Quiero comenzar este artículo mencionando pensamientos de dos personajes que han sobresalido en la historia.
El primero (que el actual régimen no lo dice) del Padre de la Patria cuando dijo: «El militarismo es la ruina de las naciones».
El segundo, del premio nobel de la literatura Tom Morrison: «El lenguaje opresivo, hace más que representar la violencia: es la violencia misma».
Al referirme a estas apreciaciones antes dichas por dos personajes que aunque en épocas distintas han sido lapidarias en la historia de nuestra patria, vemos cómo a raíz de los gobiernos militaristas en distintos países han sido el germen y la semilla para que se origine gobierno dictatoriales y opresivos.
En nuestro suelo patrio en la actualidad la mayoría de quienes nos dirigen son militares. Estos en gran parte han puesto a un lado su deber como guardianes y servidores de la seguridad y protección de sus habitantes para servir a una ideología única que no es cónsona su verdadera misión; al vitorear consignas que solo llevan a un sentimiento de sometimiento a una sola visión política y que no es aceptada por la mayor parte de la población que está acostumbrada al sistema de democracia y libre pensamiento.
Durante más de dos décadas hemos visto y sentido el lenguaje opresivo y los mensajes de odio y división de parte de dos personajes que forman del actual régimen.
Los canales de televisión les han servido para ofender y denigrar.Se han apropiado del canal oficial y observamos con tristeza y pena cómo a esas personas (incluso jóvenes) se les oye solo frases de resentimiento y odio, como si fueran enemigos que vienen de otro país.
A los educadores les toca una tarea ardua y difícil, que deben realizar; inculcar a los niños desde muy pequeños; la concordia, el respeto a los valores de todos sus compañeros, sus padres, maestros y autoridades.
Siempre se ha dicho que la educación, la cultura, el deporte son herramientas para la formación del hombre, desde niños hay que incentivarlos. Otro problema que se ha acentuado es la falta de una política que incentive la producción de bienes y alimentos para el pueblo. Al incrementarse las expropiaciones se origina la falta de trabajo y por ende la de alimentos y servicios para los trabajadores del campo que son los que tienen ese noble trabajo de producirlo. Esto da origen a la importación exagerada que beneficia a otros países perjudicando a los venezolanos.
Venezuela, madre herida
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