Basado en la necesidad de que las cárceles se conviertan en instituciones que ofrezcan la oportunidad de superar lo malo y potenciar lo bueno de los ciudadanos, como lo expone el expresidente sudafricano Nelson Mandela, en su libro Conversaciones conmigo mismo, el experto criminólogo Fermín Mármol García recomienda que la crisis carcelaria sea superada con la constitución de un sistema penitenciario alternativo, que permita respetar la vida y la integridad física a los privados de libertad, así como lograr la reinserción social.
La propuesta del especialista sale en respuesta al hecho de que lamentablemente, el sistema carcelario nacional se ha convertido en una “máquina violadora de los derechos humanos”, en el cual no se contiene el aspecto negativo de los seres humanos sino todo lo contrari, porque su estructura está concebida para que así sea.
Por ello, considera necesario que se levante un sistema penitenciario alternativo al existente, que sea entregado en parte a la empresa privada, es decir, que se construyan más y mejores cárceles de forma urgente, las cuales sean manejadas por los gobernadores de los estados donde sean levantadas.
La acción potenciaría el proceso de descentralización, logrando que los detenidos lleguen a cárceles más dignas y humanas, donde puedan reformarse, además de que cuenten con personal nuevo especialista en materia de servicio penitenciario.
“Eso hay que hacerlo porque aliviaría el problema de violación de derechos humanos que hoy tenemos. Cuando cerramos una cárcel sin haber construido cárceles nuevas, estamos creando una presión en otros centros penitenciarios, fomentamos el retardo procesal y mostramos estar desesperados por dar medidas de libertad que muchas veces los beneficiados ni siquiera se merecen”.
Sobre la incomodidad que en el Gobierno nacional pueda causar la posibilidad de involucrar a la empresa privada en un proyecto gubernamental de gran magnitud, Mármol García estima necesario que primero se comprenda el problema que tiene el país en materia de salud pública y penitenciaria.
“Los países se han desarrollado con el consenso de todos sus sectores, ya el siglo XXI nos ha demostrado a los venezolanos que tener un país con sectores confrontados y tratándose como enemigos el resultado es muy malo. Mientras tengamos unos dirigentes que promuevan como ejemplo el tratarnos como enemigos, de no dialogar y llamar siempre a la confrontación, vamos a tener un país fracturado y de poco crecimiento hacia el desarrollo”.
El especialista asegura que cualquier acción a realizar, que no tenga como consecuencia construir más cárceles, la descentralización del sistema penitenciario y la clasificación de los reclusos de acuerdo al tipo de delito que han cometido; sencillamente constituye “correr la arruga hacia un problema futuro”.
Para demostrar la eficacia que podrían alcanzar las nuevas cárceles, el experto señala que los dos grandes elementos que tienen los privados de libertad para cometer delitos son las armas y las comunicaciones, por lo cual, los nuevos recintos deben contar con bloqueadores de llamadas telefónicas, por ejemplo.
Protección violada
En cuanto al caso de Uribana, recordó que la población del centro carcelario contaba con medidas de protección emanadas de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) desde el año 2007, las cuales fueron irrespetadas con las acciones del Ministerio del Servicio Penitenciario.
A ello se sumaría el uso de efectivos militares, que pudo haber constituido un incumplimiento a una sentencia del 5 de julio de 2006, donde se advierte que el uso de la fuerza letal y armas de fuego por parte de los agentes de seguridad en materia penitenciaria debe ser excepcional.
“Lamentablemente, cuando el ejercicio del Poder Público se hace en contra del mandato de la Constitución, el resultado va a ser muy malo. No se comprende cómo si la primera constitución votada por los venezolanos lo dictamina, hasta hoy el Gobierno se ha negado a descentralizar el Sistema Penitenciario”
García señaló que el “Plan Cayapa”, anunciado por la ministra Iris Varela, es una acción de corta efectividad, comparable a la acción de tapar huecos en las calles y pretender que sólo con eso se mejore el transito y las condiciones de vialidad.
Recomienda dejar de pensar que con sólo pintar las cárceles y reparar su baños se solucionará el problema de fondo del sistema penitenciario. “Eso nos duele mucho, ya que pareciera que luego de cinco planes penitenciarios en 14 años, no se ha comprendido que la receta ha sido fallida”.
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