975 y 1978.

Gámez hace un paréntesis “no he militado ningún partido pero siempre he simpatizado con Acción Democrática”.

Este ingeniero mecánico llegó al ICAP tras su paso por la empresa sueca Ericsson, encargada de instalar las centrales telefónicas a la CANTV.

-Trabajando en la Ericsson yo iba mucho al Banco Agrícola, hice importantes conexiones allí y un día me dijeron que iban a trasladar la entidad a Barquisimeto. ¡Puse los ojos como dos platos! Yo pasaba por Barquisimeto cuando viajaba y tenía claro que iba a asentarme aquí. Me vine con el proyecto asignado y eso tardó como 14 meses. La parte operativa la instalamos en la carrera 23 con calle 30 y eso nos quedó pequeño. Luego, como me sentía limitado, me abrí camino. Buscaba una mayor estabilidad financiera.

 

Su época en Sidor

A través de un amigo supo de una oportunidad en Sidor, donde se encargó de la Gerencia de Sistemas. Llegó en el apogeo de la siderúrgica, en 1978.

-Sidor fue una etapa muy bonita. Llegué a un barco que se llamaba Cristófolo Colombo, anclado en el Orinoco. Ahí vivíamos todos los técnicos e ingenieros. Había chilenos, argentinos, mexicanos. Luego me asignaron un tráiler. Yo creo que intercambiar opiniones con tanta gente me permitió desarrollar cierto liderazgo. Durante esa época me encargué de la parte de teleproceso de Sidor, es decir, de la red subterránea, estaba llegando la fibra óptica.

-¿Qué opina y siente del Sidor de ese entonces al de ahora?

-Totalmente diferente. Cuando yo llegué éramos 4.580 trabajadores y la producción estaba plena. El año pasado fui a la planta, casi de incógnito y qué tristeza pasar por allí y ver que la industria no echa humo, no se escucha, no trabaja y hay 27 mil trabajadores. Uno lamenta eso porque uno ha sido un emprendedor toda su vida y esas realidades duelen.

 

Primeros pasos como empresario

En 1984 regresa a Barquisimeto para trabajar como gerente de la corporación NCR Sistemas. “Cuando me ofrecieron eso no lo pensé dos veces”, relata.

Esta oportunidad le permitió relacionarse con profesionales de grandes empresas, entre estas EL IMPULSO y diferentes entidades bancarias, donde se percató que estas no contaban con asistencia técnica. Alguien siempre le pedía ayuda para reparaciones, instalaciones y fabricaciones de mobiliario.

-Se me prendió la luz. Llamé a un hermano que estaba en Mérida y nos asociamos. Montamos una empresa de servicios para la empresa y la oficina. En esa época había muchas necesidades en el mercado, todo se traía de afuera. Actualmente, fabrico mobiliario de oficina. A medida que creció la empresa me fortalecí como empresario, no pasaba por mi mente que me convertiría en líder gremialista. Incluso, lo evadía. Así como la política, que en algún momento me llegó a tentar pero no, no me gusta la política, para nada. Yo hago política de empresa, gremialista, comunitaria, social.

Y es que Gámez actualmente está ligado a diferentes asociaciones civiles como Cáritas, Proinlara, Red de Instituciones Larenses, Consejo Consultivo de la Ciudad, Fundación Macario Yépez, Ciudad Activa, Médicos Unidos, entre otras.

Sin proponérselo fue asistiendo a reuniones de los gremios y a su vez llenando un vacío en materia de liderazgo.

Contó que lo motivaron Lisbeth Uribe, presidenta de Capmil en ese momento, y el economista Gerardo Álvarez.

Más tarde alcanzaría la presidencia de Capmil y posteriormente la Cámara de Comercio. Hoy en día suma cuatro años como presidente de Fedecámaras-Lara.“Yo hice mis estudios en Capmil y me gradué en la Cámara de Comercio”.

A su juicio, hoy no hay liderazgos claros, otros se han doblegado ante el régimen.“Uno puede salir y dar declaraciones fuertes pero tiene que haber gente al lado de uno, no situarse en la retaguardia. Uno solo no puede dar el frente”.

 

Reposicionamiento

Los empresarios estábamos muy golpeados, cuenta. Fedecámaras Lara así como Fedecámaras nacional estaba en el piso.

-Ahora es que estamos sonando, a nosotros no nos llamaba nadie tras el descrédito que tuvo su furor a partir de 2002. La institución y los empresarios fuimos castigados a raíz del paro petrolero. Casi nos vamos por un despeñadero por la campaña de descrédito que nos hizo el Gobierno. Sin embargo, hoy por hoy las tres instituciones que tienen más valor en la sociedad son la Iglesia, la Universidad con sus estudiantes y Fedecámaras. Nosotros tenemos 72.6% de credibilidad en el país según Datanálisis, hace cuatro años apenas llegábamos a 27%.

Según el empresario en este reposicionamiento han incidido varios factores, principalmente, los ciudadanos se dieron cuenta que lo dicho por el Gobierno acerca de la guerra económica es totalmente falso. “La guerra económica la tiene el Gobierno contra el pueblo, no nosotros los empresarios”.

 

El país

Aunque no pierde el optimismo y está negado a irse de Venezuela, al tiempo que contiene a su familia, siente que el país está muy mal. A su juicio, no se aprecia una salida en el corto plazo.

-No podemos seguir con este Gobierno desfasado, hay que hacer un viraje de 180 grados. Un país no puede progresar cuando cada cuatro meses cambian al ministro de Economía.  Así como critico al Gobierno, a la MUD también se lo digo, la coalición tiene que abrirse a la sociedad. Tuvo muchos errores por no convocar a todos los actores. Si no se resuelve la parte política vamos a seguir con los mismos males en materia económica.

Gámez también cree que los empresarios no han sabido llegarle al ciudadano de a pie. Muchos perdieron la calle por no acercarse a las comunidades.

-Ahora  lo estamos haciendo. La gente se asombra cuando lo mira a uno, pero es que todos somos iguales. Yo fui agricultor en mi pueblo, yo vengo de abajo. Yo les doy la mano para que suban pero no voy a aceptar que me halen hacia abajo porque a mí me costó mucho llegar hasta aquí, no tuve familia acomodada, hice muchos sacrificios. Yo soy campesino y lo digo con mucho orgullo.

Sobre sus aspiraciones, apuntó que desea verse en un país que pueda exportar, en  un país de emprendedores, con seguridad jurídica y personal. Asimismo, está decidido a aportar toda su experiencia. Sueña con un nuevo aeropuerto para Barquisimeto ya que esta región es el principal puerto terrestre de Venezuela.

Este caballero, quien se describió como muy familiar y amistoso, reconoció el legado de Rafael Marcial Garmendia, Abelardo Riera, Alejo Hernández, Lino Palencia, Jorge Roig, Yuyita de Chiossone, Milagro Gómez de Blavia y EL IMPULSO.

“A pesar de todo yo soy optimista. El Gobierno tiene que entender que debe apoyarse en la empresa privada porque los empresarios estamos dispuestos a sacrificarnos por el país.

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