Aunque la Constitución venezolana defiende el derecho a la educación hace falta más compromiso con las escuelas y/o liceos de sectores populares donde es evidente la desidia oficial. Un ejemplo cercano, es la parroquia Unión del municipio Iribarren, en la cual seis casas de estudios del sector público, carecen de buenas instalaciones y dotaciones.
La Escuela Bolivariana Departamento Libertador, UE Antonio Arráiz, UE Ciudad de Valencia, Escuela de Media Jornada Manuel Miguelángel Delgado, de Barrio Unión; UE José Leonardo Chirinos, en el barrio El Triunfo, y la UE Juan Guillermo Iribarren, ubicada en Cerro Gordo, presentan deficiencias en la planta física y también esperan por la realización de proyectos.
Una realidad difícil de superar por el personal educativo, padres y representantes, a pesar de las diferentes iniciativas para recaudar sus propios ingresos económicos. Para muestra un botón: la profesora Gregoria Guédez, directora de la Escuela de Media Jornada Manuel Miguelángel Delgado, explica parte de las adversidades enfrentadas en su plantel. “Estamos hacinados; la escuela debería crecer en vertical: que se construyan edificios para la mayor comodidad de los estudiantes y, al mismo tiempo, evitar tanta perturbación en las horas de clases”.
Tampoco cuentan con la red de cloacas en buen estado: es una fetidez constante la que emanan las alcantarillas. Y por si fuera poco, el comedor escolar está en decadencia. El profesor José Rafael Pérez, colaborador de la institución, declaró que apenas sirven dos hornillas y hace falta también un refrigerador amplio.
“Tenemos que darle las verduras y frutas a los representantes porque se perderían aquí: no hay forma de conservarlas por la poca capacidad del refrigerador”. Por otro lado, presentan quejas por la falta de contratos y titularidad de algunos docentes.
UE Leonardo Chirinos
Mientras tanto, en la comunidad El Triunfo, la Unidad Educativa Leonardo Chirinos tiene problemas no sólo con la red de cloacas sino que necesita con urgencia el embaulamiento de la quebrada que colinda con la casa de estudios, debido a las grandes inundaciones en la entrada de la escuela, cada vez que sorprende un aguacero.
La directora, Dilcia Sequera, explicó que a pesar de los intentos por obtener la ayuda necesaria, la institución desmejora en las instalaciones. Tal es el caso del aula para los niños con problemas en el aprendizaje, alrededor de 100.
“El aula integral necesita de todo; desde materiales didácticos hasta mesas-sillas nuevas, iluminación, ventilación”. El comedor, continuó, tiene la cocina dañana y mientras tanto preparan la comida en un reverbero.
Finalmente, la Unidad Educativa Juan Guillermo Iribarren, de Cerro Gordo, espera por la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (Fedes) para la demolición de las instalaciones y construcción de una nueva sede.
Yamilet Jiménez, directora, lamentó que la Gotita de Amor del Ministerio de Educación no alcanzara a la escuela que del 25 al 28 de marzo celebran el aniversario número 48.
Por mejores espacios
En la comunidad de Barrio Unión, la Escuela Bolivariana Departamento Libertador elaboró un proyecto recientemente acerca del anfiteatro de la institución. Cerca de 800 niños podrían ser beneficiados de poner a andar la obra que requiere del interés de las autoridades competentes.
Solicitan, en primer lugar, el techado para el área donde se ubica el público cuando los chicos realizan sus presentaciones culturales u obras de teatro. El director, Arévalo León, exhortó no sólo a las autoridades sino a las empresas privadas para que extiendan sus aportes. Además del techo para cubrir del sol o la lluvia a los alumnos, es necesario reparar el piso agrietado desde hace varios años, otro de los grandes problemas.
Existen tramos del patio escolar que están totalmente inservibles y, en este sentido, es necesario que actúen los organismos responsables del mantenimiento en las escuelas y/o liceos, de lo contrario, los pequeños estudiantes seguirán sufriendo caídas accidentales mientras juegan en el recreo.
“No pagan desde diciembre”
Las madres procesadoras que sirven de apoyo al Programa de Alimentación Escolar (PAE) están desmotivadas debido al incumplimiento de pago por parte del Gobierno nacional. Desde el mes de diciembre esperan por la remuneración de las arduas jornadas que desempeñan en las instituciones educativas públicas.
En la UE Antonio Arráiz, Flor Aldana, trabajadora afectada, habla con preocupación del trabajo que no le genera suficientes ingresos económicos para el sustento de su hogar. Explica que apenas les cancelan 30 bolívares al día, “cuando nos pagan, porque vamos para tres meses sin cobrar”. Sin embargo, no es lo único que empaña al comedor escolar.
Hace falta sustituir el refrigerador dañado desde hace varias semanas. Realmente este grupo de mujeres trabaja por amor a los niños, señala la directora del plantel, Nelly León, quien lamentó la irregularidad en el pago de las madres a pesar de dedicar buena parte del día en la atención alimentaria de los chicos.
Cambiar el techo de asbesto
Otra de las escuelas de Barrio Unión, emblemática por más de 50 años de labor ininterrumpida, es la Unidad Educativa Ciudad de Valencia. La directora del plantel, Miriam de Sánchez, explica que hace falta construir nuevos espacios para acabar con el hacinamiento en algunas aulas y también debido a las inundaciones que presentan los salones en días de lluvias.
Se moja más adentro que afuera, dijo, a propósito de los inconvenientes surgidos con los aguaceros. “Cuando llueve suspendemos las clases porque es imposible recibir en las aulas a los alumnos con el nivel de agua tan alto”, sostuvo. Otro asunto que resulta evidente es sustituir el techado de asbesto en aquellos espacios del plantel más deteriorados por el paso del tiempo.
Entre los aspectos positivos resaltados por la institución se encuentra la biblioteca Federico Carmona, fundador de EL IMPULSO, reactivada en días pasados gracias a la colaboración de estudiantes de la Misión Ribas y de la Universidad Politécnica Territorial Andrés Eloy Blanco.
