Los Gigantes de San Francisco coronaron un salvaje paseo después de la temporada al derrotar a los Tigres de Detroit por 4-3 en 10 entradas el domingo para completar una barrida de cuatro partidos y coronarse campeones de la Serie Mundial de béisbol por segunda vez en tres años.
El venezolano Marco Scutaro, el jugador más valioso en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, volvió a ser el héroe para los Gigantes, pegando un sencillo remolcador en la décima entrada, cuando el encuentro iba 3-3.
A medida que los Gigantes salían en estampida de la caseta, saltando en celebración después del último out en la parte baja de la décima entrada, una multitud se retiró en silencio del Comerica Park, desinteresada en unirse a la fiesta.
El toletero venezolano de los Gigantes Pablo Sandoval, quien golpeó tres jonrones en el primer partido, tenía una razón más para celebrar después de ser elegido como el jugador más valioso de la serie.
Habiendo sobrevivido a seis partidos de eliminación en la División de la Liga Nacional y la Serie de Campeonato, los Gigantes cerraron la temporada de manera implacable, desgranando siete victorias consecutivas para conseguir su séptimo título mundial.
«Lo que los hizo tan especiales fue que eran un grupo tan desinteresado, ellos sólo se amaban y jugaban para ellos y los aficionados y tenían una actitud de nunca rendirse», dijo el manager de los Gigantes, Bruce Bochy, en la entrega de trofeos.
«Es increíble lo que un grupo de chicos que juegan como un equipo puede lograr», agregó.
