Un ex Presidente

-

- Publicidad -

Hace pocos días veía sendas entrevistas hechas a dos ex presidentes colombianos, quienes opinaban, cada quien con ideas disímiles, sobre el acuerdo de paz alcanzado entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); precisamente, y en el marco de dichos acuerdos, se ha desatado en el vecino país una tormenta de ideas y debates entre quienes apoyan y quienes rechazan la forma como se ha manejado el asunto de la pacificación guerrillera y los resultados producidos desde la mesa de negociación en La Habana.

Al menos cuatro ex presidentes colombianos se han adentrado en el debate nacional, cada quien con una opinión diferente, pero con la firme intención de alcanzar lo mejor para su país; he visto discusiones apasionadas de César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe sobre el tema, los dos primeros a favor del proceso de paz llevado adelante por el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, y quienes respaldan los resultados, y los dos últimos quienes le adversan.

- Publicidad -

Sentí de pronto envidia al ver cómo nuestros hermanos colombianos cuentan con la figura del «ex presidente» caracterizado como una “vaca sagrada”, como aquel servidor público quien, aunque no esté en funciones como primer mandatario o en funciones de gobierno, cuenta con la experiencia de haberla ejercido y quiere hacer valer esa experiencia para el bien de su país, ese político quien cuenta con la credibilidad suficiente de aún señalar el mejor camino para sus conciudadanos, y a quien por supuesto el Estado y el gobierno respeta aunque se encuentren en las antípodas ideológicas.

En ese momento caí en cuenta que en Venezuela no queda ni un solo ex presidente vivo, que los venezolanos no podemos contar con las orientaciones de un ex funcionario de tal característica, porque el régimen actual es tan viejo que se tragó, como un hueco negro, muchas de las cosas valiosas con las que cuenta un país, entre esas cosas a nuestros ex presidentes, todo movido por su afán de acabar con nuestra memoria histórica.

Lo triste del asunto es que en algún momento sí tuvimos varios ex presidentes vivos, cómo olvidar al noble Luis Herrera Campins, al peculiar Jaime Lusinchi, y a los polémicos Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez; pero el régimen les temía tanto que a unos los echó al exilio, los persiguió para encarcelarlos y a otros más afortunados les puso mute, todos expuestos al triste eufemismo de la justicia popular, y manchados con ese chorro negro, pegajoso y mal oliente que echaba por la boca el comandante supremo cuando se refería a ellos.

- Publicidad -

Pero la vida cobra impuestos e intereses y no admite cuotas ni plazos, y obró en consecuencia. Ha sido tan grande, dispendioso e inconexo el monstruo que formaron desde el odio y el resentimiento, que el «minotauro» recreado por Arturo Uslar Pietri, el cual se puede leer en varios de sus ensayos, quedó pequeño, y desde hace algún tiempo este comenzó a devorarlos a ellos mismos.

Pero lo más dantesco de nuestra realidad se proyecta hacia nuestro futuro político, pues de haber una cambio en el sistema político venezolano, o al menos un cambio en la dirección del gobierno actual, nuestro primer ex presidente vivo en muchos años será el mismo quien nos gobierna hoy, lo que será verdaderamente trágico para la historia de nuestro país, que semejante crápula ocupe un “puesto” tan importante en nuestra historia, manchándolas de tal modo que harán falta décadas, de progreso y luces, para poder limpiarlas.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -
Artículo anterior
Artículo siguiente

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -