Asesinada por su pareja una joven embarazada

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“La encontré guindada”, dijo Joan Alexander Zambrano, de 38 años de edad, a los familiares de Milexa Carolina Rojas Navas (31), en las afueras del Seguro Social Pastor Oropeza, el 26 de diciembre. La joven estaba inconciente, fue remitida al Hospital Central Antonio María Pineda y allí murió el 29 de diciembre.

Su pareja manifestó que la muchacha se quería suicidar, pero con el pasar de los días la ciencia comprobó lo contrario: él la habría matado sin importarle que ella tenía cinco semanas de embarazo.

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Tenían un año juntos

Zambrano llegó a conocer a Rojas Navas, hace más de un año cuando llegó como maestro de obras de unas viviendas que construían en La Apostoleña, a través de Corpolara. La joven llamada Mili por sus familiares residía en la carrera 3 con calle 6 del sector 4 de dicha comunidad, trabajaba en el ambulatorio de La Paz como secretaria; siempre estuvo al servicio de su comunidad y en medio de las construcciones de las casa vio a Zambrano.

Ellos iniciaron una relación que tenía aproximadamente un año. La señora Oswalda Navas, madre de Mili, comentaba que ella siempre le decía a su esposo que este hombre no le daba buena espina, pero nunca quiso ir en contra de la voluntad de su muchacha, la segunda de cinco hermanos y la única hembra.

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Pasaron los meses y Mili estaba bastante enamorada, tomaron la decisión de ponerse a vivir juntos, comenzaron en la casa de los padres de la joven y allí su madre observaba cómo él quería controlar sus pasos. En octubre del año pasado se fueron a vivir a una bloquera de su propiedad, en el barrio La California.

Al principio todo estaba bien, pero el hombre comenzó a separar a Mili de su familia, no la dejaba andar sola, las visitas a su madre las fue disminuyendo y sus amistades las fueron perdiendo.

Mili había sido absorbida por Zambrano. Si ella recibía algún presente en su trabajo, tenía que presentarle a su pareja quién se lo había dado para demostrar que era por amistad y así poco a poco sus seres queridos tenían escaso contacto con ella, relata su hermano Francisco Rojas.

Un día Mili llegó con un golpe en el costado, contó que su esposo le había dado con el carro de forma accidental y con el pasar de los días los maltratos fueron más severos y los fue confesando a una amiga.

Los primeros del mes de diciembre la joven recogió su ropa, decidió dejar a Zambrano, regresó a su casa y le contó a su mamá que él la maltrataba. La señora le pidió que no volviera, que no tenía necesidad de seguir con ese hombre, pero creen que la tenía amenazada porque apenas fue a buscarla ella regresó con él.

Último compartir

Mili tenía una sobrina de 4 años a la que había criado como su hija. El 24 de diciembre llegó a casa de su madre en La Apostoleña y le dijo a la señora Navas que bañaría a la pequeña y se vestiría para irse. Su muchacha estaba con los ojos hinchados, aunque trató de hablar con ella para ver qué pasaba, Zambrano nunca la dejó.

Navas les pidió que se quedaran para compartir con la familia y así lo hicieron; a las 10 de la noche salieron a buscar al suegro de Mili, retornaron y se fueron a eso de las 2:30 de la madrugada del 25 de diciembre.

Ese día en medio de la reunión Zambrano le dio las llaves de una piscina que tiene en Pavia a uno de los hermanos de su pareja, para que fueran y quedaron en asistir al siguiente día.
“Yo pasé todo el 25 con mis amigos en la piscina, nos regresamos, sí me extraño que mi hermana y mi cuñado no fueron, pero no le pusimos cuidado”, comenta Francisco Rojas.

Estaba dopada

El 26 entre horas de mediodía y las 2:00 de la tarde, Mili se comunicó con una amiga, le contó que el 25 cuando llegaron de casa de su madre su pareja la había golpeado, hasta la tiró contra la pared, aún cuando él sabía que estaba esperando un hijo suyo.

Antes de acostarse le dio una pastilla, la joven creyó que era el ácido fólico que se tomaba para el embarazo, pero resultó ser una pastilla llamada diazepan, que según la explicación científica es un medicamento sedante del sistema nervioso que disminuye la ansiedad y relaja los músculos.

Aparentemente esto causó que la joven se durmiera y estuviera dopada durante todo un día, recobrando un poco la lucidez el 26, aún así indicaba que se sentía mal, mareada; pedía que la fueran a buscar.

Mili llamó a su hermano y le dijo que la buscara pero a los diez minutos le mandó un mensaje indicando que se quedara tranquilo que ella iba con su pareja. Eso fue a eso de las 5:00 de la tarde y como a la media hora se apareció Zambrano buscando a su cuñado Francisco, quien le entregaría las llaves de la piscina y además le pidió colocarle cloro.

En el trayecto Mili llamó dos veces a Zambrano, en la segunda oportunidad pidió hablar con su hermano. “Quita el altavoz, quítalo, venme a buscar antes que me duerma otra vez”, le dijo la joven.

A las 6:30 Zambrano dejó a su cuñado en la casa, pero observó una actitud extraña en los familiares de la joven y arrancó rápido.

La señora Navas, su esposo y Francisco, su hijo menor, se desesperaron, sabían que algo pasaba con Mili, porque ella ya le habían contado a su amiga de los maltratos y que el hombre le había dado unas pastillas. Media hora después, al llegar a la bloquera estaba el suegro de la joven corriendo con la cara asustado, no podía hablar.

Francisco fue hasta el cuarto de la pareja, no encontró a nadie y el señor indicó que estaba en el seguro; al llegar al lugar encontraron a Zambrano con su hermano y una cuñada. Indicó que Mili había intentado suicidarse.

“Mi hija no es así, qué me le hiciste”, le decía la señora Navas a la pareja de la joven, por lo que el hermano menor le pidió que se retirara, para evitar problemas con los otros hermanos.

Exámenes médicos

La joven estaba inconsciente y por su estado la remitieron al Hospital Central, a eso de las 9:00 de la noche del mismo 26.

El 27 de diciembre Zambrano fue trasladado hasta el Cicpc San Juan e iniciaron las averiguaciones. Los sabuesos fueron al lugar a hacer la inspección y cuando Francisco observó en unas vigas del techo estaba puesta una bufanda con muchos nudos, que presuntamente habría usado Mili para suicidarse.

El joven lo vio extraño: su hermana no alcanzaba, ella era pequeña. Aún así esperó las investigaciones y ese mismo día dejaron ir a Zambrano.

Los médicos le hicieron una tomografía, la joven tenía muerte cerebral, además presentaba sangrado, había perdido al bebé. Así mismo le hicieron una radiografía en la cervical que demostraba que no estaba fracturada, como pasa cuando una persona se ahorca, la doctora se lo explicó a la señora Navas y ahora tenían claro que Mili no se había querido suicidar, había sido Zambrano quien le intentó quitar su vida.

El 29 de diciembre a las 6 de la mañana la muchacha murió. Ya con pruebas médicas en manos ante el Eje de Homicidios se formuló la denuncia en contra de la pareja.

Ese mismo día funcionarios fueron al lugar, no estaba nadie, al menos diez casas de familiares visitaron y no lo localizaron, le dejaron una citación con los vecinos.

A los días Zambrano se presentó ante el Cicpc y de una vez fue aprehendido por el crimen de la joven.

La muerte de Mili pasó a ser un femicidio, se convirtió en la mujer 45 asesinada durante el 2015 y con ella suman una víctima más en las nefastas cifras del año, que ahora pasan a ser 888 homicidios durante el año pasado.

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