¡A punto de indignación!

Recientemente uno más de los eternos “enchufados”, ahora con el mismo rango ministerial, sorprendió al país con su “inteligencia” y con muchas ganas de lograr metas tangibles en los primeros cien días de gestión “revolucionaria”.
Se trata de un tipo que ya fracasó anteriormente en otras responsabilidades similares, en funciones distintas. Una de ellas como cabeza del Despacho del Interior y Justicia, donde puso en práctica planes de seguridad de personas y bienes, que en nada beneficiaron a la sociedad decente y trabajadora de Venezuela. Ahora lo premió de nuevo el gobierno comunistoide militarista; curiosamente lo enchufó como titular de la cartera responsable del servicio eléctrico nacional. Uno de los sectores que más ministros ha “quemado” un poco tiempo.
Esa “talentosa” ficha del “socialismo bolivariano”, parece ser la que más honra el pensamiento del primer Padre de la Patria. Recordemos una de las más auténticas sentencias de Simón Bolívar: “El talento sin probidad es un azote”. ¡Qué visionario nuestro Libertador!
El susodicho ministro, como acostumbra cada día más esa administración político-administrativa que arriba casi a los quince años, en cadena de radio y televisión, anunció un novedoso plan de trabajo para cumplirlo en sus primeros cien días de gestión. Podríamos resumir la intención (buena o perversa) del “titular eléctrico”, en la disminución de los apagones “revolucionarios” mediante el ahorro de energía.
La idea es genial. Nadie tiene derecho a negarlo. Lo que sí resulta grotesco y burlón, es que el envalentonado ministro, orgulloso de su talento, coloca el peso del cumplimiento de su meta en los hombros del pueblo. Pues éste será obligado a limitar el consumo del servicio eléctrico, sólo al 80% del tope que le venga en gana al cínico funcionario. De lo contrario él se siente autorizado para asaltarnos y meternos sus inmundas manos en nuestros bolsillos. Un eslabón más de la cadena de abusos de este nefasto gobierno. ¡Es un atropello más, como para indignarnos! ¿Lo haremos, o permitimos el descarado saqueo?